sábado, 30 de marzo de 2019

Durmiendo entre lobos, de Nana Shiiba

Hacía tiempo que no reseñaba una obra de Nana Shiiba, de quien ya os he traído Venga, déjate querer, Animal Jungle y Como se te ocurra decírselo a alguien... Salvo contadas excepciones de alguna historia corta, en general sus shojos me parecen simpáticos y tiernos y siempre les he dado una nota que ronda el notable. Sin embargo, esta vez no va a ser el caso. Tenía este tomo en la estantería y lo recordaba como una lectura muy decepcionante. Si no lo puse a la venta en su momento fue porque le quise hacer antes una reseña que fui aplazando y aplazando hasta que le ha llegado su turno. Y en ésas estamos aquí ¿Se mantendrá esa intención después de la relectura que le he dado? Seguid leyendo para saberlo =)

Argumento

Los padres de Meguri Fukazawa, una adolescente de quince años, se han tenido que marchar al extranjero por motivos laborales y ella ha quedado a cargo de unos amigos de éstos. En la casa de los Kamijo todo parece perfecto: ambos son muy amables y atentos con ella, le preparan comida deliciosa y el piso es enorme y de lo más lujoso. Por si todo esto fuera poco, tienen dos hijos de lo más atractivos: Hakuto, de su misma edad, y Hiyuu, de 17. 

Sin embargo, Meguri pronto se da de bruces con una dura realidad que jamás habría podido imaginar: los dos hermanos tienen muy malas pulgas y están decididos a echarla de su casa. No la quieren allí ni un día más. La chica, que se niega a acabar viviendo en la calle, acepta su desafío ¡Es la guerra entre estos dos lobos y la chica que piensa domarlos!

Reseña

Como podéis ver por el argumento, la premisa de la historia es, cuanto menos, poco original. Eso de unos padres que desaparecen y dejan a la hija sola a cargo de unos amigos está ya muy visto como excusa para arrancar la trama (UFO Baby, ¡No hace falta!) pero esto no es grave si lo que nos ofrece la autora a continuación merece la pena. Y, a primera vista, prometía dar una historia bastante cómica con una Meguri que se quiere ganar su sitio en la casa (para lo cual, intenta cocinar con nefasto resultado) y que devuelve las puyas que le lanzan los dos hermanos, no amedrentándose con lo que le dicen éstos. Esto y un par de pinceladas más romanticonas ponía la serie en la línea habitual de las obras de esta autora.

Sin embargo, no sé qué se le pasó por la mente a una autora que siempre había tirado hacia desarrollos simpáticos y agradables para meter lo que mete. La primera señal de alarma es cuando entra uno de los hermanos en el aseo, desnudo, mientras ella está bañándose. No es como en tantas otras series en que sucede por un error, sino que lo hace a posta con toda la intención de cohibirla. Pero lo peor es lo que sigue. Y lo siento pero a partir de aquí tengo que hacer spoilers. Para hacer que Meguri se vaya al fin de la casa por su propio pie, los hermanos le organizan una violación en grupo a la salida de su trabajo. Por suerte, claro, uno de ellos al ver el pánico de la chica impide que la cosa llegue a término. Fin de spoilers.

Algo así no tiene justificación posible y mucho menos, como ocurre en la serie, que ni siquiera hay una reflexión al respecto ni se disculpan con ella (de hecho, el que la salva le pide perdón AL HERMANO por no "poder seguir con eso"). Y no sólo eso, como "el salvador", para colmo, la besa tras el rescate, la protagonista está más preocupada a la mañana siguiente por que él la quiera a por lo que le hicieron la noche anterior. No tiene ningún sentido. Y encima todos actúan como si no hubiese pasado nada, ¡¡como si no hubiesen cometido un delito!! Es que es alucinante. Peor ¡ojo! que esto es sólo el primer capítulo (de tres más un extra breve). En el segundo entra en escena Erika, una vecina y ex de uno de los hermanos que ¡le acaba haciendo lo mismo a Meguri! Ya no es sólo que repita la misma situación en dos capítulos seguidos sino que, de nuevo ¡¡es un maldito delito!! Por supuesto, claro, la chica vuelve a ser rescatada y, de nuevo, como si nada hubiese pasado, Erika se acaba haciendo amiga de la protagonista.

El tercer capítulo, al menos, no repite la escena de marras, pero la mini-serie termina con unas vueltas que, como era previsible, generan un triángulo amoroso que no parece ser tal cuando en el extra está bastante claro que uno de ellos vuelve con Erika, su ex. Y para rematar, Meguri, que al menos había parecido ser una chica bastante espabilada (salvo por lo de dejar pasar según qué cosas), cae en el tipo de protagonista tonta que se da cuenta ahí de que está enamorada de uno de ellos cuando, por capítulos anteriores, parecía evidente que lo sabía. Es ridículo.

En cuanto a por qué quieren echar a la protagonista de su casa, pues se puede resumir en pura misoginia que se intenta justificar por parte de un hermano por las fans que tiene en el instituto, que parece que no le dejan tranquilo, y por parte del otro hermano, por el daño que le hizo Erika. Si la serie no hubiese metido las situaciones que mencionaba, podría haber tenido un desarrollo decente pero a ver con qué derecho se quejan estos dos miserables de las mujeres si son capaces de  hacer lo que hacen.

