Hoy vengo con la reseña de un libro de una autora que ya habéis visto por aquí en otras ocasiones. En este caso se trata de una historia en la línea de Relámpago, la primera novela suya que leí hace 10 años y que tan intensa me pareció.
Quiero aprovechar, antes de seguir, para hacer un pequeño homenaje a esta autora que tan denostada está. Nació en 1947 y lleva publicando desde 1973. Todavía sigue en activo, por cierto, con sus 75 años. Ha escrito más de 100 novelas (141 si el dato de la Wiki inglesa es correcto) alcanzado casi los dos centenares de libros si se suman otros de no ficción o infantiles. Además, más de 20 de sus libros se han adaptado a películas. Estas cifras y esta trayectoria son difícilmente igualables. Es una superventas que la gente desconoce porque, claro, publica romántica mayormente. Y, claro, la romántica es para mujeres. Doble combo.
Argumento
Todos creían que su padre, John Adams, era el hombre perfecto. Todos admiraban y respetaban al abogado más exitoso y atractivo de la pequeña comunidad de Watseka. Pero nadie sabía la verdad. Tan solo Grace y su madre, Ellen, sufrían en silencio la maldad que ocultaba en su corazón. No obstante, ahora que su madre ha muerto tras cuatro años enferma de cáncer, Grace debe afrontar sola una carga demasiado pesada a sus 17 años.
Si cabía alguna leve esperanza de que su tortura terminase, la misma noche del funeral su padre fuerza la puerta de su dormitorio para seguir con los abusos sexuales que lleva años infringiéndole. Para colmo, dispuesto a que esa noche sea en la cama de matrimonio donde apenas un par de días antes aún estaba su madre moribunda. El dolor físico y emocional es tan brutal que Grace se da cuenta que debe escapar, que si no le pone fin ella misma esa noche toda su vida será así. Recuerda que en la mesilla de noche de su madre había una pistola para que ésta se sintiera segura cuando se quedaba sola en casa. Consigue alcanzarla. Sólo quiere asustar al monstruo. Que la deje en paz. Pero la pistola se acaba disparando...
Reseña
De los 15 libros suyos que tenía en casa aún pendientes de lectura, me decidí por éste al verlo en un par de tops de la autora y ver el tremendo tema que trataba. No os voy a mentir, el primer capítulo es muy difícil de leer. Sin ser absolutamente descriptiva, sí que deja bien claro todo lo que está pasando. Hay que tener estómago para enfrentarse a esta lectura. Lo que sigue a continuación se podría pensar que será "simplemente" superar el trauma y todo irá a mejor, pero no, no es ni de lejos un camino de rosas y Grace tendrá muchas más dificultades que enfrentar.
La autora hace un trabajo maravilloso al meterse en la piel de una víctima de abusos: su culpa, su miedo, su vergüenza, su defensa del abusador incluso. A poco que se haya oído o leído a quienes trabajan en estos casos, se verá que todo eso sucede en un alto porcentaje. Pero la autora también nos mete en una sociedad hipócrita e ignorante donde la imagen de un hombre respetable prima por delante de evidencias físicas y psíquicas en sus víctimas. Así, lo que sigue a esa noche es un proceso revictimizador de Grace, donde prácticamente nadie ve todo lo que se escondía en esa casa.
Tenía ciertas dudas al respecto de cómo se lleva la investigación policial y la parte legal que siguen al disparo. Todo hubiera sido más fácil para Grace si se hubiesen hecho pruebas de ADN, ¿pero qué pasa? Que las fechas no coinciden. En el libro sólo aparece una fecha concreta que sitúa la trama a principios de los '70. Esto tiene sentido porque al principio se menciona que su padre, el monstruo, participó en la Segunda Guerra Mundial. Una vez sabiendo esto ya cuadra mejor que no se hicieran pruebas de ADN que hasta finales de los '80 no empezaron a usarse. Con estos datos, el desastre de juicio por la falta de pruebas forenses sumado a un contexto aún más machista que el actual lleva a que el juicio pareciese igual de perdido que el de Matar un ruiseñor.
