Como había anticipado, sigo con la saga de los Hathaway y con este tercer libro ya sólo me quedan otros dos para terminarla. De primeras no puedo decir mucho más salvo que no me ha gustado como Tuya a medianoche o Seducción al amanecer y que, para explicarme, han caído algunos spoilers en la reseña, tampoco nada del otro mundo, pero aviso hecho.
Argumento
Poppy Hathaway es la más normal de toda la familia Hathaway. Su mayor deseo es casarse y llevar una vida tranquila después de todos los problemas y momentos duros que han pasado. Sin embargo, ya lleva tres temporadas en Londres y no ha conseguido una proposición de matrimonio. Los puntos a favor que posee como su belleza, tener un hermano Vizconde y una generosa dote que puede poner sobre la mesa parecen no pesar lo suficiente como para contrarrestar la mala fama que ha cosechado Leo con los años, tener a dos gitanos por cuñados y no saber mantener una conversación aburrida y convencional como se espera de una joven de su edad.
Su tercera temporada en Londres se acerca a su fin pero con una perspectiva más positiva que las anteriores. Michael Baynings está interesado en ella y está decidido a pedirla en matrimonio. No obstante, tiene que conseguir que el estricto de su padre la acepte como nuera y, mientras, deben mantener sus intenciones en secreto.
Dicho secreto puede salir a la luz en un nuevo escándalo familiar cuando Dodger, el hurón de Beatrix, le roba la última y reveladora carta de Michael. Persiguiendo al escurridizo animalillo por el inmenso hotel Ruthledge acaba en el despacho del mismísimo Harry Ruthledge, un apuesto pero diabólico hombre de negocios que no puede evitar sentir un enorme interés en la gran inteligencia y belleza de Poppy. Para cuando se despide de ella con un intenso beso ya está decidido a que se convierta en su esposa. La fatídica carta es todo lo que necesita para que las piezas de dominó caigan hasta cumplir su objetivo.
Reseña
El tercer volumen de la saga es el que me ha parecido más flojo hasta el momento. Reconozco que me ha gustado porque Lisa Kleypas escribe de maravilla y el desarrollo consigue que te olvides, al menos en parte, de los puntos débiles, pero queda lejos de los anteriores.
Al leer romántica y, más aún, histórica, una espera encontrarse cosas que chirrían como feminista. Lo sabes, lo aceptas y pasas por el aro siempre que no haya cosas muy graves. Aquí no se llega a algo tan horrible como romantizar violaciones, pero los actos de Harry se quedan muy cerca de la línea roja. La forma en que enreda y manipula para conseguir a Poppy es egoísta y muy fea. Luego se pretende justificar con el clásico y manido triste pasado que da a entender que no sabe cómo amar y se ha hecho una coraza imposible de penetrar. Como decía, la autora sabe jugar las cartas y, si no se gana el perdón de quien lee, al menos hace que se le comprenda. Sin embargo, no deja de ser un personaje obsesivo, manipulador, egoísta y controlador.
Para forzar aún más esta aceptación del personaje, el que sería el príncipe de la historia, Michael, tiene una evolución decepcionante que no me termino de creer. Primero por cobarde a la hora de enfrentar a su padre y segundo por la autocompasión peligrosa en que cae. No me parece que la autora haya sido justa con él para que los actos de Harry sean más aceptables por ponerlo como a un hombre que sabe lo que quiere y hará lo que sea sin importar las consecuencias.
Por su parte, Poppy tampoco ha ayudado especialmente a subir la nota de la novela. Es una buena protagonista, encantadora y amable, pero no tiene nada de especial, es demasiado anodina. No me creo tampoco que ella aceptase la forma en que la manipula Harry. Que siga con la boda después de descubrir que él es el causante de destruir su relación al darle la famosa carta al padre de Michael... Una chica sin apoyo familiar, vale, no habría tenido más opción, pero con todos los Hathaway detrás no hay quien se lo trague por mucho escándalo que se diese. Como ella misma comenta, podría haber llegado a ser feliz con un buen campesino que la amase lejos de las habladurías de Londres.
En cierto modo, esta historia recuerda al cuento de La bella y la bestia. Ella acaba teniendo que aceptar quedarse con la bestia sin corazón, aislada de su querida familia, rodeada de criados que en seguida le toman cariño y que hacen todo lo que pueden porque el matrimonio funcione. La dulzura de ella le acaba conquistando y acaban felices para siempre sin importar todo lo demás. Meh, no. Al menos Bestia llega a amarla de manera desinteresada y la deja marchar de vuelta a su casa. Harry nunca se arrepiente de haberle hecho daño porque es lo que ÉL quería.
Debo confesar que tampoco me alegró coger la novela y ver que quien lo protagonizaba de la familia Hathaway era Poppy y no Leo. De éste llevo queriendo tener su historia desde el primero pero ni le tocó en el segundo ni en el tercero. Cada vez me gusta más el personaje y los magníficos momentos que tiene. Además, ya es evidente que su pareja será la misteriosa institutriz, Catherine Marks, y sus pasajes han sido lo mejor de este libro, con una última escena en el epílogo que quita el hipo. Además, aquí la hemos conocido más a ella, descubriendo algunos de sus secretos pero no todos. Me da un poco de miedo que, para cuando llegue a su libro, las expectativas no se cumplan.
Con lo poco que me ha gustado la pareja de este libro, he agradecido mucho los momentos en que aparecía el resto de la familia, en especial Cam, que sigue siendo maravilloso, y la gran Beatrix, la misma chica apasionada de los animales.
En definitiva, el libro me ha enganchado como los demás y me ha dado unos momentazos muy buenos por los que la lectura ha merecido la pena. No obstante, el protagonista me ha parecido horrible y eso ha lastrado mucho mi disfrute. Se salva por los personajes secundarios, por triste que sea eso.
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