Es bastante triste que unas situaciones tan tóxicas y DELICTIVAS, JODER, empañen un tomo que, si las pudiésemos eliminar, no estaría mal, entraría en el estilo general de Nana Shiiba. Por ejemplo, el extra del final es bastante divertido y tierno por sí solo y, si toda la serie hubiese seguido esa línea, habría sido muy buena. Pero, claro, ahí están los hechos y es imposible obviarlos como hacen los personajes, lo que es absurdo. El tono cómico general no es suficiente para pasar por alto algunas cosas.

lunes, 25 de marzo de 2019

Abrázame con toda tu alma, de Nami Akimoto

Después de animarme a reseñar Mi nuevo padre, el 5º tomo de Un manga, un romance, me entró el gusanillo de releer algún otro de la misma colección. Posiblemente fue porque era el que estaba más a mano en las estanterías, pero éste fue el elegido, el 8º de esta interesante línea que ojalá Planeta se animase a recuperar. 

Lo habitual de los tomos únicos de historias cortas es que estén formados por cuatro o cinco de éstas pero en este caso sólo son dos (casi mitad-y-mitad del tomo, es un poco más larga la primera). Tenía un vago recuerdo de que ambas estaban bastante bien, desde luego tienen un número de páginas superior a la media para desarrollar en condiciones la trama. No me ha fallado la memoria, realmente es un tomo muy emotivo, de los mejores de la línea.

Por cierto, a Nami Akimoto la conocimos un año antes de la salida de este tomo, cuando Norma se animó a publicar dos de sus series: Gemelas milagrosas y Ultra Cute. Tengo ambas pero sólo las leí una vez así que lo mismo me animo en un futuro a darles una relectura y reseñarlas.

Abrázame con toda tu alma

La primera vez que Hiroki vio a Nao, ella estaba en la puerta de su apartamento, bajo la lluvia, llorando porque su novio acababa de dejarla.  Después de ese encuentro, tras acabar coincidiendo allá donde fuesen, acabaron haciéndose amigos de esos que se pican mutuamente a la mínima que el otro les da una oportunidad. 

Dos años después, ya en la universidad, Hiroki compagina los estudios con un trabajo en un restaurante y Nao sigue sufriendo desamores por continuar su búsqueda del hombre perfecto, con muy mala suerte. Pero un día, después de salir con un compañero de trabajo de Hiroki (y, de nuevo, acabar muy mal la cita), descubre que éste tiene una relación con una de sus clientas, la florista que trabaja frente a su restaurante... ¡una mujer casada! 

Un tipo de romance que me suele gustar mucho es el de "amigos de la infancia". No es exactamente el caso pero se le aproxima porque, a fin de cuentas, ya hay un vínculo previo que se ha fraguado con el tiempo, ya existe una confianza y se conocen mutuamente, tanto sus virtudes como sus defectos.


Aunque la obra toca un tema más adulto como es el de la infidelidad de una persona casada, lo cierto es que el tono no es muy maduro dado que la protagonista tiene una personalidad todavía muy de adolescente. Nao es un tanto inmadura e ingenua en temas amorosos y su carácter choca con el de la florista, que tiene una complejidad mucho mayor.

El final es más que previsible y probablemente no convencerá a todo el mundo ya que resulta demasiado conveniente cómo se desarrolla todo. No obstante, debo decir que a mí me ha dejado más que satisfecha y, aunque podría haber dejado que los personajes tuviesen un tiempo para asentar sus sentimientos, me he creído cómo evolucionan.

8/10

Dame un beso más

Makoto sale con Motoki desde hace un tiempo, cuando se le declaró apenas le conoció al empezar en la universidad, pero siente que la chispa que había ya no arde igual, al menos por la parte de él, pues ella sigue total y perdidamente enamorada. El chico no duda un segundo en cortar un momento íntimo para salir con sus amigos, Chiaki y Yusuke, otra pareja a la que éste conoce desde el instituto. En comparación a ellos, no podrían estar mejor compenetrados. O eso le parece a Makoto...

Siguiendo un enfoque similar a la anterior, tenemos otra historia que se sale de la etapa del instituto para tocar temas algo más adultos, quedándose a medio camino del josei.

Normalmente, al igual que sucede en la anterior, las historias cortas nos narran el inicio de una relación, pero en ésta la trama arranca estando ya la pareja formada y se centra en un problema de corte realista ¿qué pasa cuando la emoción inicial se calma? Seguro que muchas chicas se habrán sentido identificadas con las dudas e inseguridades que padece la protagonista.

El punto extra de interés que tiene es la presencia de una segunda pareja, también con sus problemas aunque a primera vista, ya que seguimos la perspectiva de Makoto, tampoco se aprecian. Es curioso que ambas pasen por problemas similares pero con los papeles cambiados.

Otro punto fuerte de la historia es que te hace dudar de cómo va a terminar. Puedes tener más o menos claro el desarrollo que va a seguir, pero no las tienes todas contigo.

Podría darle la máxima nota pero lo cierto es que la autora mete una escena muy tópica para aumentar la tensión de manera innecesaria. Salvo por este exceso de melodramatismo hacia el final, es una historia redonda.

9/10

Conclusión

Es raro que en un tomo único todas sus historias acaben gustando mucho, pero éste ha sido uno de esos casos. Dos historias cortas pero lo suficientemente extensas para no parecer precipitadas, que plantean relaciones más adultas a las habituales en el shojo que, a fin de cuentas, está enfocado a niñas y adolescentes, y que consiguen darle humanidad y emoción a sus personajes. 

