Hace ya bastantes años reseñé Tres deseos, también de Jackson Pearce. Aunque me gustó, no dejaba de ser una lectura sencilla sin nada muy especial, algo esperable siendo la primera novela de esta autora. Tiempo después también sacaron su segunda obra, ésta de la os hablo hoy. Leí tantas reseñas, la mayoría poniéndolo como aceptable como mucho, que no me animé a pillarlo hasta que en 2013, en Círculo de Lectores, seguramente por librarse de stock acumulado, lo pusieron de oferta a 7,5€. Por ese precio bien merecía darle una oportunidad que se ha retrasado hasta el día de hoy.
Cabe mencionar que, desde la publicación de este libro, no han vuelto a salir en España más de sus trabajos. Precisamente, con Rojo Feroz inició una saga de cuatro libros basados en retellings de cuentos de hadas, algo que siempre tiene su punto de interés. Los siguientes están basados en Hansel y Gretel, La Sirenita y La Reina de las Nieves. De todos modos, éste se puede leer de manera independiente, imagino que como el resto. Si queréis saber más, os dejo la web de la autora.
Argumento
Siete años atrás, Scarlett y Rosie March eran dos niñas, dos hermanas, que crecían con su abuela sin más preocupación que una madre ausente. Sin embargo, un día, un vendedor de cítricos apareció en su puerta y todo cambió. El hombre se transformó en un fenris, un lobo, asesinando a la anciana. Scarlett consiguió esconder a la pequeña Rosie bajo la cama y la defendió como pudo, pero el ser se llevó su ojo derecho y le dejó otras horribles cicatrices.
El tiempo pasó y ambas aprendieron a luchar contra esos hombres lobos, sobre todo Scarlett, quien transformó la caza en toda su vida, un deber para evitar que otras jóvenes muriesen en las garras de estos seres. Su vecino, Silas Reynold, unos años mayor que ellas, es su socio de cacería, pero se marchó a San Francisco todo un año. Ahora que ha vuelto, su llegada coincide con un aumento de fenris que parecen estar buscando algo más que jóvenes a las que devorar.
Reseña
De lo poco que recuerdo de Tres deseos, argumentalmente, esta obra es superior a aquella pero, en cambio, le falta el encanto que tenían sus personajes, al menos el Genio. Creo que ésta es la clave por la que las reseñas de Rojo Feroz siempre han sido tirando a flojas.
La trama tiene su interés, no lo voy a negar: la relación entre dos hermanas que en principio eran muy parecidas pero se va viendo que en realidad no lo son tanto; la caza de hombres lobo, aquí llamados fenris; el misterio de qué es lo que están buscando; y la relación con Silas de las dos. Los elementos para funcionar están ahí. Además, el tema de dos hermanas cazando seres de fantasía en el mundo actual me recordó inevitablemente a Sobrenatural y no descartaría que algo de inspiración le venga de ahí, que el libro es de 2011 y la serie empezó en 2005. Metes en la coctelera dicha serie, el cuento de Caperucita Roja y algunos clichés de las novelas juveniles... y voilá.
El desarrollo intenta sorprender pero, en general, toda la historia es muy previsible. Aparte del trío protagonista, no hay apenas personajes con nombre que salgan como para tener un papel, así que vemos venir lo que va a ir pasando con antelación. Tampoco suma que hay ciertas incongruencias con el planteamiento de los fenris (¿por qué sólo hombres lobos comiendo mujeres y no hay mujeres lobo? ¿de dónde surgieron? ¿algo de mitología sobre los alfas?), con la falta de ingresos para que las dos hermanas subsistan (habría bastado decir que la madre ausente al menos les ingresaba una cantidad periódica) o que la acción está narrada algo confusa, así que en las cacerías no está muy claro lo que sucede.
Salvo por el prólogo y el epílogo, el libro está narrado alternando en los capítulos el punto de vista de cada una de las hermanas, por lo que, llegado al final, conseguimos entenderlas bastante bien. Si al principio la fuerza y determinación por hacer el bien de Scarlett es lo que le da muchos puntos, esto evoluciona hacia la obsesión enfermiza con pensamientos muy egoístas. En cambio, la anodina Rosie sorprende en la recta final desarrollando su propia personalidad. Silas, por su parte, es el aburrido chico perfecto y encantador de la literatura juvenil, más plano que un folio, pero al menos no tiene nada de negativo como tal.
En definitiva, que no vale la pena enrollarme más, un libro entretenido para pasar un par de tardes de lectura. Tenía un potencial que no terminó de explotar y unos personajes con los que veo difícil encariñarse. Supongo que como recordaba lo que se había dicho en las reseñas que leí en su día, las expectativas eran muy bajas, así que quizás por eso lo he podido disfrutar a pesar de todos sus puntos débiles.
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