domingo, 15 de octubre de 2023

Deseo, de Ayane Ukyo

Hace tiempo que no redacto una reseña manga de alguna serie más extensa de un par de tomos, así que con esa idea en mente vi en la estantería esta obra y me pareció una buena opción con sus siete tomos. En realidad, esto es una relectura, pero hace tanto tiempo desde que la adquirí y leí entera que apenas recordaba gran cosa.

Deseo nos la trajo la editorial Panini cuando en sus inicios era casi todo shôjo lo que publicaban. Esta serie en concreto llegó cuando la burbuja estaba a punto de reventar, de ahí que en sus siete tomos se diesen dos subidas de precio: 7,20€ (1-2), 7,50€ (3-5), 8,50€ (6-7). Dos subidas cuando el primer tomo salió en marzo de 2008 y el último en abril de 2009, poco más de un año. Recuerdo el cabreo por entonces con esta subida y lo que me costó animarme a terminarla. Lo comentaba en la entrada donde compré los últimos tres tomos por acabar de una vez la serie. Al menos los tres primeros los conseguí vía mercadillo (aquí y aquí), así que ni tan mal.

En cuanto a la autora, Ayane Ukyo originalmente estaba centrada en el shôjo pero, después de este manga y un par más (S.P.Y. y Biyaku Café), se pasó al BL y sólo ha hecho un par de historias cortas shôjo en antologías. Si os interesa, para el BL usa el seudónimo de Aya Sakyô.

Nota: La reseña va a estar plagada de pequeños y grandes destripes de la obra en su conjunto y de elementos puntuales. Aviso hecho para quien tenga interés en leerla.

Argumento

Mio Ômori sólo tiene 17 años pero ya sabe lo que es matarse a trabajar. Sin padre, con una madre enferma en el hospital y un hermano menor aún en la secundaria baja, Hinata, mantener las facturas al día es su carga. Los dos hermanos viven así solos en una pequeña y ruinosa casa construida en una esquina de la parcela que ocupa la enorme mansión de los Jinnai, a quienes le pagan el alquiler de la misma.

Shôei Jinnai es el heredero del imperio de su familia, el príncipe del instituto al que Mio también va. No obstante, no tienen ningún trato al no coincidir en clases y ser de mundos tan distintos.

Una noche, al regresar tarde del trabajo, Mio ve una pelea, pero antes de poder llamar a la policía, uno de los tipos se lo impide. Tira un fajo de billetes a los otros, que se lanzan por ellos olvidándose de todo, y a ella, que la reconoce como una de las chicas de la limpieza del local de las recreativas, le ofrece también dinero y dice que puede comprarla. De hecho, le roba su primer beso y se marcha dejándole más billetes por encima. Con la oscuridad de la noche, Mio no le ha podido ver la cara.

Al día siguiente, en el hospital, la madre de Mio le dice que el Sr. Jinnai le ha ofrecido que trabaje en la mansión como criada y así al menos no tener que llegar muy tarde. Ella piensa rechazar la oferta, sería raro trabajar en la casa de un compañero de instituto. No obstante, al finalizar las clases, el mismo príncipe le pide que le acompañe pues su padre quiere hablar con ella. Sin embargo, al llegar a la mansión, Shôei se la lleva a su cuarto para seguir con lo de la noche anterior. Al parecer, el amable y elegante "príncipe" tiene otra cara violenta y pervertida y... ¿la conoce desde hace años?

Reseña

Decía que esta obra la trajo Panini cuando su línea inicial como editorial se centró en el shôjo. Deseo se podría considerar su apuesta más arriesgada en el subgénero de los shôjos eróticos siendo Ivrea la editorial que dominaba en este terreno. No obstante, la serie se publicó en la revista Margaret de Shueisha, una revista que no tenía historias de este tipo, así que en los free-talks la autora comenta que estuvieron muy encima de ella y que rozaba o sobrepasaba las líneas rojas que le marcaban.

Cuando acabé la serie, en esa entrada que os he enlazado, hice este comentario: "De valoración global de la serie, decir que es un shojo picante con una trama interesante y puntillos oscuros muy atractivos pero no excesivamente originales. Por contra, tiene a la típica protagonista pobre y tonta y al típico guaperas dominante, ricachón y mandamás. El final no me ha gustado, la trama oscura se pierde al darle una solución muy happy a los problemas, lo que no pega con el resto del desarrollo. Eso, o bien quedan sin aclarar ciertas cosas, y lo que a la pareja se refiere, tienen justo el final que se preveía desde el primer capítulo. No la recomendaría especialmente pero tampoco diría que no le dieseis una oportunidad sabiendo lo que os vais a encontrar". Trece años después, puedo decir prácticamente lo mismo o incluso ser aún más dura.