Con las dos historias he llegado a tener la lagrimita asomando o un escalofrío de pura emoción. Con ambas me ha pasado en esta relectura que les he dado, y eso que no me pillan de nuevas pues las leí y releí varias veces desde que me hice con él hace años. Creo que es una pequeña joya que debería estar en toda estantería que aprecie unos buenos romances condensados en medio tomo.

miércoles, 20 de marzo de 2019

Baby, my love, de Yoko Maki

A la hora de dormir, servidora siempre se pone de lado (porque debe dejar espacio a un par de chuchos que en Invierno me hacen de estufa, así que ni tan mal) mirando hacia una de las paredes del dormitorio. En ésta tengo un par de baldas con mangas y ésta es una de esas series que hay ahí y que, gracias al colorido de los lomos, más destaca, es decir, una serie cuyos lomos llevo años viendo cada vez que me voy a dormir. La "fiebre" que me ha dado de hacer relecturas para reseñar muchos mangas que se quedaron sin una cuando los leí en su momento parecía que no me iba a dar con éste, pero al final le tocó.

Baby, my love, o Aishiteruze Baby en el original, es sin duda la serie más conocida de Yoko Maki. Panini nos la trajo en 2007 pero, a pesar de su fama, que incluso tuvo un anime de 26 capítulos, no volvieron a repetir con la autora. Eso sí, Glénat/EDT la recuperó un par de años después con Mi vida con Zenjirô Yamamoto pero la dejó inconcusa a falta de un tomo (de cinco).

Argumento

Kippei Katakura es un estudiante de secundaria bastante atractivo, despreocupado y vago que vive su día a día a base de ligar con chicas y asistir con poca atención a clases. Todo hasta que un día, al regresar a casa, se encuentra con su prima de 5 años en la entrada. Al parecer la pequeña Yuzuyu ha sido abandonada por su madre, la tía de Kippei, quien está pasando por una fase de profunda depresión tras la muerte de su esposo y se ve incapaz de cuidar de la pequeña. En una carta le deja a sus parientes, la familia Katakura, la responsabilidad de la niña.

Con la intención de que Kippei asiente la cabeza y madure un poco, la familia al completo (abuelos, padres, hermana mayor y hermano menor) decide asignarle el cuidado de Yuzuyu. A partir de ese momento tendrá que encargarse de todas las necesidades de la pequeña: llevarla a la guardería, hacerle el almuerzo o asegurarse de que se vaya a dormir.

Mientras se adapta a su nuevo rol, Kippei también intentará ganarse el corazón de una reservada compañera de clase, Kokoro Tokunaga, la cual también atraviesa un duro momento en su vida familiar.

Reseña

Una de las cosas que se le critican al shojo es que "sólo tratan de romances entre adolescentes". Ya sabemos que es mentira, que en esta demografía cabe de todo, al igual que en las demás, pero no está mal recordarlo. En este caso, aunque el protagonista sea, efectivamente, un adolescente que va al instituto, la co-protagonista no es su interés romántico, sino una niña pequeña a la que de repente debe empezar a cuidar. El amor romántico queda en un plano secundario frente al amor familiar y los conflictos de pareja dan paso a problemas familiares.

El punto fuerte de la serie es la "pareja" que forman Kippei y Yuzuyu, que ambos acaban enamorando. El chico madura bastante a lo largo de los siete tomos que dura la serie y la niña actúa perfectamente (salvo quizás algún momento puntual) como lo que es: una pequeña adorable y simpática, con sus prontos y berrinches momentáneos, que no termina de entender lo que sucede pero capta mucho más de lo que los adultos querrían. La pequeña sufre mucho por el abandono de la madre (aunque me llama la atención que por la muerte del padre no derrame una lágrima y ni se mencione apenas en la serie siendo lo que ha desencadenado todo) pero es una niña que tiene la esperanza de su regreso y, con la ayuda de su primo y el resto de familiares, sigue creciendo alegre y cariñosa. Si tuviese que describir la serie con una palabra sería "ternura" pues es lo que ambos transmiten.

La parte romántica, a pesar de ser menor que en otros shojos de instituto, está ahí. Ésta gira mayormente alrededor del "triángulo" entre Yuzuyu, Kippei y Kokoro. La niña está muy necesitada de cariño tras el abandono materno, por lo que es egoísta y no quiere que otra chica "le robe" a Kippei. La joven, más madura de lo habitual a su edad, lo entiende pero también tiene sus propios problemas por los que necesita el apoyo de su pareja. Esto genera un balance complicado pues el chico no puede dividirse y algunas veces fallará a una por estar con la otra que le necesita y viceversa.

Quisiera detenerme un poco más en Kokoro pues es una protagonista de shojo poco habitual. En cierto modo se puede entender que su personalidad prototípica estaría intercambiada con Kippei. Es mucho más común que él sea el reservado, misterioso, un poco borde y seco mientras que a ellas les toca ser abiertas, espontáneas y sensibles. Desde que salió la serie llevo leyendo que Kokoro cae antipática, bien por "quitarle" a Kippei tiempo con la niña o bien por su personalidad. Sobre lo segundo especialmente me mosquea cuando este mismo carácter en los chicos no genera, ni por asomo, las mismas críticas. Con todo, es una lástima que su personaje apenas llegue a desarrollarse durante la serie.

Aparte del cuidado de la niña y la relación de pareja, la serie también toca otros temas y problemas familiares de diversa índole: maltrato infantil, acoso en las aulas, acoso sexual, incomunicación con los padres o intento de suicidio entre otros. Esto, que por un lado enriquece la serie, despista de lo que podría haber sido más que suficiente para desarrollar: la maduración de Kippei ante el reto que se le presenta, el crecimiento de Yuzuyu y la complicada relación de pareja. Si por diversificar la trama se trataba, la familia Katakura tiene suficientes miembros como para tratar más ángulos de la historia sin salirse de ella de manera innecesaria.

