viernes, 10 de octubre de 2025

El viento se levanta

Después de la decepción que resultó ser La tumba de las luciérnagas y antes de acabar el especial por el 80º aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial (me queda sólo una obra más por reseñar aunque me he dejado alguna para un futuro, pero creo que ya va bien así) recordé que t
ambién tenía pendiente esta otra película del Estudio Ghibli relacionada con ese momento histórico, aunque sea más bien a modo de antecedente de la misma y no llegue a tocar la guerra en sí. Me pareció una buena opción para no dejar el especial con sólo una obra de animación reseñada y con una opinión un tanto negativa.

Realizada en 2013, El viento se levanta era, en un principio, la última película que tendría detrás a Hayao Miyazaki. Sin embargo, en 2023 volvió para dirigir El chico y la garza. Me temo que las críticas que en su momento recibió estaban muy teñidas por la pena de la despedida del maestro e inflaron subjetivamente unas valoraciones para una obra que realmente queda por debajo de lo que dio en años anteriores. No, esta reseña tampoco va a ser lo positiva que yo esperaba.

Argumento

Desde bien pequeño, Jirō Horikoshi tenía el sueño de volar y subirse en aviones con los que surcar el cielo. Al crecer, inspirado por el ingeniero aeronáutico italiano Caproni y dada su miopía que le impediría ser piloto, persiguió ese sueño por otro camino y se acabó convirtiendo asimismo en un ingeniero aeronáutico de gran prestigio. Acabada la carrera, entró en la empresa Mitsubishi. 

Con el paso de los años, Horikoshi llegó a desarrollar varios aviones militares, entre ellos, el avión de combate Zero, que fue usado en el ataque a Pearl Harbor durante la Segunda Guerra Mundial.​ 
 
Reseña

Resultaba extraño que Miyazaki se pusiera detrás de lo que es básicamente un biopic, una película biográfica, pero hay un poco de trampa en esto pues en realidad está adaptando una novela de título homónimo escrita por Tatsuo Hori en 1936, es decir, previa a los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial. Por tanto, la gran guerra queda fuera de la película salvo por una escena onírica al final de la misma.

Sabiendo que Miyazaki es un pacifista convencido que se ha posicionado en contra de que Japón vuelva a tener un ejército, el contar la historia de un genio cuyas creaciones se usaron para la guerra hacía presagiar una cinta profunda que tocase los posibles dilemas morales y profesionales de Horikoshi. Por desgracia, no lo hace, o al menos, no con la profundidad que esperaba. Apenas hay alguna metáfora, alguna frase puntual de donde rascar algo, y me parece muy poco para una figura así. Ni siquiera se llega a mojar con los horrores que por aquellos años cometieron los japoneses en la zona de China. Lo que nos muestra es un joven genio obsesionado con su trabajo y su sueño de crear aviones ignorando a propósito el uso que iban a tener. Decepcionante viniendo de quien viene la película. La afición por los aviones de Miyazaki pesó más que su pacifismo. 


Otro aspecto donde podría haber brillado era en la propia creación de los aviones, en los avances e innovaciones, en la pasión por la aeronáutica... y tampoco lo hace. Hay algunos momentos puntuales en que se acerca, sí, pero saben a poco. Si vas a contar la vida de un ingeniero revolucionario, aparte de ver cómo se inspira en las espinas de pescado que come, algo más podrías mostrar. Supongo que lo dicho en este párrafo habría dado una película demasiado técnica y árida y entiendo que no le dieran mucho peso para poder llegar a un público amplio. 

Relacionado con esto, en cierta parte de la película, el protagonista junto a otros ingenieros de la empresa viajan a Alemania y se quedan boquiabiertos con la diferencia de sus aviones. La película habría podido ahondar en cómo se produjo el salto tecnológico en Japón, que de estar muy por detrás de otras potencias, en pocos años se puso al mismo nivel. Hay escenas muy interesantes de esa dualidad, de ese momento de inflexión, como cuando llevaban los modernos aviones para las pruebas de vuelo en carros tirados por bueyes. O cuando se menciona la pobreza que hay, con niños que pasan hambre, y se comenta que con lo que cuesta una pieza de los aviones se les podría alimentar un mes. Aquí había mucho de donde haber podido tirar.

