viernes, 31 de enero de 2014

El cuervo, de Edgar Allan Poe

Primera lectura para la segunda edición del reto de los Imprescindibles del año. Justo como hace 12 meses, con El pozo y el péndulo, lo empiezo con un relato breve de Poe. Podría proponerme leer uno cada principio de año como tradición ¿? Aunque lo cierto es que hago un poco de trampa porque no es ni siquiera un relato, sino un poema. Si no lo habéis leído, lo más seguro es que (como yo) hayáis visto la adaptación a modo de homenaje que le hicieron Los Simpsons en uno de sus especiales de Halloween de hace ya varios años.

Reseñarlo es difícil; es breve y nunca se me ha dado muy bien el análisis poético. La traducción al español pierde toda la sonoridad de la versión inglesa original, claro que leer poesía en inglés aún se me escapa. Os lo voy a dejar aquí en castellano y, si alguien quiere echarle un vistazo al original, puede ir aquí.

Una vez, al filo de una lúgubre media noche,
mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido,
inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia,
cabeceando, casi dormido,
oyóse de súbito un leve golpe,
como si suavemente tocaran, 
tocaran a la puerta de mi cuarto. 
“Es —dije musitando— un visitante 
tocando quedo a la puerta de mi cuarto. 
Eso es todo, y nada más.” 

¡Ah! aquel lúcido recuerdo
de un gélido diciembre;
espectros de brasas moribundas
reflejadas en el suelo;
angustia del deseo del nuevo día;
en vano encareciendo a mis libros 
dieran tregua a mi dolor. 
Dolor por la pérdida de Leonora, la única, 
virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada. 
Aquí ya sin nombre, para siempre. 

Y el crujir triste, vago, escalofriante
de la seda de las cortinas rojas
llenábame de fantásticos terrores
jamás antes sentidos. Y ahora aquí, en pie,
acallando el latido de mi corazón,
vuelvo a repetir: 
“Es un visitante a la puerta de mi cuarto 
queriendo entrar. Algún visitante 
que a deshora a mi cuarto quiere entrar. 
Eso es todo, y nada más.” 

Ahora, mi ánimo cobraba bríos,
y ya sin titubeos:
“Señor —dije— o señora, en verdad vuestro perdón
imploro,
mas el caso es que, adormilado
cuando vinisteis a tocar quedamente, 
tan quedo vinisteis a llamar, 
a llamar a la puerta de mi cuarto, 
que apenas pude creer que os oía.” 
Y entonces abrí de par en par la puerta: 
Oscuridad, y nada más. 

Escrutando hondo en aquella negrura
permanecí largo rato, atónito, temeroso,
dudando, soñando sueños que ningún mortal
se haya atrevido jamás a soñar.
Mas en el silencio insondable la quietud callaba,
y la única palabra ahí proferida 
era el balbuceo de un nombre: “¿Leonora?” 
Lo pronuncié en un susurro, y el eco 
lo devolvió en un murmullo: “¡Leonora!” 
Apenas esto fue, y nada más. 

Vuelto a mi cuarto, mi alma toda,
toda mi alma abrasándose dentro de mí,
no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza.
“Ciertamente —me dije—, ciertamente
algo sucede en la reja de mi ventana.
Dejad, pues, que vea lo que sucede allí, 
y así penetrar pueda en el misterio. 
Dejad que a mi corazón llegue un momento el silencio, 
y así penetrar pueda en el misterio.” 
¡Es el viento, y nada más! 

De un golpe abrí la puerta,
y con suave batir de alas, entró
un majestuoso cuervo
de los santos días idos.
Sin asomos de reverencia,
ni un instante quedo; 
y con aires de gran señor o de gran dama 
fue a posarse en el busto de Palas, 
sobre el dintel de mi puerta. 
Posado, inmóvil, y nada más. 

Entonces, este pájaro de ébano
cambió mis tristes fantasías en una sonrisa
con el grave y severo decoro
del aspecto de que se revestía.
“Aun con tu cresta cercenada y mocha —le dije—,
no serás un cobarde, 
hórrido cuervo vetusto y amenazador. 
Evadido de la ribera nocturna. 
¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!” 
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.” 

Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado
pudiera hablar tan claramente;
aunque poco significaba su respuesta.
Poco pertinente era. Pues no podemos
sino concordar en que ningún ser humano
ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro 
posado sobre el dintel de su puerta, 
pájaro o bestia, posado en el busto esculpido 
de Palas en el dintel de su puerta 
con semejante nombre: “Nunca más.” 

Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto.
las palabras pronunció, como virtiendo
su alma sólo en esas palabras.
Nada más dijo entonces;
no movió ni una pluma.
Y entonces yo me dije, apenas murmurando: 
“Otros amigos se han ido antes; 
mañana él también me dejará, 
como me abandonaron mis esperanzas.” 
Y entonces dijo el pájaro: “Nunca más.” 

Sobrecogido al romper el silencio
tan idóneas palabras,
“sin duda —pensé—, sin duda lo que dice
es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido
de un amo infortunado a quien desastre impío
persiguió, acosó sin dar tregua 
hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido, 
hasta que las endechas de su esperanza 
llevaron sólo esa carga melancólica 
de ‘Nunca, nunca más’.” 

Mas el Cuervo arrancó todavía
de mis tristes fantasías una sonrisa;
acerqué un mullido asiento
frente al pájaro, el busto y la puerta;
y entonces, hundiéndome en el terciopelo,
empecé a enlazar una fantasía con otra, 
pensando en lo que este ominoso pájaro de antaño, 
lo que este torvo, desgarbado, hórrido, 
flaco y ominoso pájaro de antaño 
quería decir granzando: “Nunca más.” 