En cuanto al elenco de secundarios es bastante amplio y la mayoría están muy bien definidos. Mención especial para Reiko, la hermana mayor de Kippei, que me parece el mejor personaje de la serie por su fuerza, su madurez, su entereza y su humanidad. Tampoco están nada mal las dos amigas de Kokoro, una más alocada y otra más seria.


Aunque la serie tiene numerosas virtudes, como ya he comentado, lo cierto es que también posee defectos importantes, aparte de los que se han ido colando en los párrafos anteriores. Uno de ellos, tal vez motivado por ser una serie publicada en la Ribon, una revista enfocada a un público a medio camino de niñas y adolescentes, es el tipo de resoluciones que tienen los problemas planteados en los arcos argumentales. El ejemplo más sangrante es cómo acaba el problema generado por una chica (encima mini-punto negativo por ser la única fea y obesa de la serie que cumple el rol de, cómo no, mala) que está enamorada platónicamente de Kippei y desarrolla una obsesión enfermiza que la lleva a herir a Yuzuyu. El tipo de resoluciones fáciles y felices se repite a lo largo de toda la serie y resulta un tanto irreal dada la dureza de algunas temáticas que se tocan. Supongo que se une la revista en que se publica y que la autora es una joven positiva, abogando porque el diálogo y el amor pueden solucionarlo todo. En fin, un mensaje bonito a costa de cierta credibilidad.

Al hilo de esto, lo mismo sucede con el desenlace, que es fácilmente imaginable cuál va a ser. Con todo, la previsibilidad no es su mayor defecto, es el cómo deja en el aire dos asuntos tan delicados como la situación familiar de Kokoro y el problema de Reiko, de quien se olvida por completo. Además de esto, es un desenlace que se produce casi de golpe, de manera muy abrupta y que, para intentar compensar, finaliza con unas pocas páginas situadas varios años después que sólo generan más dudas, tanto al respecto de Kokoro como de que se dé un reencuentro muy poco realista.

Tampoco olvidar el poco sentido del enfoque que tiene la serie en cuanto a Kippei. Lo cierto es que, para ser un playboy, el tiempo que tarda en convertirse en el "padre del año" es demasiado breve y convierte al chico en un tipo demasiado perfecto capaz de resolver todo problema ajeno que llame a su puerta. Buena parte de la serie podría haber girado en torno a su maduración lenta, a aprender de sus errores, a sus reticencias sobre cuidar a una niña que le impedirá seguir con sus líos amorosos... Sin embargo, rápidamente se encariña de Yuzuyu y hará todo lo posible por ella, además de que, como se empieza a interesar de manera seria en una chica, hasta el tema del flirteo se corta sin más vuelta de hoja. Y, aunque Kokoro como tal me gusta, su relación con Kippei carece de toda química. No les he visto nada de chispa y la evolución que tienen es muy precipitada dada su carácter y las circunstancias en que están ambos.


En cuanto al dibujo, aunque Yoko Maki realiza algunas viñetas que son una preciosidad y la mayoría de primeros planos no tienen ninguna pega, en planos más generales se nota que aún estaba un poco verde cuando realizó esta serie, pues a sus espaldas solo llevaba un par de tomos únicos y una serie de tres tomos. Con todo, mejora mucho al pasar los tomos y desearía tener más de sus obras en nuestro mercado para seguir disfrutando de su precioso dibujo.

Poco más que añadir. La serie es muy tierna, toca temas muy interesantes y peliagudos y envía un mensaje optimista a la hora de enfocar los problemas. Sin embargo, las pegas están ahí y no puedo obviarlas, sobre todo por un desenlace que deja un regusto un tanto amargo por abrupto y abierto.

viernes, 15 de marzo de 2019

Metamo Kiss, de Sora Omote

Aunque sigo con las reseñas de shojos cortos (al menos esta vez es una serie de tres tomos), hoy varío un poco la cosa y es que esta vez os traigo una adquisición inglesa muy mona que me hice prácticamente a ciegas, sin saber muy bien por dónde podría salir. Fue hace años, aprovechando una enorme oferta en una tienda inglesa. Era de las pocas series que había completas en stock así que por qué no darle una oportunidad si seguramente no iba a llegarnos. Si os interesa lo que os cuento puede que os resulte complicado haceros con ella a estas alturas, no sólo por los años que hace de su salida sino porque la publicó Tokyopop y ya sabemos cómo acabó la cosa. Al menos la podéis conseguir en digital ya que Viz Media la ha sacado así. Si se os da bien el francés, en nuestro país vecino la han publicado, aunque ahí ya no sé cómo andará la cosa de disponibilidad.

Como me pasó con Rie Kanenari, después de releer Mi nuevo padre, fui a investigar un poco qué había sido de la autora y qué más había publicado. De nuevo la sorpresa al descubrir que únicamente sacó una serie más, de dos tomos, colaboró en un par de antologías y desapareció del mundo del manga. Una pena porque ésta era su primera serie y se le veía bastante potencial.

Argumento

Kohanamaru Taki es un adolescente de 14 años que se muda a Tokyo tras el fallecimiento de su abuela. Allí volverá a vivir con el resto de miembros de su familia, a quienes hace tiempo que no ve. Un tanto despistado en la estación, acaba chocando con una preciosa chica de su misma edad que también andaba poco pendiente de hacia dónde iba. El choque supuso que sus labios se tocaran y, de repente, se dan cuenta que ¡han intercambiado sus cuerpos!

