sábado, 30 de septiembre de 2017

La niña que recorrió Tierra Fantástica en un barco hecho por ella misma, de Catherynne M. Valente

Creo que ésta es la entrada con el título más largo que he escrito nunca. Bien. Siguiendo con este reto (que ya os comenté en El color de los sueños que me obligó a posponer las reseñas para poder cumplirlo o no llegaba, amén de otras cuestiones personales), hoy os vengo a hablar de esta obra de título tan absurdamente largo y que tanto promete a primera vista.

Por cierto, aunque se puede leer como libro único, éste es en realidad el primero de una saga que parece ser que ha quedado cerrada con cinco libros. Aquí sólo nos ha llegado el primero, así que volvemos a tener una saga a medias gracias a las maravillosas editoriales de este país.

Argumento

Septiembre, una niña de doce años de Nebraska, tiene muchas ganas de vivir aventuras. Así que cuando el Viento Verde le propone viajar a Tierra Fantástica a lomos de un leopardo, no duda en aceptar su propuesta ni un segundo. Sin despedirse de su madre y dejando atrás uno de sus zapatos, pone rumbo al mundo mágico.  

Pero Tierra Fantástica no pasa por su mejor momento y Septiembre, después de comprometerse a devolverle la cuchara robada a una bruja por la pérfida Marquesa, deberá aliarse con De-la-A-a-la-L, un guiverno amante de los libros, y un extraño niño genio llamado Sábado para derrotarla y restaurar el orden. En su camino perderá algo muy querido, aprenderá muchas cosas y vivirá un sinfín de aventuras.

Reseña

Debo confesaros para empezar que la obra no me terminó de convencer hasta el final, cuyo desenlace me parece magnífico, de los mejores que recuerdo para cerrar una historia que no me estaba terminando de atrapar. Lástima que el resto no me haya parecido tan maravilloso. Y no diría que es un libro malo, para nada, pero me costó muchísimo entrar en la historia, conectar con la protagonista y disfrutar de las aventuras que vive.

Una primera pega es que la historia está demasiado influenciada por muchísimas otras. La más destacada es sin duda Alicia en el País de las Maravillas, pero también tiene cosas que recuerdan a El mago de Oz o Peter Pan y seguro que muchas más referencias que se me habrán escapado por desconocimiento o por olvido. Bebe de sus fuentes en exceso y durante casi toda la lectura sentí como si hubiese metido en una coctelera todas esas historias y muchas más, hubiese agitado y hubiese servido. No quiero decir que haya plagio, sólo que la esencia es casi idéntica a la primera y no le he terminado de percibir un espíritu propio.

Otro punto flojo es que se me hizo largo. El formato es similar a los anteriores: pequeñas aventuras dentro de la gran aventura. En cada capítulo seguimos a la protagonista que conoce a seres fantásticos, viaja y se enfrenta a retos. Cada situación es diferente a las demás, pero aún así me han acabado cansando pues aquellos en los que avanza la trama de fondo (derrotar a la malvada Marquesa) se pueden contar con los dedos de una mano y, entre medias, quedan muchos pasajes prescindibles. Por eso, creo, la historia de Alicia está mejor al ser mucho más breve.

Además, otro aspecto que me genera conflicto interno en esa variedad de aventuras es que, mientras hay situaciones fantásticas muy entretenidas y sorprendentes, con personajes o entornos interesantes, otras tienden a ser demasiado oscuras, desagradables o anodinas. Por ejemplo, pasamos de un pueblo hecho de pan, pasteles y mantequilla a una isla llena de trastos abandonados con vida y un aire malicioso. Septiembre pasa de comer cosas deliciosas a tener que pescar y comerse un pez crudo. Son contrastes demasiado marcados, que me han sacudido de la lectura y me han impedido disfrutar.

Quizás mi problema, relacionado con lo anterior, es que no conseguí simpatizar con Septiembre. Me pareció una niña pedante, artifisiosamente especial. No sabría explicar muy bien por qué, pero eso, no conecté con ella y eso me hizo que sus aventuras me diesen bastante igual, incluso cuando peor lo pasa, no me llegó a dar pena o preocupar su futuro.

Tampoco me ayudó que, aún encantándome la fantasía, el mundo de Tierra Fantástica tuviese tan poco sentido. Aquí es donde más similitudes veo con el País de las Maravillas pero en aquél, lo icónico y memorable de los personajes y el ser completamente absurdo lo hace más digerible.

Obviamente no todo es malo y sé que mi opinión del libro es minoritaria y ha gustado mucho por la blogsfera. El desborde de imaginación es sublime, si conectáis con la protagonista, disfrutaréis de un sinfín de aventuras, la prosa tiene un aire a los clásicos y, al final, es un libro que podría convertirse en un digno descendiente de los anteriormente mencionados. También es cierto que de fondo hay ciertos temas más adultos pero salvo por lo que rodea a la Marquesa, el resto me han parecido un quiero-y-no-puedo-profundizar.

En definitiva, que tengo sentimientos encontrados con este libro. En general no lo he disfrutado pero tiene ciertos momentos realmente brillantes que me impiden suspenderlo. Es un mundo confuso el que nos presenta y así es como me siento. No me hagáis mucho caso y si os llama la atención la idea de una "nueva Alicia", dadle una oportunidad.

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