jueves, 20 de abril de 2023

Papá Piernas Largas, de Jean Webster

Volviendo con una reseña literaria, hoy toca otro clásico moderno pero de un tono y estilo muy diferente de los últimos que cayeron hace unas semanas. Lo cierto es que este título lo llevo oyendo mencionar desde hace años, pero nunca me había cruzado con ninguna edición para adquirir hasta que la editorial Arechi se animó a publicarlo incluyendo la secuela, Querido enemigo, que dejo para leer y reseñar más adelante. Es curioso que lo haya sacado una editorial centrada en manga pero se explica por lo que la obra influyó en Keiko Nagita, la autora de Candy Candy, un shôjo mítico que, por problemas entre ésta y la ilustradora, Yumiko Igarashi, es poco probable que se pueda ver licenciado nunca. Así, esta edición incluye un prefacio exclusivo de la escritora japonesa que es realmente curioso pero que hay que leer después de la novela. Aviso hecho.

Por lo demás, sí que tuvo su impacto la obra en Japón pues en 1979 le hicieron una película animada, Ashinaga Ojisan, y en 1990 un anime de 40 capítulos, Watashi no Ashinaga Ojisan. Aparte de estas adaptaciones, ha tenido obras de teatro, la primera con la propia autora detrás del proyecto, así como películas. Una de esas adaptaciones tuvo al gran Fred Astaire en ella. Espero poder ver algún día estas adaptaciones. Por lo pronto, el anime lo he encontrado doblado al español aquí. Lo mismo en un futuro próximo le cae reseña, ya veremos.
  
Argumento

Jerusha Abbott es una joven de 18 años que ha vivido toda su vida en el Hogar John Grier, un humilde orfanato. A pesar de que debería haberse marchado de allí tras haber cumplido los 16, había conseguido permiso para quedarse y seguir estudiando en el instituto a cambio de ayudar con los demás huérfanos y trabajar en los infinitos quehaceres del Hogar.

Los primeros miércoles de cada mes, llamados por Jerusha como “Miércoles Negro”, son los días en que los adinerados consejeros que mantienen económicamente el orfanato van de visita. Al finalizar la reunión de ese día, la directora del Hogar, la señora Lippett, manda llamar a la joven. En su camino hacia la oficina, ésta ve de espaldas al último de los consejeros que se marcha. Lo único que llega a identificar con claridad es su gran altura, que se ve aún mayor en la sombra que proyecta. En esa sombra, las piernas se ven tan largas que le hacen pensar en una araña conocida como "Papá patas largas", lo que le hace soltar una carcajada y encarar con más ánimo la reunión con la directora. 

La noticia que le da la señora Lippett no puede dejar a Jersusha más sorprendida. El consejero que acababa de ver había decidido enviarla a la Universidad para que se convirtiera en escritora. Había leído una historia de la joven que narraba en tono humorístico y un tanto desvergonzado los acontecimientos que se repetían cada “Miércoles Negro”. Él costearía los estudios y brindaría a la joven una importante mensualidad, pidiendo a cambio solamente una carta al mes de Jerusha donde le cuente sus progresos en los estudios y sus actividades cotidianas. El consejero le indicó a la directora que no le diera su auténtico nombre y que las cartas que le escribiese fuesen a nombre de John Smith. Estas misivas se las entregaría a su secretario y la joven no recibiría ninguna respuesta.

Reseña

La novela se estructura en dos partes. Primero con un capítulo narrado de manera omnisciente que cuenta lo que habéis leído en el resumen del argumento y poco más. A partir de ahí, el resto de la novela son las cartas que Jerusha, que más adelante prefiere llamarse a sí misma Judy, le envía al misterioso "Papá Piernas Largas". Como éste le dijo a la directora del orfanato, no responde nunca a la joven, así que tenemos una curiosa novela epistolar totalmente unidireccional.

La novela es tirando a corta, apenas unas 170 páginas en las que, en algunos casos, sólo se ocupan un par de párrafos en cartas breves y, además, se incluyen dibujos tirando a infantiles que la propia protagonista hace para ilustrar lo que narra. Aquí os he puesto un pequeño ejemplo a modo de autorretrato. 