La chica, Nanao Higashiyama, cuando descubre que éste tampoco sabe cómo volver a la normalidad, le obliga a que la sustituya en el día más importante de su vida: su cita con Konatsu, el chico del que lleva enamorada un tiempo. El pobre Kohanamaru debe interpretar el papel siguiendo las instrucciones que ésta le da desde su propio cuerpo. Pero para su sorpresa, cuando regresa de haber ido un momento al aseo, su cita se ha largado. El chico es un imbécil y, ante la cara deprimida de Nanao, Kohanamaru le persigue y le canta las cuarenta.

Más tarde, el chico intenta animar a la joven por lo sucedido. En esas aparece un gato negro y ambos se dan cuenta que sobre la cabeza de éste flota una estrella ¡igual que sobre ellos! Y por si fueran pocas las sorpresas, un perro surge de la nada dispuesto a perseguir al gato, golpeando el cuerpo de Nanao que, al caer sobre el de Kohanamaru, se vuelven a besar y regresan a la normalidad. Aunque eso debería haber alegrado a Nanao, su cabreo por que le hayan robado su primer beso es descomunal.

Cuando al fin llega a su casa, Kohanamaru es recibido por su familia que le felicita por "su primera transformación". Su madre le explica que es una extraña característica familiar y su hermana, Koharu, que resulta estar en el cuerpo del gato negro de antes, se intercambia con éste delante de sus narices cuando se tocan la frente. Según le dicen, cada miembro de la familia tiene un punto en su cuerpo para hacer la transformación y, en su caso, son los labios. Además, esto no sucede con cualquiera, sino que debe ser su "alma gemela" predestinada, que ha resultado ser esa chica preciosa pero muy violenta. Y por si todo esto no fuera suficiente, el chico de la cita, Konatsu, resulta ser su hermano mellizo. Se prevén multitud de líos en el horizonte.

Reseña

No sé si en mi primera lectura me dio esa sensación pero en esta ocasión no he podido quitarme de la cabeza la similitud con DNAngel, de Yukiru Sugisaki. Razones hay: también se publicó en la Asuka, los protagonistas comparten edad y cierto parecido físico y de personalidad y las relaciones también tienen detalles en común, además de los líos por "cambios de cuerpos", claro. Si os gustó aquella serie deberíais echarle un ojo a ésta, al menos tiene una virtud frente a la otra: está terminada.

La serie es entretenida como mínimo, los personajes destilan carisma por todos los poros y los líos en que se meten dan mucho juego. Además, el elenco se amplía durante el segundo tomo con una divertida incorporación, Madoka Shishihara, una friki de lo paranormal que parece haber descubierto el secreto de los protagonistas. También tenemos un capítulo protagonizado mayormente por Koharu y su día en el cuerpo de su gato que, por supuesto, se complica más de una vez. Y no quiero olvidarme de Akane, una niña pequeña a la que conoce Konohamaru un día y le asegura que, mientras esté con ella, tendrá buena suerte, y es cierto, porque la chica también pertenece a una familia tan especial como los Taki. El buen rato de lectura está garantizado durante los tres tomos que dura la serie.

El mayor punto a favor de la serie son sus personajes. Especialmente Nanao, una chica directa, fuerte, con mucho carácter pero también dulce y amable. Luego, Kohana, es un chico adorable, un tanto cortado pero muy honesto y sencillo. Está claro quién domina aquí la situación. Más decepcionante me parece Konatsu cuya excusa para ser un imbécil me parece muy pobre, aunque por suerte algo mejora hacia el final. Y en cuanto a secundarios, aunque el papel que ocupa la familia Taki está muy limitado, cuando salen se les nota que están dotados de personalidad propia, por lo que enriquecen bastante el elenco.

El gran problema que tiene es que se hace breve y deja demasiadas cosas en el aire. Tenía potencial para haber desarrollado mucho más el tema de las transformaciones por no hablar de que no se produce ninguna explicación a por qué la familia tiene ese "don" o que las reglas cambian según lo necesita la autora (como que en teoría, después del anochecer, si no han vuelto a su auténtico cuerpo, ya no pueden transformarse de nuevo). Además ¿qué sentido tiene que la difunta abuela no le contase nada de su peculiar familia a su nieto? ¿Y entonces por qué tenía un cuaderno lleno de claves y secretos de este misterio que el resto de los familiares desconocían? Una pena que con tantos elementos interesantes toda la trama haya quedado con agujeros de guión tan importantes. Supongo que mucho de esto se puede achacar a la inexperiencia de la autora, que recordemos era su primera obra, pero son fallos que no dejan de estar ahí y ensombrecen las buenas sensaciones generales que transmite. 

En cuanto al final, todo se precipita y acaba pecando de cliché y "facilón". Además, deja muchos misterios en torno a los personajes, tanto a los protagonistas como los secundarios. Esta serie pedía a gritos o bien una continuación directa o bien una segunda parte para profundizar en todo lo que queda en el aire. Desde luego, tenía potencial para bastantes tomos más.

Del dibujo, a pesar de ser una primera obra, está claro que la autora tuvo que haber trabajado antes en el mundo del manga, está demasiado bien para una novata. Las composiciones de páginas, el diseño de los personajes, las tramas... Seguramente podría pulirlo todo mucho más, pero está bastante bien, es cuco y no se ven cosas extrañas. Los personajes son reconocibles y sólo pecaría, como es habitual en la demografía, de trabajar muy poco los fondos.