La primera parte del libro es brutal e intensa. Lo que sigue, durante bastantes capítulos, no es tan fuerte pero mantiene una línea de crudeza y de desgracias para la protagonista que llega al punto de ser irreal. Por poner un ejemplo, hasta se muere una persona querida en un atentado aéreo. En cierto modo, por momentos me parecía estar leyendo un drama de Charles Dickens. Claro que aquí, en vez de la crítica más o menos velada al capitalismo, lo que hay es una denuncia del patriarcado con todas las letras. Los hombres ejercen violencia y se van de rositas porque pueden. La palabra de una mujer no vale nada. Siendo un libro de 1996, el mensaje es bastante potente y la aplaudo por ello.
Por desgracia, el libro decepciona a partir de su ecuador. Por decirlo de algún modo sin entrar en detalles que sean un puro destripe, es como si contase otra historia. Obviamente, está todo relacionado porque la causa de los problemas deriva de que el pasado de Grace sale a la luz ante ciertas personas. Lo malo es que no resulta creíble el desarrollo. Y aquí sí meto algún destripe: no se puede pecar de semejante ingenuidad de pensar que la prensa basura no escarbará en el pasado de una mujer que de repente se hace famosa al casarse con un hombre que quiere ascender políticamente. Que lo iban a airear era evidente y o bien no daban el paso o lo daban a conciencia, pero no tiene sentido que dos personas inteligentes no fuesen capaces de ver lo que iba a pasar y se sorprendan. Fin del destripe. Es un tema interesante de tratar pero, a mi modo de ver, habría quedado mejor que lo apartara para otra novela, aquí ya tenía bastante con todo por lo que pasa la protagonista, con superar su dolor y lograr un futuro feliz.
Casi todo lo que sucede pasada la primera mitad da la sensación de que está estirando el chicle y, aunque tiene su sentido por la relevancia que vuelve a tomar el pasado de ella, no puedo evitar pensar que el libro debería haber acabado antes de meter todo eso. Habría sido redondo en ese caso, una pena.
También, en esta segunda mitad se dan algunos comentarios y situaciones que no me han gustado. Es decir, durante la primera mitad se dan actos terribles, pero sabemos que lo son y no se dulcifican. En cambio, luego hay ciertos ramalazos machistas de personajes que son de los "buenos" que no aparecen con ninguna crítica. Por ejemplo, un personaje femenino que le dice a Grace que se debe casar o será una solterona como ella y le insiste una y otra vez sin aceptar que ella no quiera saber nada de los hombres. O que el marido le diga que le prohíbe volver a la institución en que hacía voluntariado. O que la propia Grace, al saberse embarazada decida que ya no necesita ni estudiar ni buscar trabajo, que ya va a estar muy ocupada. Cosas así. Estamos hablado de hace unas pocas décadas y querría intentar justificarlo con ello, pero no me sale. Son comentarios muy rancios incluso para los '70-'80.
El punto de vista de la narración es en tercera persona, narrador omnisciente. En general, funciona, pero a esta historia le habría venido mucho mejor que fuese en primera persona, que Grace fuese quien contase los hechos. Hay que reconocer que la autora se centra mucho en los sucesos, casi a modo de biógrafa, pero hay muy poca introspección en la protagonista para ver su evolución y cómo se enfrenta a los golpes que recibe. Incluso llega a parecer demasiado fácil la forma en que supera lo vivido ya que no demuestra tener signos de depresión o ansiedad.
En definitiva, un tema muy duro que está tratado de manera realista y cruda. Con centrarse en ello tenía suficiente pero la segunda mitad del libro estropea bastante todo lo intenso que tenía su inicio. Supongo que por ambos motivos no es una novela que os pueda recomendar, aunque no me arrepiento de haberla cogido de la estantería, me ha impactado y emocionado hasta sacarme alguna lágrima.
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