La serie se vuelve un culebrón, una telenovela barata, lo que tiene una única virtud: engancha, eso es cierto. Dan ganas de seguir leyendo sólo por ver hasta dónde va a liar la trama la autora, qué giro de guion absurdo se va a sacar de la manga. Encima, a poco que te pares a pensar, muchas cosas no se sostienen en la historia: la madre enferma (¿de qué? ah, misterio, estas cosas nunca las especifican en los mangas) que un día echan del hospital y según pasa el tiempo se va sintiendo mejor (¿qué clase de "tratamiento" le estaban dando?), los cambios de opinión del Sr. Jinnai, la cartilla con más de cien millones de yenes que resulta tener la madre pero que igualmente deja que su hija se mate a trabajar, todo lo que supone el personaje de Hayato, un jardinero encargado de los trapos sucios de los Jinnai... Es un despropósito tras otro. Y eso sin entrar en lo que concierne exclusivamente a la pareja protagonista, ahora voy a ello.

La relación de ambos está cortada por un patrón que estamos hasta las narices de ver: chico rico, poderoso, con puntos violentos y que no sabe respetar un no y chica más o menos pobre que se convierte en su obsesión y, ya se resista mucho o poco, al final acabará cayendo enamorada. Es muy parecido a No me lo digas con flores o Hot Gimmick. Me temo que el día que relea ambas también les acabaré dando una patada. Incluso se repite en estas tres series que la chica debe actuar al menos brevemente como criada del señorito (aquí con disfraz de criada sexy y todo) para remarcar todavía más la diferencia de clases y el poder que tiene él sobre ella. La única diferencia que diría que hay con las otras series es que ambos protagonistas se conocían desde niños y había ahí algo del primer amor infantil que podría haber sido una buena base y haber dado un romance muy bonito, más porque es algo que Mio no recuerda por un suceso traumático. Lástima. Y no, no tiene ningún sentido que, de repente, tanto años después y sin haberla perdido de vista, pues la ve en el instituto, le dé la picada a Shôei de reiniciar el contacto con ella, más de esa forma. Es todo muy absurdo. Lo sé, me estoy repitiendo.

Luego, en lo referente a los personajes como tal, se mire por donde se mire Shôei es odioso. Y no me vale la excusa de "pobre niño rico que se lo han dado todo y no sabe cómo amar". Simplemente, es posesivo, dominante y orgulloso. En cuanto a Mio, por momentos saca bastante carácter, pero luego toma cada decisión absurda que es para llevarse las manos a la cabeza. Por lo demás, son bastante planos y no se aprecia ninguna evolución en ellos. Ah, y que ella se dirija a él como "príncipe" en vez de por su nombre es rarito de narices.

De todos modos, son los secundarios los que se llevan la palma. Por un lado, Hinata, el hermano de Mio, obsesionado con ésta. Se vuelve un personaje retorcido y manipulador que me recuerda a Nozomu, de Hadashi de bara wo fume, pero sin llegar al punto desquiciado de aquél. Luego, Hayato y su historia es, simplemente, un despropósito. Y los padres de ambos protagonistas no saben lo que quieren y toman decisiones contradictorias cada pocos capítulos.

Por otro lado, ya estoy mayor y no tolero que todos los personajes masculinos (sin contar al Sr. Jinnai, menos mal) intenten violar a la protagonista y todo quede como si nada. Es desagradable de leer y no es creíble. El enfoque es tan horrible que, por ejemplo, en una de las ocasiones que lo intenta Hinata, su propio hermano que en uno de esos giros de guion culebronescos resultará no serlo y, en cambio, será medio hermano de Shôei, ella le dice que es repugnante y tenemos que sentir pena por él porque ¡huy, lo que le ha dicho!

¡Ah! ¡Casi lo olvidaba! Encima la serie tiene su momento homófobo cuando, en otro de esos extraños giros, por fastidiar la relación de Shôei con Mio, Hinata dice estar enamorado de él y ella le dice que eso es raro porque ambos son chicos. Diría que las ganas de hacer BL de la autora ya se intuyen aquí de fondo. Y, para colmo, otro tema muy mal tratado en la serie es la prostitución de menores. Hinata lo hace teniendo de "clientes" tanto a hombres como a mujeres y ni se sabe por qué empezó, ni tiene gran trascendencia en la historia ni nada. Encima se disfraza al proxeneta que le explota con un buen tipo.

Y para rematar, un final que, como ya dije en su momento, es demasiado feliz para todo lo que se había torcido y las cosas que habían pasado.

En definitiva, un culebrón que engancha con un dibujo muy atractivo pero que a estas alturas ni ha conseguido emocionarme, ni hacerme sonreír, ni sentir pena por los personajes en los momentos melodramáticos. Ejemplo de lo peor que puede dar el shôjo. Se puede catalogar de placer culpable como mucho. Tenía potencial para haber dado una historia oscura bien armada y/o un buen romance entre amigos de la infancia con una gran diferencia de clases y lo que eso supone. Ni una cosa, ni otra.

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