En definitiva, una serie simpática, con muchos momentos divertidos y tal vez alguno que consiga tocar el corazoncito, pero peca de una enorme falta de profundidad y explicación en torno al misterio de la familia Taki.

domingo, 10 de marzo de 2019

Romance modelo, de Show Ichikawa

La falta de tiempo para el blog me está llevando a reseñar únicamente tomos únicos y obras cortas, incluso reciclando viejas reseñas de PSS.  Saqué éste de la estantería para releerlo y reseñarlo y lo cierto es que no recordaba absolutamente nada de ninguna de las historias que componen el tomo, ni siquiera de la primera que a fin de cuentas son tres capítulos. 

Romance modelo es otra de las apuestas de Ivrea por una autora desconocida del amplio elenco de la Sho-Comi. En este caso parece que no tuvo mucho éxito pues no han vuelto a repetir con ella y éste es el único trabajo suyo que nos ha llegado. 

Romance modelo

El vecino y amigo de toda la vida de Uno, Leo, es modelo. En las revistas aparenta ser un chico maduro pero en realidad es un niño caprichoso y consentido por la misma Uno hasta el punto que ésta tiene que ir a despertarlo todas las mañanas y ayudarle a vestirse para ir a clases. Como tiene un año menos que ella, siempre le ha visto como su adorable hermano pequeño. Sin embargo, un día va a verlo durante una de sus sesiones fotográficas y por primera vez está frente al modelo profesional. Algo ha ido cambiando en Uno desde hace un tiempo y ese día se da cuenta de que está enamorada de él.

La autora comenta que nació como historia corta pero le permitieron alargarla y convertirla así en su primera serie. Y se nota. El esquema no puede ser más simple: primer capítulo para empezar a salir, segundo capítulo para tocar los celos de ella por una posible rival y tercer capítulo ídem pero invertidos los papeles. Un puro cliché.

La virtud que tiene y por lo que se salva de ser una mini-serie puramente mediocre es que los personajes están bastante bien construidos, especialmente Uno. También, quienes cumplen los roles de rivales amorosos sorprenden muy positivamente. La relación de la pareja es muy tierna y simpática y consiguen que leamos los capítulos con una sonrisa tonta en la boca.

No obstante, mi problema con esta historia es Leo. No está mal el hecho de tener un protagonista un tanto infantil y mono, se agradece frente a los estereotipos más rancios de chulos y bordes, pero la dependencia que tiene de Uno, qué más que su novia y amiga parece la madre de un niño pequeño, no me convence. Me ha recordado a una de las historias cortas de Prince Class, de Aya Nakahara, sólo que ahí el enfoque cómico y exagerado del protagonista impedían que te lo tomases en serio.

6/10

Amor en casa

Ren y Ai son vecinos y se conocen de toda la vida. Ella está enamorada de él en secreto y, a pesar de su cercanía física, puerta con puerta, su relación ya no pasa de un simple saludo. Un día, Ai oye un grito que viene de la casa de Ren y se acerca para comprobar qué ha sucedido. Para su sorpresa, aparece ante sus ojos una niña que dice que viene del futuro y que es la hija de ambos.

Lo primero que llama la atención de esta historia es que se percibe desde la primera página que estamos ante un trabajo bastante viejo de la autora. Según uno de sus free-talks, su 5ª obra, ahí es nada, así que toca ser compresiva y no hacer demasiada sangre, al menos con el dibujo.

Sin duda el punto fuerte que tiene es la originalidad. Estamos en una obra de ficción así que ¿por qué no podría ser cierto que es la hija del futuro de los protagonistas? Ahí tenemos a Chibiusa, en Sailor Moon, podría haber sido un caso similar. Sin embargo la trama es realista y, cuando descubrimos que no existe ningún elemento de fantasía, empieza a hacer aguas todo lo que ha ocurrido antes porque la justificación a que los verdaderos progenitores la hayan dejado sola en casa no tiene pies ni cabeza. Por no hablar que dos casi-adultos, en un contexto realista, se crean que viene del futuro y no empiecen a llamar desde familiares a la policía para saber de dónde ha salido la niña.

Abstrayéndonos de los agujeros argumentales y el dibujo, que en muchas viñetas deja bastante que desear, la historia funciona. Es un argumento bastante usado el de tener a un bebé para unir a la pareja protagonista (que haya reseñado, UFO Baby, ésta sí con elementos de fantasía). La trama es simpática y hay un par de escenas monas y divertidas. Eso es todo.

6/10

Life + B

Mio Sonoda, una chica considerada un tanto "marimacho", a la que le gustan los deportes y ayudar a los demás, guarda una faceta que no quiere que descubran en su instituto. Y es que Mio trabaja en la floristería de su padre, llevando unos vestidos llenos de volantes y haciendo arreglos florales. En la secundaria baja la descubrieron y no tiene ganas de que se repitan las burlas. Por eso, cuando un día aparece por la floristería un chico de un curso inferior de su mismo instituto que la reconoce, teme que todo vuelva a repetirse.

En otras demografías no sé, pero en el shojo es relativamente habitual que se encargue a las autoras historias cortas con un elemento particular para hacer antologías. Me acuerdo de una en que los protagonistas llevaban gafas y, en este caso, la antología se centraba en los tipos de sangre que, como si del horóscopo se tratase, se supone que cada uno se corresponde con una personalidad concreta. A Show Ichikawa le tocó el "Tipo B" y compartió publicación con otras autoras que nos ha traído Ivrea como son Miko Mitsuki, Kayoru, Rina Yagami y Mio Mamura. Tenéis más información aquí.

