Esta segunda mitad del mes he estado (y, en realidad, sigo estando) muy liada, así que no he tenido nada que reseñar porque ni tiempo para leer, ni para ver algo. Un horror. Aun así, entre un día que tenía que esperar a que le hicieran unas pruebas a mi madre (que, en general, han salido bastante bien) y el pasado domingo que me lo tomé como merecido descanso, pude leerme este libro del que hoy os hablo.
Querido enemigo es continuación de Papá Piernas Largas, que leí hace como medio año. No he querido dejar pasar más tiempo para que no se me olvidase todo por completo. Además, siempre es una pequeña satisfacción adicional el terminar series, aunque, como este caso, sea una simple bilogía.
Como continuación que es, resulta inevitable que se cuelen destripes de la primera parte. Aviso hecho.
Argumento
Sallie McBride era la mejor amiga de Judy en sus años de universidad. Después de terminar sus estudios y gracias a su posición acomodada, la joven vive sin preocupaciones, frívola y felizmente. Incluso tiene a un candidato a posible futuro marido en Gordon Hallock, un prometedor político. Todo cambia cuando Judy y su ahora marido, Jervis, el presidente del consejo del Hogar John Grier, le ofrecen a ésta que sea la nueva directora del centro en sustitución de la Sra. Lippett. No sólo eso, sino que contará con una gran suma de dinero para mejorar y modernizar ese lugar.
La primera respuesta de Sallie es negarse, es una locura que ella pueda hacerse cargo de una tarea semejante. En el centro hay más de cien criaturas entre bebés, niños y niñas y sería un desastre para ellos y para sí misma. Sin embargo, acaba aceptando de manera temporal mientras encuentran a una persona más capaz. Entre la persuasión de su amiga y las burlas de Gordon por que no podrá con la misión, la joven finalmente se lanza.
Allí se encontrará una tarea inmensa que afrontar, con un personal con el que chocará cuando intente poner en machar sus ideas. A destacar el médico, Robin 'Sandy' MacRae, un escocés taciturno a quien empezará a dirigirse en las cartas que le envíe como "Querido enemigo". Con semejante panorama, está claro que Sallie no aguantará mucho ahí... o quizás sí.
Reseña
Comparar ambas historias resulta inevitable. Empezando por la extensión, sólo poniendo el separador de hojas entre las dos se ve la diferencia, siendo la secuela bastante más voluminosa. Precisando algo más, Papá Piernas Largas tiene, en esta edición, unas 170 páginas frente a las 260 de su continuación. Luego, ambas comparten el estilo epistolar, pero, en general, las cartas de Judy eran más escuetas e incluían más dibujos que las de Sallie, así que incluso por aquí, esta historia resulta un tanto más densa.
Por otro lado, otro rasgo que comparten las dos historias es que sólo podemos leer las cartas que escribe la protagonista. En la primera tenía sentido porque Judy no recibía respuesta del consejero al que apodó "Papá Piernas Largas" y que le estaba costeando sus estudios, pero aquí Sallie sí recibe respuesta de las personas a las que escribe: Judy, Jervis, Gordon o su "enemigo". Se me ha quedado un poco cojo el libro por esta falta de ver la correspondencia al completo. ¿Habría sumado demasiadas páginas? ¿La autora no quiso inventarse las voces de los otros personajes? Creo que al menos deberían haber estado las cartas de Judy, a fin de cuentas, era la protagonista de la primera parte.
Hablando de las dos protagonistas, si en la primera teníamos la evolución de una adolescente un tanto descarada e ingeniosa a mujer decidida, aquí también vemos la maduración de una joven algo frívola a una mujer segura de lo que quiere, que sabe anteponer el bienestar de sus polluelos a cuestiones secundarias y que ha aprendido mucho en el año y poco que transcurre. Me han resultado muy parecidas y muy diferentes al mismo tiempo, pero dos grandes protagonistas, sin duda alguna.
Otro rasgo que comparten los dos libros es que podemos intuir que se forma un triángulo amoroso del que la misma Sallie no es consciente hasta el final que, no obstante, resulta totalmente predecible para quienes leemos. Aun así, este triángulo gana interés respecto del anterior y su resolución me ha convencido mucho más. Punto por aquí. Lástima que le tenga que restar porque hay elementos que me han recordado quizás de más a Jane Eyre. Quien haya leído ambas historias lo entenderá.
De todos modos, no es el romance lo primordial del libro. El foco de la historia está en la educación, en lo que a principios del S.XX eran nuevos enfoques e ideas: las ventajas de la actividad al aire libre, que aprendiesen a valerse por sí mismos cuando fuesen adultos, la mejora de la alimentación, la importancia de la ventilación en un edificio... Cosas obvias hoy en día que entonces no lo eran.
Teniendo en cuenta que en el hogar hay más de cien criaturas, sería imposible conocerlas a todas. Hay algún nombre recurrente al que le seguimos más la pista por las cartas de Sallie, otros que tienen un episodio muy destacado, algunos (pocos) que son adoptados... Igualmente, de todo el personal que pasa por el centro no llegamos a conocerlos más que con algunas pinceladas a sus llegadas y/o partidas. Habría agradecido saber más de estos personajes, pero entiendo que una novela, más siendo epistolar, da para lo que da. Esta historia, como serie, funcionaría muy bien permitiendo a los guionistas ampliar el elenco y profundizar.
La cuestión es que, mientras el libro anterior se podía catalogar de juvenil, no diría que éste siga estando en la misma demografía aunque mucha gente lo leyese en su infancia y juventud. Aquí se tocan temas más adultos y serios. A fin de cuentas, las protagonistas están en momentos vitales diferentes, con distintas preocupaciones. Mientras Judy empezaba su historia con 18 años y la terminaba al acabar la universidad, aquí Sallie, aunque no se especifique, debe empezar la historia al menos uno o dos años después del final de aquél y eso se nota en sus vivencias.
A ojos actuales, el libro tiene elementos para celebrar y otros que chocan. Por ejemplo, aunque quizás más veladamente que en la primera parte, hay alegatos a favor del sufragio femenino o de que una mujer puede ser mucho más que una ama de casa. Sallie llega a ser una gran directora del centro, poniendo en su sitio a quien debe, manejando a los consejeros, sabiendo lo que quiere hacer y quién suma y quién no a su proyecto, con corazón, pero también con sus momentos de debilidad humana. Tiene muchas ideas e iniciativa, así como una energía desbordante para cumplir su misión. También surge el tema del divorcio y al ir conociendo la experiencia de la mujer divorciada, Sallie y, por extensión, quienes leemos (pongámonos en la mente de personas que vivieron a principios del S.XX), vemos que es algo aceptable e incluso deseable cuando un matrimonio no funciona.
Más polémico es el tema de la eugenesia, de la herencia genética y de las cuestiones mentales. Eran debates que estaban en la sociedad del momento con algunas obras que la protagonista lee a instancias del doctor para comentarlas. No son enfoques aceptables hoy en día, pero era lo que había entonces. Pensemos no tanto de dónde partimos sino dónde hemos llegado como sociedad.
En definitiva, una obra que está a la par con su predecesora. Puedo afirmar que estoy segura de que releeré ambas historias en un futuro. La única pega en éste libro en concreto es que he echado en falta poder leer las cartas de respuesta a la protagonista, pero entiendo los posibles motivos para esta decisión.
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