La única pata que le queda a la película para brillar con fuerza es el romance entre el protagonista y una joven llamada Naoko. Realmente, hay escenas muy bonitas, varios momentos tiernos y toques emotivos que me hicieron saltar las lágrimas. Peca de ser un tanto cliché y un poco melodramática, pero dentro de lo aceptable. Parece que Miyazaki se identifica bastante con el protagonista pues él también ha sido un obseso de su trabajo que ha descuidado a su familia y eso queda muy bien plasmado en cómo intentan aprovechar al máximo el tiempo juntos, aunque sea muy poco.


¿Qué ocurre? Que después de terminar la película y buscar información para rellenar lagunas, resulta que todo fue inventado. Que lo que ocurre con Naoko es más bien lo que sucedió con la mujer del autor de la novela... y me sentí estafada. Esto es, a fin de cuentas, una película biográfica y está engañando sobre hechos importantes de la vida de su protagonista. No sólo lo que ocurre con Naoko; la interesante figura de la hermana menor que se quiso dedicar a la medicina no existió. Jiro, en realidad, tenía un hermano mayor. Una cosa es tomarse unas licencias creativas y otra es cambiar la vida del personaje histórico del que estás hablando. Unos cambios tan grandes deberían haber tenido un mensaje previo o posterior a la cinta para evitar confusiones pues seguro que, a día de hoy, mucha gente debe seguir en el error. Claro, como parte de adaptar una novela que se ve que mete todos estos inventos, la culpa no es directamente de la cinta, pero eso no quita el engaño que supone.

La película aún tiene algo donde podemos encontrar la maestría de Miyazaki: la parte onírica. El protagonista tiene sueños un tanto proféticos sobre los aviones que creará y ahí se encuentra con Caproni, con quien conversa y con quien vuela en sus aviones. Ésta es, sin duda, la parte más mágica y que recuerda a las otras cintas del director. La escena final es probablemente la mejor de toda la película.


Como pega menor, dada la cantidad de saltos temporales y físicos que se producen, habría agradecido al menos unos letreros indicando la fecha y el lugar donde se sitúan los hechos. No ayuda que el diseño del protagonista no varíe lo más mínimo una vez pasa la niñez y le vemos como alumno universitario. A partir de entonces, los personajes permanecen estancados, salvo Naoko, que sí se la ve algo más mayor desde que se la conoce. También, decir que la película se hace larga con sus más de dos horas de metraje. Una media hora menos le habría sentado de maravilla. 

Por supuesto, visualmente es toda una maravilla. Las escenas que cuentan el terremoto que se produjo en 1923 (fecha que he tenido que buscar y habría agradecido en la cinta), la lluvia que sorprende a los protagonistas en el monte, todos los fondos... La película es una delicia. Sin ningún pero. 

En definitiva, como biografía, falla por alejarse de la realidad; como romance, funciona hasta que descubres que lo contado es mentira; y como obra para mostrar la pasión por la ingeniería aeronáutica, tampoco termina de brillar. Decepcionada por lo banal y superficial que resulta al contar la historia de un hombre que por su pasión de crear aviones le es indiferente que éstos trajeran la muerte a miles de personas. Lo intachable, honorable y heroico que por momentos se muestra al protagonista parecen cualidades pensadas para hacer un blanqueamiento de su obra y del uso que tuvo. Tal vez no blanqueamiento, pero sí equidistancia y ambigüedad, y no esperaba esto de Miyazaki. Aun así, es una película bonita, con temas interesantes esbozados y con varias escenas memorables por las que merece la pena su visionado.

domingo, 5 de octubre de 2025

En este rincón del mundo, de Fumiyo Kouno

Sigo reseñando obras manganime relacionadas con la temática de la Segunda Guerra Mundial dado que se cumple el 80º aniversario de su final y hoy repito con Fumiyo Kouno, mangaka de la joyita La ciudad al atardecer. El país de los cerezos. La autora volvió a tocar esta trascendental época histórica tres años después de aquella obra, entre 2007 y 2009, consiguiendo un gran éxito que la llevó a adaptaciones de imagen real, tanto película como serie dorama, y a una película animada en 2016 que tengo pendiente. Ya veré si el día que caiga edito esta entrada o le dedico su propia reseña.

