Una de engaños con gotas de hipocresía

Hace un rato he llegado a casa. Y la verdad, me siento fatal emocionalmente. Mientras estaba en compañía de una amiga, era más el cabreo y la indignación, pero ahora, con el pijama puesto, en la cama, el mini sobre las piernas y llorando a moco tendido, son otras cosas las que se me pasan por la cabeza. Me siento engañada, traicionada, utilizada, decepcionada. Siento que se han burlado de mí. Pero también he perdido mucha de mi fe en el ser humano como ser colectivo, como ser que sabe unirse en busca de un fin, de defender unos derechos y de denunciar aquello que es injusto.

No puedo poneros en situación, he intentado ser breve, pero es muy largo y hay muchos matices importantes, así que tendréis que perdonarme y simplemente dejar que me desahogue un poquito.

Hay cosas que no me parecen justas, y que a veces merece la pena el esfuerzo de pelear. Soy una idealista, me gusta pensar que lo bueno se valora, que lo injusto se penaliza, que la gente va con la verdad por delante y no tiene otra cara detrás de falsedad e hipocresía. Hoy es uno de esos días en que me vuelvo adulta, porque ser adulto parece significar que hay que dejar atrás esos delirios de infante. Y os aseguro que en esta carrera, cada cuatrimestre me da la sensación de ser todo un año de vida. Tengo 24 años. Hoy siento que tuviese 48. Vivimos en una sociedad en que ya no hay sociedad. Ya no se sabe luchar por el bien común (recortes ¿os suena la palabra?). Dicho finamente, faltan huevos. Impera el individualismo, da igual la mayoría, lo que importa es el yo. Tal vez esto lo sepáis todos, en realidad, yo también lo sabía, pero me gustaba pensar que no tenía por qué ser así, que hay cierta esperanza en la unión de las personas.

Aunque no venga a cuento, quiero decir que admiro mucho a una compañera de la carrera. Se mete en todos los follones pero su capacidad de poner a la gente en común, sus dotes de líder, su coraje y su energía nos llegan a todos. En parte también la envidio, porque tal vez las cosas habrían sido hoy diferentes si tuviese una décima parte de todo eso. Yo no soy una líder, me gusta moverme con la corriente, pero sí que cuando hay que arrimar el hombro, soy la primera en estar ahí, para lo que haga falta siempre que sea algo justo.

En realidad, sólo hay una persona que me ha defraudado hoy, una chica que anoche mismo decía "No, no, no" y hoy ha sido "Sí, buana". Pero por mucho que sólo haya sido una persona, ha sido suficiente. Por otro lado está la causante de todo, una profesora como podéis suponer, pero es que son tantas las acusaciones que sobre ella podría hacer que hoy no acabaría, y no voy a prolongar el estado anímico en que estoy más de lo imprescindible. Tal vez otro día...

Por otro lado, hay otra persona implicada, por decirlo de algún modo, que también me ha afectado. Este caso es más especial, pues le comprendo, tenía sus razones de peso para las decisiones que tomó y ha sido coherente con ellas. Pero no puedo negarlo, creía contar con su apoyo y me ha dolido no tenerlo. No obstante, no puedo decir ni diré nada malo de ésta persona porque sí ha sido coherente consigo mismo.

La cuestión ahora será si todo el trabajo realizado, todas las horas de esta semana (y anteriores) que he dedicado, servirán para algo. Aunque abatida, creo que todavía me quedan fuerzas para seguir peleando. Creo. Me han dado un consejo "Mira por ti, que nadie más lo va a hacer". Por triste que sea, tiene razón. Tal vez mi pelea ahora ya pase a ser más individual. Nada de falsos colectivos unidos por el amor y la justicia, a lo Sailor Moon, no, pura y dura realidad. 

Sinceramente ¿seré capaz de ser egoísta? Las personas que me conocéis de verdad, ya viváis a 5KM o 1000KM, sabéis que puedo ser muchas cosas, pero egoísta creo que no. Pero creo que deberé aprender a serlo ¿verdad? Aunque no quiera cambiar... es inevitable ¿no? No quiero hacerme adulta si significa esto, quiero ser Peter Pan y seguir creyendo en mis ideales de infante, en mis delirios de infante.

Pero la lucha ya será mañana en cualquier caso. Hoy ya no más. Hoy me limitaré a no hacer nada en las horas que le quedan al día. Se está calentito en la cama, aunque las manos estén como hielo, que para el caso, siempre las tengo así.  Tengo libros, manga e internet. Suficiente para evadirme de este día que, sin embargo, aún con todas he reído mucho. Pero las cosas bonitas, también las dejo para otro día.