miércoles, 12 de julio de 2017

Allí abajo (T3)

Hay ocasiones, como ésta, que sigues una serie por inercia. La pones por la noche, mientras cenas, para pasar un rato entretenido y poco más. Esto era esta serie en sus inicios: humor, entretenimiento, una pizca de romance e incluso unas gotitas de denuncia social muy puntuales. Todo eso se ha perdido, salvo ciertos golpes cómicos que es por lo único que no he dejado de ver el bodrio en que se ha convertido Allí abajo.

Supongo que quien lea esta reseña habrá visto las dos anteriores temporadas (reseñas aquí y aquí) o sino, no le importará leer spoilers. No sólo de sus primeras partes, también los voy a hacer de ésta porque me ha parecido tan, pero TAN horrible...

Reseña

Por situarnos: en esta temporada, Iñaki y Carmen, la pareja protagonista, se mudaba de Sevilla a San Sebastián por la oportunidad del primero de cumplir su sueño de trabajar con uno de los grandes chefs vascos: Arzak (si no me falla la memoria). El cambio de escenario no está mal. Si al principio de la serie vimos la adaptación al Sur del vasco, ahora es la andaluza la que sufre con el traslado. Pero no sólo ella, también José, el celador malagueño se acaba mudando al Norte. La serie sigue usando tópicos pero me mantengo en lo que dije respecto a su T2, que había perdido el punto de reírse de los propios tópicos, como tengo la sensación que hizo en la T1, para pasar a usarlos sin más. Esto entraba dentro de lo esperable y, en fin, algunos tienen su gracia, otros no tanto, pero se aceptan. Recordemos: entretenimiento nocturno durante la cena.

No sé cuánto esperaban los guinistas que durase la serie. No creo que calculasen que fuese a llegar a la T3, pero así ha sido y ha degenerado demasiado rápido. La T2 fue la de una boda absurda cuando llevaban saliendo apenas unos meses. Fue bastante triste que el personaje de Carmen en seguida cayese en el cliché de dar palmas por casarse con lo independiente que era. 

¿De qué podía ir la cosa en esta T3? Venga, seguro que os lo imagináis. Exacto, embarazo. Tardan unos cuantos capítulos que, para lo único que están es para introducir otro interés amoroso hacia Carmen después de la despedida de Robert. Así tenemos un ginecólogo acosador, que no acepta que no es no y que, claro, hará lo posible por enamorar a una recién casada que, con lo inteligente que es, ni se da cuenta de los sentimientos de él, con lo que encima se supone que nos debe dar pena a los espectadores por amor no correspondido y, más aún, ignorado. Pues... no. Lo de Horacio, que así se llama el personaje, resulta cansino y por momentos vomitivo.

Esto saca al peor Iñaki posible: un imbécil, posesivo, celoso y desconfiado que es tan... que llega a dudar de que su bebé sea suyo. Guionistas... no, así no. Habéis convertido a un protagonista algo idiota pero majo en un cretino impresentable. Han echado por tierra el tono buenrollista de la serie para convertirla en un culebrón barato. Y mejor no hablemos de Gotzone, la rival culinaria en Arzak que pasa de hacerle la vida imposible a iñaki a interponerse estúpidamente en la relación.

Iñaki, Carmen, Gotxone, Rosa Mari y Horacio

Y hablando ya de personajes secundarios, el papel de las mujeres en esta temporada ha sido horrible a todos los niveles. 
- Gotzone es una arpía pero se ignora que si Iñaki, como rival culinario, está ahí por el puesto en Arzak es gracias al enchufe de su amigo Antón. Ella, que parte en desventaja en un mundo masculino lleno de amiguismos, se ha ganado a pulso estar ahí y se lo trabaja. Para ganar el puesto usa todas las artimañas que puede. Y la debemos odiar mientras Iñaki está más pendiente de sus asuntos personales que de su trabajo. 
-Trini, la directora de la clínica, pasa a ser una caza-fortunas. Ella siempre ha sido ambiciosa pero ha hecho todo por la Clínica. Al ver que ésta quedaba a cargo de un inútil lo seduce para poder controlarlo. Obviamente, es una mala pécora cuando queda entre la espalda y la pared y acepta un matrimonio que no quiere. Todo su arco ni tiene sentido ni está bien llevado ni ná.
- Rosa Mari, madre de Peio y ertxaina de profesión queda ridiculizada como obsesa de las normas. Mujer rígida  que sigue el tópico de "matriarca" que aún le compra la ropa al adulto canoso de su apagüatado hijo.
- Yasmín, chica de origen brasileño, "exótica", es introducida sólo para hacer de interés romántico de Peio en una de las subtramas más estúpidas y de vergüenza ajena de esta temporada, y ya es decir. Sobre todo cuando se descubre que ella vive teniendo relaciones libres, no monógamas, y eso, claro, es demasiado avanzado para el panoli de Peio. Y encima, cómo no, ella queda de tonta cuando interpreta que él tiene una doble vara de medir porque cree que sus amigos de la cuadrilla son más que amigos dado el tiempo que están juntos... Por todos los dioses, guionistas... ¿En serio?
- Dolores, la mejor amiga de Carmen, mujer casada con un hombre aburrido hasta decir basta, se descubre como bisexual cuando una doctora lesbiana se interesa por ella ¿Y cómo representan a la lesbiana y a la Dolores bisexual? Como infieles y viciosas. Una engaña a su marido un tiempo hasta que le confiesa la verdad y la otra ya tenía una novia cuando empezó el tonteo con Dolores. Olé ahí. Una magnífica representación. Al hilo de esto, he visto un trabajo universitario que retrata la evolución de las historias de homosexuales en las series españolas. Lo podéis ver aquí. Creo que hay series con varios años que dan mejor tratamiento al tema que esta temporada de 2017. Por no hablar de que si en la T2 había aparecido en su recta final un personaje trans que podría dar mucho juego por su importancia en la vida de Carmen y para profundizar y normalizar el colectivo, se olvidan de él por completo. No vaya a ser que tener al mismo tiempo tres de las letras del colectivo LGTB en pantalla fuese a dar una embolia al personal. 

Y así con todo. Ha sido una temporada que me ha hecho resoplar de indignación más veces de las que me ha hecho sonreír. No sólo por las cuestiones de género, también por las subtramas rebuscadas, tontas o cansinas. Si he aguantado hasta el final de la temporada ha sido por la inercia, por desconectar del PFC con una serie tonta a la hora de cenar, y por los escasos momentos que aún resultaban simpáticos, la mayoría cortesía de José. Los personajes se han ido haciendo odiosos en general, tras subtramas cada vez más rocambolescas y menos creíbles, los giros de guión cogidos con alfileres... En serio, no. 

Se supone que va a tener una T4, aparte de tener popularidad y buenos datos, el final de la temporada no resolvía el gran conflicto del "triángulo amoroso" de Iñaki, Carmen y el recién aparecido Horacio. La chica estaba tan harta de los dos que se planteaba ser madre soltera. Sería el único final digno para tanto despropósito estúpido. No sé si la misma inercia de haber visto la T3 me hará verla. Desde luego, en vista de evolución, ganas no tengo precisamente.

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