Hoy vengo con una reseña atípica. Un libro muy breve que rondaba por casa desde hace años y que me parecía la lectura rápida perfecta que necesitaba.
En el original, Jonathan Livingston Seagull, es una fábula escrita en 1970 que, al poco de salir, ganó fama rápidamente. La edición que tenemos en casa es de Círculo de Lectores de 1973 y aumenta de manera considerable el número de páginas necesarias para recoger el breve relato porque incluye un buen número de fotografías de gaviotas tomadas por Russell Munson.
Argumento
Juan Salvador lo único que hace cada día es practicar su vuelo y no se preocupa de lo que las demás gaviotas hacen: buscar comida. Él sigue practicando y persigue su libertad, aprender nuevas maneras de realizar acrobacias.
Su bandada no lo entendía, ni siquiera sus padres, a quienes en vez de darles gusto, les avergonzaban los logros de Juan; él era la primera gaviota en hacer acrobacias aéreas.
Un día, cuando había superado un límite imposible, el Consejo le convoca. Juan cree que al fin le van a alabar y él desea compartir sus avances pero, en cambio, acaba expulsado de la bandada.
Reseña
El libro hay dos formas de tomarlo. Por un lado, como la historia fantasiosa de una gaviota que quiere volar más rápido, más alto y haciendo cada vez más piruetas. Por otro, entrando en terrenos pantanosos de la psicología, el coaching, la espiritualidad y la filosofía. Un popurrí de ideas sobre la libertad, los límites que tenemos o el deseo de trascender. Normal que fuese muy aplaudido en la cuna del individualismo y el liberalismo que es Estados Unidos.
A título personal me voy a limitar a valorarlo sólo desde la primera perspectiva, la que es quizás la más infantil, porque de la otra ya habréis vislumbrado que no tengo nada positivo que decir. Y es que como cuento fantástico, es pasable. Da para unos minutos de lectura en que seguimos a la gaviota protagonista superarse y volverse una súper-gaviota. Para eso se ve que no necesita hacer cosas vulgares como otras gaviotas, tales como comer. Ah, y en todo el libro no sale el nombre de una gaviota hembra salvo la mención a la apenada madre del protagonista.
La cuestión es que la segunda perspectiva tiene mucho peso y el autor se pone muy intensito. Así que la súper-gaviota no sólo vuela a velocidades imposibles y sabe de aerodinámica sino que empezamos a tener reencarnaciones, un cielo de gaviotas para las elegidas (¿?), simbolismo cristiano (WTF, sí, que el prota se vuelve un Jesús para otras gaviotas) y demás elementos esotéricos muy new-age. Lo siento, pero esto no hay quien se lo lea sin carcajearse. Además, vivo cerca de la costa, tengo gaviotas volando sobre mi cabeza a menudo y los berridos este verano han sido especialmente histéricos. Por no hablar que son el logo de cierto partido político conocido por su corrupción y que se hacen virales vídeos de éstas robando comida o devorando criaturas de una forma que da auténtico miedo. El autor no pudo elegir un pájaro menos apropiado para su metáfora barata.
No me voy a enrollar más. Una fábula moralista, motivacional, pedante y absurda que al parecer fue un éxito en su momento. Creo que para unas cuantas risas involuntarias puede mereceros la pena echarle un vistazo. Ya digo, en un cuarto de hora o menos lo tenéis listo. A mí este tipo de libros me generan rechazo y sarpullidos.
JAJAJAJAJAJA, madre mía, qué risa. Recuerdo haberlo leído en la clase de Ética del colegio hace años y ni siquiera recordaba de qué trataba pero tienes toda la razón.
ResponderEliminarGracias por compartir! Un saludo ♥
Gracias a ti por comentar y me alegro de haberte sacado unas risas ^^
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