
1. El libro: ¿Manual de autoayuda infantil o ficción?
Soy una persona adulta. Sé distinguir la ficción de un manual, sea del tipo que sea. Está claro que la protagonista, Sara, es una niña creación de la autora pero ¿eso lo puede percibir también una cría de 9 a 12 años, el público objetivo de la obra? No hay que olvidar que la autora dice que el éxito de la colección es la identificación entre lector/a y protagonista. Por no hablar de que su hija fue su inspiración para Sara. Son ya varios detalles que difuminan, para esas edades, el límite entre ficción y realidad.
En cuanto a la parte de "manual", no hay que olvidar el título, el subtítulo, la maquetación que resalta los consejos así como varias listas de diversa índole que pueblan las páginas ¿Es la historia de Sara el eje del libro o lo son los consejos? ¿Qué le importará más a quienes leen el libro? Significativo me parece este vídeo hecho por la propia editorial donde pide que seleccionen alguno de los consejos:
- Pablo (0:35) se queda con "Que tu amigo sea el más tonto"
- Guille (1:34) elige "No pegues a tus hermanos SI tus padres pueden oírte"
- Irene (5:04) prefiere el de "Miente, miente, miente"
- Elena (5:58) selecciona "No dejes de mirarte al espejo ni un solo día" porque "si quieres ser guapa y gustar a los demás tienes que mirarte al espejo".

Sí, el libro es ficción de manera objetiva. No obstante, no se puede ignorar que, para niños y niñas que lo lean, tiene un importante peso la componente de manual y el sello sólo será un parche. ¿Los consejos que se dan para "sobrevivir" al colegio son ficción? No. Os remito de nuevo al vídeo de niños y niñas que se han quedado con algunas de las sugerencias tóxicas. Por suerte, no las peores.
2. La respuesta de Alfaguara

Lo más fascinante, a mi modo de ver, del comunicado es la palabra "contramodelo". Es decir, son conscientes que Sara y lo que cuenta es algo que no deberían seguir quienes lean el libro pero a ver cómo explicas eso cuando la chica parece una niña graciosa, popular (ella misma se engloba en uno de los subgrupos de "los populares"), pensada (como dijo la autora) para que nos identifiquemos con ella. La protagonista no puede ser un contramodelo y que, al mismo tiempo, no haya identificación. No a estas edades. Como villana de la historia sería perfecta, eso sí. Si Marina (su mejor amiga) fuese la protagonista y la historia acabase con ella dándole la patada a Sara por mala amiga en concreto (recordemos que le llama fea, egoísta, desprecia sus aspiraciones laborales, su esfuerzo en una competición de nivel nacional...) y mala persona en general, sería perfecto.
Pensemos por un momento en Lolita. En dicho clásico moderno, Humbert es el villano y el protagonista. Es algo que debería ser obvio ¿pero qué ha pasado con el paso del tiempo y casi desde su publicación? Que ha acabado siendo la niña, Lolita, la identificada como la mala, la perversa nínfula seductora, mientras él es la víctima de sus encantos. Y hablamos de un libro para adultos que deberían tener la comprensión necesaria ante un ejemplo tan evidente. Un caso de pederastia y violaciones ha sido romantizado y se han alternado los papeles de sus protagonistas ¿Cómo se le puede pedir a una niña de la edad de la protagonista que se dé cuenta que lo que ella dice es malo? El tono de humor sólo sirve para enmascarar aún más lo horrible de las ideas que transmite.
Otro lugar común en que cae el comunicado es decir que lo que ha salido a la luz para criticarlo son frases fuera de contexto. Os remito a la entrada anterior ¿todo lo que sale ahí está sacado de contexto? ¿Todo? Vaya. Pues menudo "contexto" debería tener el libro para eso. Capítulos enteros no pueden estar fuera de contexto. La única posible salvación argumental del libro sería que la protagonista madurase y, hacia el final, se diese cuenta que todo lo que lleva dicho es basura. Sería casi magnífico que el consejo Nº75 y último fuese: "Olvida todo lo que he dicho". Pero no sucede así. Sara termina el libro siendo igual de mala persona que al inicio.
Otro lugar común en que cae el comunicado es decir que lo que ha salido a la luz para criticarlo son frases fuera de contexto. Os remito a la entrada anterior ¿todo lo que sale ahí está sacado de contexto? ¿Todo? Vaya. Pues menudo "contexto" debería tener el libro para eso. Capítulos enteros no pueden estar fuera de contexto. La única posible salvación argumental del libro sería que la protagonista madurase y, hacia el final, se diese cuenta que todo lo que lleva dicho es basura. Sería casi magnífico que el consejo Nº75 y último fuese: "Olvida todo lo que he dicho". Pero no sucede así. Sara termina el libro siendo igual de mala persona que al inicio.
Lo que queda del comunicado, lo de que el libro es "sólo ficción" y el sello, ya lo he comentado antes.
3. La respuesta de María Frisa