Cabe destacar que la edición de Ponent Mon recopila los tres tomos originales de la serie en un tomo único, lo que da lugar a un señor tocho de más de 420 páginas que justifica los 26€ que costaba. Si no tenéis esta edición de 2015, Planeta anunció que van a publicar de nuevo la obra y sale durante este mismo mes de Octubre. Parece que van a seguir el mismo formato pero a 16,95€, un precio todavía más apetecible.

Argumento

Suzu Urano es una niña tranquila, despistada y que disfruta dibujando el mundo que la rodea. La pequeña vive en Eba, población cercana a la ciudad de Hiroshima, y hacia 1934 su familia se dedica a la recolección y secado de las algas nori. Su día a día no puede ser más tranquilo junto a su adorable hermana Sumi, su bruto hermano Yoichi y sus cariñosos padres.

Los años pasan y a finales de 1943, cuando ha cumplido 18 años, le llega una propuesta de matrimonio de Shusaku Hôjo, un joven que vive en Kure, a unos 20 km. de su hogar. Pasada la sorpresa inicial y sin tener motivos para rechazarle, finalmente se casa con él. Éste dice haberla conocido de pequeña, aunque ella no lo recuerda, algo que no es de extrañar pues la chica suele estar en las nubes. Suzu debe dejar su hogar y trasladarse con los Hôjo quienes la acogen con gran cariño. Sólo su cuñada Keiko tarda algo más de tiempo en simpatizar con ella.

Sin embargo, son tiempos difíciles con la Segunda Guerra Mundial teniendo batallas de gran importancia en el Pacifico y eso empieza a hacerse notar en sus vidas, primero con escasez y racionamiento y más adelante con bombardeos cada vez más crudos siendo Kure una base naval clave para Japón. Pero nada comparado con lo que sucederá en 1945...
 
Reseña

Hablar de esta obra es especialmente complicado porque hay mucho que comentar, tanto por lo que cuenta como por cómo lo hace. Vayamos paso a paso.

Para empezar, yendo al mismo principio, hay un par de capítulos iniciales que chocan con el resto por la introducción de elementos sobrenaturales. En el primero, que es cuando efectivamente Suzu conoció a Shusaku de niña, se da un encuentro con un monstruo y en el segundo con un fantasma. Aparte de esto, Suzu dibuja unas tiras en las que representa a su hermano mayor como un demonio que va viviendo aventuras varias que se conectan con el desenlace. Son elementos que no parecen casar con una obra pensada como realista, como un drama que va a mostrar las penurias de la guerra, pero salvo la extrañeza inicial, me han parecido una delicia de capítulos que podríamos definir como realismo mágico.

Luego, la obra es casi un tratado de la forma de vida de aquella época, de detalles de ropa, utensilios, comidas, uso de plantas y un largo etcétera. El trabajo de documentación llevado a cabo por la autora es realmente asombroso, tanto en lo cotidiano como en aspectos militares como la descripción de Kure, los barcos del ejército o hasta esquemas de los diferentes tipos de bombas incendiarias que les podían caer. Lo mejor que tiene es esta parte histórica en que vemos, por ejemplo, cómo desmontaban ciertas casas para que hubiese espacio entre ellas y no se expandiesen posibles incendios o cómo hicieron refugios y preparaban alimentos usando hierbas o recurriendo al mercado negro. El tomo está repleto de notas en los márgenes, por lo que resulta una obra muy instructiva. Eso sí, tantísimo detalle que detiene el desarrollo de la trama, o bien te parece un conjunto de información interesante y enriquecedor, o bien te sacan de la obra y te llegan a aburrir... o incluso un poco de las dos cosas. En mi caso, me ha parecido fascinante todo lo que introduce y lo que he podido aprender con el tomo.