Así, llegamos a ésta, la última historia y la mejor de todas. Ambos protagonistas tienen mucho carácter y personalidad, quizás ha forzado un poco el tema de seguir el guión de lo que se supone que tiene que ser un chico con sangre de tipo B, pero es la única pega que puedo poner. 

Es una pena que quede en historia corta porque podrían haber dado mucho juego en una serialización. Ambos funcionan muy bien juntos y dan escenas con mucha chispa. De hecho, me recuerdan bastante a los protagonistas de Kaicho wa Maid-sama! y ésta llegó a los 18 tomos. Desde luego no tanto, pero uno o dos habrían estado bien.

8/10

Conclusión

En definitiva, un tomo sencillo, simpático, mono y entretenido pero que sólo aporta eso. No trasciende ni tiene unas historias con elementos lo suficientemente destacables como para que se quede registrado en la memoria durante mucho tiempo. Si los puntos más "mosqueantes" no os afectan mucho, os dará un rato de lectura amena y ligera. A veces es lo que pide el cuerpo y, para esos momentos, puede ser una buena opción.

martes, 5 de marzo de 2019

Adquisiciones de Febrero de 2019

No es que me haya saltado el mes de Enero es que aparte de los Reyes que ya comenté en la entrada navideña, ese mes ha estado en blanco por lo que ya pasamos a Febrero para el par de compras que han caído.

Lo primero es, inesperadamente, anime. Hacía la tira de tiempo que no compraba algo pero no me pude resistir al pack de oferta de Selecta de las tres temporadas clásicas de Slayers en DVD por 40€ con motivo de la Japan Weekend. Aparte, dado que los gastos de envío salían gratis a partir de 60€ sumé un par de películas a las que les tenía ganas desde hacía tiempo: Wolf Children y La tumba de las luciérnagas (sí, soy una hereje, aún no he visto ninguna). En cuanto a los packs de Slayers son demasiado simples y no incluyen un triste extra. Para una serie tan mítica esperaba un poco más de mimo por mucho que fuese la edición en DVD. Por el precio que me la he llevado tampoco me voy a quejar pero quienes la hayan comprado al precio original de salida temo que habrán quedado aún más decepcionados.


Lo otro que ha llegado este Febrero son tres libros por Círculo de lectores. Últimamente no tengo ánimo lector de novelas, así que tampoco pido demasiado. A ver si me vuelven las ganas de una buena lectura.


- El rey recibe, de Eduardo Mendoza. Aún no he leído nada de este hombre pero le he visto en algunas entrevistas y si sus obras recogen su espíritu, tienen que ser un punto de lectura.
- Guardianes de la ciudadela (2) El secreto de Xein, de Laura Gallego. Otra saga que continúo sin haber leído todavía el primero, pero para que no se me quede descolgada el día que me ponga con ella, prefiero ir adquiriendo los libros según salgan.
- La institutriz silenciosa, de Julie Klassen. Nueva colección de romántica adulta de corte histórico. Leí reseñas muy positivas de todas las obras así que, adelante.

Pues hasta aquí, tampoco mucha cosa pero como veis que ando de relectura y lecturas de mangas que tenía por casa pendientes, pues no era plan de añadir más cosas por añadir.

viernes, 1 de marzo de 2019

Mis recuerdos del instituto, de Megumi Mizusawa

Después de las reseñas de Kaikan Phrase, Gals! y Kamikaze Kaito Jeanne, hoy retrocedemos todavía un poco más en la cronología shojo para rescatar la reseña que hice para PSS de esta tierna y sencilla historia.

Planeta apostó por Megumi Mizusawa para su lista de lanzamientos cuando se quedaron sin nada reciente de Wataru Yoshizumi que publicar (que se podrían haber animado con Handsome na kanojo, pero bueno). Su estilo no podría ser más parecido al de aquella y parecía la opción perfecta para rellenar el hueco que dejaba hasta la salida de Randaom Walk. No sé qué tal les funcionó en su momento a la editorial pero es una de esas autoras que lamento que hayan quedado en el olvido sabiendo que tiene obras mucho mejores que las que nos llegaron y eso que éstas, por su monería, me encantaron.

Datos

Título original: Oshaberi na Jikanwari
Autora: Megumi Mizusawa
Nº de tomos (edición original japonesa): 2
Publicación en Japón: 1994 

Revista: Ribon
Editorial en Japón: Shueisha
Nº de tomos (edición española): 6 comic-books 
Publicación en España: 2001-2002
Editorial en España: Planeta
Estado actual: Publicación completa. Descatalogada.
Precio: 2,40 € 

Curiosidades / Datos extra

- En el año 2009 la serie tuvo una reedición en formato bunko que la recopiló en un tomo único.

Argumento

En 5º de primaria, Chika Takahashi cae en una clase en la que el tutor les entrega una lista con los nombres de todos los alumnos. Esa lista, que está dividida en una columna de chicas y otra de chicos, la usarán para que cada día se encarguen de las tareas de clase la pareja chico-chica que tenga el mismo número. A Chika le toca con Tokita, a quien no conocía de nada. Poco tiempo después, éste empieza a hacerse popular pero a ella no le termina de interesar pues prefiere centrar su atención en los mangas y en su sueño de llegar a ser mangaka antes que en los chicos.

