Crónica del viaje a BCN (4) - FIN

Por fin hice el examen de mi asignatura maldita, sí, "ésa", Física I, la que el año pasado me lo hizo pasar fatal como ya comenté en esta entrada, esta otra y, lo peor de todo, ésta de aquí. Examen hecho y cuento con el aprobado y puede que con hasta nota, aún así no descorchemos el champán todavía, no hay que vender la piel del oso antes de haberlo cazado ¿o no?. Un par de semanas de estudio intensivo me han servido para repasarlo todo, de hecho, si me hubiese programado más el ritmo no habría llegado tan bien hasta el final, que me dio tiempo de hacer un repaso general. Incluso lo he llevado mejor que el año pasado así que rezo porque los resultados estén bien ._.

Bueno, el caso es que ya va siendo hora de acabar con la crónica, que entre el dichoso conejo y el exámen me ha durado más tiempo que el viaje mismo XDDD

Día 9: Domingo 15. Peñíscola + Delta del Ebro
El domingo quedó para hacer una excursión "familiar". Nos subimos todos en el coche y fuimos de camino a Peñíscola, un pueblo costero que destaca por su castillo medieval. Era 1 hora de camino así que para el trayecto me llevé varias lecturas: Sugar Sugar Rune # 1, Nagatacho Strawberry (prestados por Miya) # 1 y # 2 y el libro que compré en el Mercat que reservé para el camino de vuelta. En fin, sí, otra serie más para mi wish list (Nagatacho).

He de decir que el pueblo me recordó, en su parte más cercana al castillo a los típicos pueblos de interior que tenemos por aquí, con la diferencia de que les faltaban geranios y demás plantas que decorasen los balcones. La parte más costera es como cualquier pueblo costero para veraneo, incluso el mío XD Y en cuanto al castillo en sí, no hay nada en especial a destacar. Está muy bien conservado y a la entrada de cada sala hay unos carteles en varios idiomas que explican qué era cada lugar. También había una sala que servía de museo de los templarios, con figuras que representaban a cada uno de los rangos y paneles explicativos de la historia de éstos. Lo más destacable de la visita fue la escalera que subía a la parte más alta ¿por qué? Era estrechísima (75-80 cm) y los escalones muy altos por lo que solo se podía subir o bajar, así que mientras bajaba la gente, los que queríamos subir teníamos que esperar hasta que llegase el último. Es lo más negativo del castillo, deberían tener alguien que controlase a la entrada que controlase el ritmo de subida y bajada porque nos tiramos un buen rato esperando =/ En cualquier caso, las vistas merecieron la pena la espera.

Antes de salir entramos a ver un par de salas que tenían acondicionadas para exposiciones. Una de ellas era del típico arte moderno que no se sabe qué quiere decir y parece que te toman el pelo, eso. No duré mucho, no me gustaba nada y entre chorra y malo me salí enseguida. La otra me gustó mucho, mucho más. Titulada la exposición Cantos de Sirena de María Olmeda, eran lienzos de preciosos colores con desnudos femeninos y rostros de bebés como motivos principales.

Una vez acabó la visita pusimos camino de regreso al coche... sin matarnos por el camino pues tuvieron las luces de poner un suelo muy deslizante en pendiente pronunciada... subirlo todavía, pero bajar... la de gente que se habrá dejado el culo pegado al suelo, yo estuve a punto un par de veces ¬¬u En fin, sobrevivimos y pasando junto a un parque con estanque había unos patitos recién nacidos precioooooosos *____*

*Ejem* Sigamos. El camino para llegar fue una odisea pues estaba mal señalizado y se tuvo que parar a preguntar por dónde se llegaba al lugar donde está el restaurante donde los padres de Miya habían hecho reserva. No acertamos mucho al pedir. Aparte de unos entrantes de calamares fritos, almejas y algo más, que sí estaban buenos (pero tengo que decir en honor a mi tierra que como el pescaito frito de aquí, el de ningún sitio XD) pedimos un plato principal que, se suponía, que consistía en un arroz con marisco (parecido a una paella) pero por separado, para que cada uno se echase lo que quisiese. El timo fue que de marisco... nada, era todo pescado y el arroz lo trajeron al rato largo =/ Según me ha dicho Miya, su padre se informó luego y es así, pero eso no quita que fuese un chasco.

Tras la comida, no muy acertada, dimos una vuelta por los puestos de recuerdos y nos volvimos ya que se nos había hecho tarde para subir a un barco que nos diese una vuelta por el delta. En el camino de regreso pasé a leer el libro que dejé a la mitad ya que el plan original era dejarlo para el vuelo de vuelta (@Arsénico: como puedes ver, sí, ya lo leí, de hecho es una de las reseñas que haré en breve XD).

Ya en casa, y como era tarde para salir además de que teníamos plan de ir al día siguiente a la playa, nos quedamos tranquilamente leyendo. Acabé Nagatacho, probé Yotsuba (que ya la tenía en mi wish list XD) y probé los primeros de W-Juliet, la cual no me termino de decidir si añadirla o no a mis futuras. Así acabó el penúltimo día del viaje.

Día 10: Lunes 11. Playa + despedida.
Como ya dije, teníamos planeado ir a la playa al día siguiente con la madre y la tía de Miya... pero estaba nublado, típico. Aún así, se suponía que se acabaría despejando por lo que no cambiamos el plan y tras un par de transbordos, llegamos a la playa cuyo nombre no recuerdo XD. Había bastantes nubes pero también salía el sol de manera intermitente. Sin embargo, no llegó a salir de verdad, hacía un vientecito fresco y en el agua había una franja a unos 4 metros de la orilla llena de algas. Aunque había espacio para bañarse me quedé con las ganas de nadar pues me daba bastante repelús pasar esa franja aunque al otro lado se veía limpio, así que nos tuvimos que limitar a chapotear un poco en la banda "limpia" y cuando nos aburrimos, nos salimos.

Tomamos el "sol" mientras leíamos (en esta ocasión, un par de tomos más de W-Juliet), nos tomamos el bocadillo cuando nos entró hambre y nos quedamos todavía un rato más hasta que, viendo que el tiempo no mejoraba y hasta teníamos fresco, pusimos camino de regreso. Al menos puedo decir que me he bañado en Barcelona XD

Una vez llegamos y tras la ducha y demás me tocó hacer la maleta. Tras eso nos pusimos a ver Memorias de una geisha que, podéis pegarme, aún no había visto. Me gustaría hacerle una reseña pero tendrá que ser cuando la vuelva a ver porque ahora ya no recuerdo todos los detalles que me gustaría comentar. Así llegó la hora de despedirme de la familia de Miya que tan bien se han portado conmigo y a los que he cogido mucho cariño, en especial su madre, con la cual casi nos pusimos a llorar al despedirnos.

Y así acabó el viaje al igual que finaliza ahora esta crónica, pues el desastroso día de regreso ya lo comenté aquí.