El enfoque general de la historia es el de costumbrismo, muestra el día a día tranquilo a pesar del aumento progresivo de los problemas a los que enfrentarse. Hay varios momentos de humor (me quedo con el capítulo en que un oficial pilla a Suzu dibujando la bahía con los barcos militares de fondo y la toma por una espía... despertando las posteriores carcajadas de su familia política) y hasta el final, la perspectiva es de optimismo y esperanza. No obstante, el drama, como no podría ser de otro modo con semejante contexto, acaba apareciendo. Las bombas caen y es inevitable que alguna pérdida se produzca. Sin embargo, la autora vuelve a omitir, como pasaba en la otra obra reseñada, las escenas más crudas. Consigue que nos emocionemos, aunque sin ser gráfica, lo que se agradece. Por desgracia, no he conseguido soltar ninguna lágrima y diría que es porque el momento donde lo pretendía me pareció previsible.

Entrando más en la trama, tenemos un polígono amoroso de cuatro vértices cuyo tratamiento me ha parecido tirando a regular. La pareja que hacen Suzu y Shusaku es mona, no lo niego, pero ambos sentían cosas por otras personas y en toda la obra es algo que sobrevuela pero no se llega a afrontar. Para esto, bien se lo podría haber ahorrado la autora. Además, [destripe] que Shusaku recurriese a la prostitución, aunque acabase enamorado de la prostituta con la que iba, le hace perder todos los puntos que tenía como chico honrado y sencillo [fin de destripe]. A esto se suma el contexto histórico, esa boda que se produce sin siquiera conocerse, sin amor, y tras la cual Suzu pasa al día siguiente a encargarse de las tareas de su nueva casa. A partir de ese inicio de la relación tan poco prometedor van consolidando un matrimonio bonito, eso es cierto, pero es una lástima tanto lo que decía en el destripe como el mal tratamiento del polígono. 

Que el romance no fuese lo mejor que he leído tampoco resulta tan grave cuando estamos ante una obra que se desarrolla en un contexto bélico. El problema es que esta parte tampoco me ha terminado de convencer. La obra va avanzando de manera muy lenta, demasiado, y en la recta final todo sucede de golpe, desde la muerte de un personaje, justo el más adecuado para sacarnos la lágrima y desgarrar al lector, hasta las secuelas de la bomba atómica en Hiroshima. El tomo acaba informándonos muy de seguido de unas pocas muertes, todas como de pasada, sin que se derrame ni una lágrima por ellos (por el contrario, yo aquí sí estuve a punto, pero un tratamiento tan frío de lo que se mostraba lo impidió), y sin que sepamos qué va a suceder con un familiar de Suzu que parece estar afectado por la radiación de la bomba, así que queda en el aire si morirá también en breve o se convertirá en un hibakusha que vivirá muchos años. Con todo el espacio que dedicó a los meses previos, este cierre casi en falso, abrupto, resulta incongruente.


Al margen de esto, me ha mosqueado el mensaje que deja cuando se anuncia el final de la guerra con frases como "La justicia se aleja de este país" o "Tenemos que someternos a la violencia". Entiendo que para los japoneses en ese momento fue un shock y supongo que la autora simplemente se limita a representarlo, pero se crea esta obra entrado el S.XXI. Es bien sabido los horrores que cometieron los japoneses con sus ansias imperialistas, no por nada estuvieron del lado de los nazis. ¿Para qué creían los personajes que servían los grandes barcos militares que ven? ¿A dónde creen que iban sus soldados antes de que la Segunda Guerra Mundial realmente empezase en el Pacífico? ¿Qué creen que hacían en otras tierras? Si en la anterior obra había cierta autocrítica por cómo trató la propia sociedad japonesa a los hibakusha, esperaba algo en ese sentido, esperaba que fuese algo más lejos, pero ignora todo el contexto de lo sucedido. Sí, la población civil fue víctima. No, Japón como nación no era inocente. ¿Si en lugar de la historia de una familia japonesa hubiese sido una familia alemana veríamos con buenos ojos que se lamentasen por injusticia o por tener que someterse a la violencia? Fue tan horrible lo de las bombas de Hiroshima y Nagasaki que parece que antes de eso no hubo nada.

Digamos que estamos ante una obra maravillosa por todo lo que se puede aprender de la vida en un pueblo japonés durante la guerra y por la simpática protagonista, encantadora en su torpeza y despistes. Aparte de eso, tanto la trama de romance como la parte más dramática se me han quedado un tanto frías. Sin duda, es una obra muy buena, pero quizás esperaba más de ella. Por comparar, el otro tomo de la autora me parce mucho más redondo con menos de un cuarto de las páginas que tiene éste.