Siempre se me acumulan lecturas de aquello que compro o me regalan porque después de hacer la entrada de turno de las adquisiciones, les busco un sitio en las estanterías y espero a que les llegue su momento... y en muchos casos ese momento tarda años en llegar. Como propósito de año nuevo (¿?) me he planteado evitar esto en la medida de lo posible. Ya he reseñado Los artistas no pisan las flores y hoy vengo con este otro tomo que llegó como regalo navideño.
Hasta el momento, de shôjos clásicos (pongamos como fecha anteriores a los 90), no he reseñado gran cosa, sólo un par de tomos únicos (Catarsis y Promesa) y Georgie, serie en la que es dibujante la misma Yumiko Igarashi que realiza este tomo por completo. Ya iba siendo hora de añadir alguna cosa más a esta breve lista, así que hoy incluyo este otro tomo único de 1983.
Argumento
La pequeña Mami Amanogawakouji es una de las niñas más queridas y admiradas entre sus compañeras del colegio sólo para chicas al que asiste. Es simpática, amable, se le da bien el deporte y colabora tanto en las competiciones deportivas como en el club de teatro. Alguien así está claro que puede despertar celos y envidias, como le sucede con Azami Onigashima.
Cuando Mami cumple diez años hace un gran descubrimiento: su madre es una bruja y todas las hijas de las brujas pueden hacer uso de la magia desde que alcanzan esa edad. A partir de entonces puede convertir el agua en hielo, recordar todo lo que lee y cambiar de ropa a voluntad. A su lado tendrá a Damp, un adorable mapache que la ayudará a desarrollar sus poderes.
Sin embargo, que Mami sea una bruja no pasa desapercibido para Azami, quien también tiene poderes que no dudará en usar para lograr que sea expulsada y quedar ella como la única bruja del colegio.
Reseña
La obra se titula en el original Magical Mami y se puede englobar en el género precisamente de las magical girl. De hecho, cumple con varios de los elementos más típicos de estas historias: protagonista que descubre que tiene poderes de golpe, mascota mágica en forma de animal adorable, compañero masculino que es un apoyo pero no roba el protagonismo y la lucha contra el mal para que triunfe al final el amor y la amistad. Seguro que se os ocurren no pocas obras, tanto previas como posteriores, que cumplen con (casi) todos los puntos.
El enfoque de la serie es puramente infantil dado que era el público objetivo de la revista en que salió en su momento. Eso no quita que haya algún puntillo que pueda sorprender a quienes ya tenemos una edad y que sea una lectura que entretenga, pero está claro que la autora no pensaba en mi rango de edad cuando creó esta historia. Hay que reconocer que peca de una gran simplicidad y de enormes agujeros de guion, temas que no desarrolla, personajes desaprovechados y final precipitado. Vamos a explicar estos puntos.
Para empezar, la serie es muy simple. Breve introducción, nudo caótico en que no paran de aparecer personajes y suceder cosas a un ritmo endiablado, sin un mínimo de espacio para la reflexión, y final que llega de sopetón y resulta incongruente. Aquí es donde más se nota el público para el que se pensó la historia: peques que requieren de acción continua para mantener la atención sin que les importe la coherencia o por qué tal personaje hace o no hace algo. Por ejemplo, ¿por qué la madre no preparó a Mami para ser bruja? ¿el padre dice que no quiere que ninguna de las dos haga magia y ni madre ni hija le rechistan? ¿Entonces por qué se casó con una bruja? Anda que no era éste un tema para darle una vuelta. Otra: ¿la madre sabe que hay una bruja de poderes oscuros y no toma cartas en el asunto a pesar de algunas cosas muy peligrosas que hace Azami? Y, por cierto, ¿Azami no tiene padres que eviten que use mal sus poderes? ¿O su madre es también una bruja de magia negra y la anima a que haga el mal? Éstas y muchas otras preguntas se puede uno hacer durante la lectura porque la construcción de la trama hace aguas por todas partes. Es un continuo echar la pelota hacia delante sin importar lo que quede atrás.
Luego, las dos protagonistas son terriblemente planas. Mami es buena y maravillosa, Azami es la clásica villana maquiavélica. Con todo, es la segunda la que puede llegar a sorprender por el nivel de las maldades que llega a ejecutar y que ponen en riesgo varias vidas. La niña es una psicópata que sólo para empezar convierte a su profesora en una rana para que la diseccionen en clase. Por eso no me parece apropiado el previsible final feliz en que se redime en un instante (las últimas 5-6 páginas) sin consecuencias para todo el daño que ha hecho. No sé yo si eso es un buen mensaje que lanzar a niñas y niños que lean esta obra.
Queda un último personaje relevante que mencionar: Nagisa. Una chica alta que llega a la clase de las protagonistas pasados un par de capítulos. La chica tiene una afición bastante peculiar (llevar encima insectos) y, además, guarda un secreto que ha sido la mayor sorpresa del tomo. Me gusta la explicación que tiene y cómo lo enfoca la autora, lo que me ha extrañado es que dicho secreto no fuese descubierto y usado por Azami de algún modo. Esto hace que dicho secreto sea, al final, innecesario para la trama del tomo.
Al margen de la historia, el tomo es un imprescindible si se es fan del dibujo de estilo clásico en general y de Yumiko Igarashi en particular. Ojos llenos de estrellas, expresiones muy cómicas por un lado y muy dramáticas e intensas por otro, e incluso alguna viñeta sorprendentemente terrorífica. También mencionar que ha sido curioso leer a la autora en un género distinto al drama histórico, que es donde hasta el momento yo la conocía.
En definitiva, una historia infantil, con lo bueno y lo malo que eso implica. Da para un rato de lectura entretenida con algunos momentos interesantes, pero la construcción de la trama deja bastante que desear y los personajes carecen de ningún matiz que les dé algo de fondo, son unidimensionales. Una historia sencilla perfecta para iniciar a la lectura en el manga a peques que tengáis cerca, no se le puede pedir más.
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