Para empezar, vuelve a caer en la excusa de la descontextualización. Más aún, habla de "interpretación errónea o malintencionada". No se puede ser más cínica e hipócrita. Que alguien me explique (si puede) que las frases "Siempre, siempre, tiene haber alguien con quien meterese: mejor que ese alguien no seas tú. Sí, es una pena que esa persona sea tu mejor amiga"; "Sal con alguien, con quien sea"; "¿Acaso es culpa mía que ella sea fea y no tenga novio?"; "No puedes vestir mal por si acaso no le gustas" (a tu novio) o "Una auténtica golfa, vamos" están malintencionadamente descontextualizadas. Si el "mensaje que subyace es la importancia de la amistad" diría que hace falta una excavadora para sacarlo a la luz. ¡Ojo! Que esto podría haber sido así si, como dice la vídeo-reseña de Hitto (una chica que se ha leído el libro al completo por eso de tener todo el contexto), se diese a partir del momento en que Marina le dice a Sara que el mundo no gira a su alrededor, algo que le podría haber hecho reflexionar. Posibilidades para que el mensaje de la amistad triunfase había. Pero lo que ocurre al final (no) os sorprenderá (Min 19:30 aprox.).
Otra excusa común es la ya mencionada de "el libro es ficción". Nada nuevo que añadir. Lo que sí es nuevo es el escudo del humor para defenderlo. Ah, la excusa del humor, estoy harta de pelearme en Twitter con defensores a ultranza del mismo que sólo lo usan para enmascarar su misoginia, su machismo y su falta de empatía (el último: uno que bromeaba con la noticia de una chica decapitada). Esto me recuerda a la ya célebre frase de Bertín Osborne que se quejaba de que en este país ya no le dejaban hacer chistes de mariquitas. Pobre.
La cuestión, volviendo al libro, es que el supuesto humor sólo sirve para enmascarar todo lo tóxico que encierra. Sara es una niña malcriada, egoísta, cruel, machista, egocéntrica, clasista, materialista y un largo etc. Alguien de su edad no verá eso gracias al tono cómico, los chibis y una identificación que sólo puede despertar valores negativos. No la van a ver como es en realidad y reírse de lo mala que es. Me repito en mi idea de que, como antagonista o villana, sería perfecta. Mucho más que la plana (por personalidad) arpía-golfa de Rebeca.
Luego, la autora escurre el bulto diciendo que no son sus ideas, sino las de una niña egoísta (menos mal que al menos eso lo reconoce) pero noble. Sara es tan noble que escribe el nombre de Rebeca (y se piensa en poner el de sus hermanitas) en una Death Note por si funcionaba. Vaya, todo un encanto.
Ojalá el libro fuese de ver los errores de una niña y cómo rectifica. Eso sería maravilloso pero hay un pequeño problema: NO EVOLUCIONA, NO APRENDE NADA DE LO QUE HACE O LE PASA. Matices.
Pero llegamos a la parte que más me dolió: su comparación "por inspiración" en Matilda, Manolito Gafotas o El pequeño Nicolás. Me he leído todos (aunque no recuerdo de qué iba el último, hace ya tantos años...). Me ha dolido, de verdad. Matilda es una niña maravillosa que, aún teniendo un entorno horrible, se desarrolla buscando el bien para las personas de su alrededor. Se ponía la idea de familia y colegio patas arriba pero los valores que tiene son innegables. De Manolito no recuerdo mucho, pero sí tengo grabado que era un niño encantador que tenía una familia con problemas a los que se enfrentaban juntos y a quienes quería, incluso cuando había peleas. Y aunque no recuerdo a Nicolás, dudo que hubiese en su historia nada remotamente parecido a las cosas que tiene este libro. No sé si profundizaré en esto en una futura entrada, pero de momento, dejemos por aquí la conclusión que son unas comparaciones desafortunadas porque más le gustaría a la autora tener unos personajes tan maravillosos como éstos. María Frisa no tiene ningún derecho a poner un libro que promueve tanta toxicidad a la altura de clásicos infantiles atemporales. Shame on you.
El penúltimo párrafo se puede resumir en "Me entra por un oído me sale por el otro. Vosotros decid lo que queráis, que yo tengo mis amigos que me defenderán". Y para acabar: "yo respeto vuestra opinión, pero me la suda" con doble tirabuzón de "no entendéis mi sentido del humor". Cero autocrítica en todo el comunicado. Para esto casi habría sido preferible un silencio sepulcral. Además, desde que lo publicó se ha limitado a enlazar artículos que la defienden sin más vuelta de hoja. Esto es madurez, sí.
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