Un día que tienen un examen de ciencias de una parte bastante difícil, Chika no consigue que le entre la materia y decide hacerse su primera “chuleta” con tan mala suerte que la pillan en seguida. Para su sorpresa y la del resto de la clase, Tokita sale en su defensa y eso hace que empiecen a circular rumores poco después. Así comienza el primer gran amor de la pequeña Chika.

Reseña

Ya ha llovido mucho desde que llegaron los primeros shôjos, y mucho hay que agradecer al anime de Marmalade Boy, que permitió que se abrieran las puertas de manera definitiva a la demografía tras los primeros intentos de escaso éxito. Con un triste formato comic-book salieron tanto ésta como, poco después, Solamente tú y Somos chicos de menta, también de Wataru Yoshizumi. No obstante, una vez publicados éstos, quedó un hueco por rellenar en Planeta, pues Random Walk aún estaba en publicación en Japón. Ese hueco fue ocupado por Megumi Mizusawa con Caramel Diary y este manga de 2 tomos en su versión original.

Mis recuerdos del instituto es una historia muy simple de una autora que era totalmente desconocida. Su estilo recordaba mucho al de Wataru Yoshizumi, ya que publicaban en la misma revista y, además, se tienen un gran aprecio entre sí, algo que se remarca con el pequeño homenaje que le hace la autora cuando Chika dibuja a Miki (Marmalade Boy) casi al principio de la historia, expresando su deseo de ser mangaka.

Precisamente ese objetivo de la protagonista, base que también utiliza en el tomo único Caramel Diary, hace intuir que se trata de una historia autobiográfica de Megumi Mizusawa y, de hecho, así es. Mis recuerdos del instituto es el relato del primer amor de su autora desde 5º de primaria hasta lo que sería final de Bachillerato, siendo cada capítulo de la historia, un año entero.

Con ese desarrollo todo parece pasar muy rápido y sólo se recogen los momentos clave de la vida de su protagonista. Chika es una chica muy normal, dulce y sencilla que desea ser mangaka y que va descubriendo poco a poco las dificultades que conlleva enamorarse: dudas, miedos, complejos, la temida declaración de los sentimientos... No hay mucho más en ella ni en la historia en sí. Por su parte, su amor, Tokita, es un chico alegre, simpático y sin ninguna doblez en su carácter. Su problema es ser demasiado perfecto y, dado que en ningún momento se llegan a ver las cosas desde su punto de vista, es un personaje bastante plano.

Dada la brevedad de la historia, a la que hay que descontarle un comic-book y medio de historias extras independientes de la trama, se podría pensar que no hay espacio para hablar de los secundarios de la historia. Sin embargo, la autora cubre levemente los primeros amores de las amigas de la protagonista en el capítulo que cierra la historia principal siendo relatadas por ellas mismas en una fiesta de pijamas. 

A este final hay que añadirle un capítulo extra en el que se narra exclusivamente la historia de Satsuki, la mejor amiga de Chika, y su primer amor, unido al problema de hacer amistades con las demás chicas.

En lo referente a las historias extras antes mencionadas y que terminan de completar los últimos números de la serie, destaca su antigüedad en comparación con la historia principal. La primera de ellas titulada El mensaje llama la atención por situarse en la universidad frente a las historias de instituto. En ella, Akari y Wataru son dos universitarios que pertenecen al club de cine y cuyo reencuentro con una vieja amiga del instituto, abre la caja de los recuerdos de Akari y su secreto relacionado con una vieja cassette. La segunda y última historia de la serie se titula El cuadro del segundo año. En ella, Soko, una estudiante de instituto del club de Bellas Artes, conoce a un chico que también es pintor y solo hace cuadros abstractos: Takuya Kando. Enseguida Soko descubre que es un amigo de su exnovio quien la dejó cuando empezó a gustarle otra chica. 

En lo referente al dibujo es muy simple y sencillo. Apenas hay fondos y no se puede considerar elaborado. Megumi Mizusawa era entonces una autora a la que todavía le faltaba mucho por pulir y en trabajos más recientes se puede notar una gran mejoría. Tiene un estilo propio de la Ribon de aquellos años, tremendamente parecido al de Wataru Yoshizumi. El dibujo de las historias extras va de ser simplemente aceptable en la primera a realmente malo en la segunda. Se nota el espacio de tiempo pasado entre todas estas historias y sirven para ver la evolución de su autora, quien ha ido mejorando a lo largo de sus años de trabajo aunque aquí estaba todavía muy verde.

La edición de esta historia son los tristes comic-books (también conocidos como formato “grapas”) de tamaño B5 (183x257 mm.), mayor que los tomos estándar, con papel que transparenta a menudo. Sí que es cierto que la serie completa habría salido prácticamente al mismo precio que si fuesen tomos pero su calidad es muchas veces inferior. Además, con un dibujo tan sencillo y poco detallado, el formato mayor no se puede decir que le ayude. Es una de tantas series antiguas que no se han reeditado en formato tomo y es una pena que en Planeta se hayan olvidado de esta pequeña historia y, dicho sea de paso, de su autora.

En resumen, Mis recuerdos del instituto difícilmente gustará a quien busque algo complejo, profundo o trascendente. Es una historia muy sencilla y de corte realista, no por nada está basada en hechos autobiográficos que pueden aportar un sentido más emotivo a lo que sucede, pues no se trata solamente de “una historia”. Si algo tiene de positivo la serie es que desprende sencillez y cercanía en cada una de sus páginas dando una historia muy tierna que, por otro lado, puede ser demasiado ñoña e infantil para según quien la lea.