Así, en tan poco espacio, las cartas más o menos mensuales se van sucediendo, el tiempo va pasando y transcurre algo más de cuatro años desde que se inicia la historia. Tanto tiempo en tan pocas páginas obliga a pasar muy por encima de casi todo. Judy por momentos cuenta cosas muy en detalle pero muchas otras hay que leerlas entre líneas. Ojalá las cartas hubiesen sido más extensas, es la pequeña-gran pega que le veo.

En los cuatro años que pasan vemos a una Judy madurar y mucho. Salió del orfanato siendo una adolescente traviesa y termina su historia siendo una mujer culta (se nota la evolución en la escritura de las cartas), con determinación, principios y un objetivo. Normalmente, Judy es una chica animada de gran fortaleza, pero en sus cartas también muestra sus momentos de desánimo, su soledad, sus reflexiones por su orfandad y los sentimientos encontrados por el Hogar John Grier. La autora hizo muy buen trabajo mostrando su evolución con el paso del tiempo. Con todo, lo que prima es un tono casi humorístico. Es difícil leer las cartas sin poner una sonrisa ante el desparpajo de la protagonista.

Lo de culta que decía antes no es sólo su formación en la Universidad, que también, sino por todos los libros que lee de manera voluntaria. En algunas cartas incluso se para a hablar un poco de aquellos con los que está. Entre los libros que salen mencionados estarían Jane Eyre, Cumbres borrascosas, Mujercitas, La isla del tesoro, Los tres mosqueteros y la lista sigue. Lo mismo me pongo un día y hago un recuento de todos los títulos planteándomelo como reto de lectura. Total, ya tengo el de Los 340 libros de Rory Gilmore. Y podría recuperar la lista que hice de Matilda en que sucedía algo similar. Ya han caído varios de esos libros así que parte del camino está hecho.

Además de que se nota que la autora abogaba por impulsar la formación de las mujeres, también dejó caer entre líneas su apoyo al sufragismo femenino para que se las pudiera reconocer como ciudadanas de pleno derecho así como una tendencia socialista en su ideología. La novela se publicó en 1912 y el derecho al voto no lo ganaron las mujeres en Estados Unidos hasta 1919. Tristemente, Jean Webster no llegó a ejercerlo pues falleció en 1916 tras el parto de su hija. Hay varias alusiones a estos temas en las cartas y, aunque domina un enfoque más liviano y cómico, ahí están esas reivindicaciones. Por ejemplo, un párrafo en que se retrata cómo está a favor de la educación sería éste que os dejo a continuación.


Dado el formato y lo breve que es la novela, hay muy poco espacio para personajes secundarios. Judy hace un par de amigas, Sally y Julia, nos cuenta las cosas que hacen juntas pero no llegamos a conocerlas demasiado. No profundiza demasiado en su amistad ni reflexiona demasiado sobre ellas. Una pena.

Por otro lado, entre líneas se va entreviendo un incipiente triángulo amoroso entre Judy y un par de parientes de sus dos amigas. Me gustó el desarrollo y el desenlace de este tema, es bonito y emotivo. Sin embargo, hay un gran pero del que fui consciente cuando leí el prefacio, se ve que el dato se me pasó al leerlo en la historia [DESTRIPE] y es que entre ella y él hay una diferencia de edad de 14 años, es decir, que tenía 32 años cuando la conoció con 18. Además, como no tenemos en ningún momento la visión de él en cartas no podemos saber cuándo se interesó románticamente en la joven. Sí que intuimos ramalazos de celos posesivos cuando, a través del secretario, le prohíbe a Judy ir con Sally y su familia durante un verano [FIN DE DESTRIPE]. Una pena, esto me impide considerar la novela como perfecta. Entiendo que era otra época y esto era más habitual entonces, pero más vueltas le voy dando, más turbio lo veo.

En definitiva, una lectura que he disfrutado mucho. Salvo por la pega que le pongo al tema romántico y la brevedad de la obra, me parece una pequeña joya imprescindible. 

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