En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra,
frente al ave cuyos ojos, como-tizones encendidos,
quemaban hasta el fondo de mi pecho.
Esto y más, sentado, adivinaba,
con la cabeza reclinada
en el aterciopelado forro del cojín 
acariciado por la luz de la lámpara; 
en el forro de terciopelo violeta 
acariciado por la luz de la lámpara 
¡que ella no oprimiría, ¡ay!, nunca más! 

Entonces me pareció que el aire
se tornaba más denso, perfumado
por invisible incensario mecido por serafines
cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado.
“¡Miserable —dije—, tu Dios te ha concedido,
por estos ángeles te ha otorgado una tregua, 
tregua de nepente de tus recuerdos de Leonora! 
¡Apura, oh, apura este dulce nepente 
y olvida a tu ausente Leonora!” 
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.” 

“¡Profeta!” —exclamé—, ¡cosa diabolica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio
enviado por el Tentador, o arrojado
por la tempestad a este refugio desolado e impávido,
a esta desértica tierra encantada,
a este hogar hechizado por el horror! 
Profeta, dime, en verdad te lo imploro, 
¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad? 
¡Dime, dime, te imploro!” 
Y el cuervo dijo: “Nunca más.” 

“¡Profeta! —exclamé—, ¡cosa diabólica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio!
¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas,
ese Dios que adoramos tú y yo,
dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén
tendrá en sus brazos a una santa doncella 
llamada por los ángeles Leonora, 
tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen 
llamada por los ángeles Leonora!” 
Y el cuervo dijo: “Nunca más.” 

“¡Sea esa palabra nuestra señal de partida
pájaro o espíritu maligno! —le grité presuntuoso.
¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica.
No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira
que profirió tu espíritu!

Deja mi soledad intacta. 
Abandona el busto del dintel de mi puerta. 
Aparta tu pico de mi corazón 
y tu figura del dintel de mi puerta. 
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.” 

Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo.
Aún sigue posado, aún sigue posado
en el pálido busto de Palas.
en el dintel de la puerta de mi cuarto.
Y sus ojos tienen la apariencia
de los de un demonio que está soñando. 
Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama 
tiende en el suelo su sombra. Y mi alma, 
del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo, 
no podrá liberarse. ¡Nunca más!

Sin entrar en análisis elaborados, que no sabría hacer, y limitándome a dar una opinión personal, debo decir que no me ha llegado lo que yo esperaba, siendo del autor que es. Para mí, el nombre de Poe es oscuridad, angustia, terror... y aquí se queda algo descafeinado.

Sí, es un relato inquietante el de ese cuervo que sólo dice ¡Nunca más! a un hombre atormentado, que cae en cierto masoquismo, sabiendo que el ave sólo dice eso, al preguntarle si volverá a ver a su amada. Pero no pasa de eso, y se me queda corto. Según avanzaban las estrofas, aumentaban mis expectativas y al final ha sido bastante decepcionante. Espero que a vosotros/as os haya gustado más que a mí.

10 comentarios:

  1. Yo le di incluso menos nota, ¿eh? jaja. Mi chico y yo compramos para el ipad las aplicaciones de iPoe (http://ipoecollection.com/#info), y son una pasada. Me he llevado más de un susto leyendo a Poe con la aplicación. Y del Cuervo esperaba mucho porque todos decían que era de sus mejores obras, pero ni la música ni nada consiguieron que moviera una pestaña. Me sigo quedando con El corazón delator o El gato negro :)

    ¡Besotes guapi!

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    1. Una lástima que no me saliese esa versión gratuita. Estaré atenta por si acaso, pero no voy a pagar por ella porque lo cierto es que tengo varias ediciones con los relatos de Poe en papel. Aunque la aplicación tiene muy buena pinta =3=

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  2. De sus poemas, prefiero Annabel Lee. Me encanta. Sin embargo El Cuervo no lo acabo de pillar , ademas siempre me acuerdo de ese episodio de Los Simpson y no me lo tomo en serio.

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    1. Sí! A mí me pasaba lo mismo! Era leerlo y pensar en Bart XDDDD

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  3. Yo nunca he sabido captar la esencia de ese poema y su significado concuerdo con tu crítica además me lo leí en español y pierde mucho.Te recomiendo Anabel Lee siempre me ha parecido un poema precioso. Un saludo

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    1. Ya sois dos los que me recomendáis Anabel Lee, lo tendré en cuenta ^___^

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  4. Yo tampoco entendí muy bien el poema. Para muchos da lugar a una doble interpretación, atribuyen a que el cuervo es la muerte quien viene a buscar al protagonista. Siento que algún guiño interno debe haber que Poe era un autor que se puede leer entre lineas.

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    1. Es que, aunque fuese la muerte, sigue sin ser especialmente inquietante. Aparte, por eso no me gusta la poesía en líneas generales, porque da pie a todas las interpretaciones del mundo y cada uno puede decir una cosa. Creo que tengo una mente demasiado rígida para apreciar este estilo ^^U Cuéntame lo que quieres decir y no me hagas quedar como una tonta por no saber captar el significado que tú quieres darle. Seré muy inculta en temas de poesía, qué se le va a hacer, no se puede controlar todo XD

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  5. Me gustan mucho los relatos de Poe pero El cuervo no es de mi favoritos, yo estoy de acuerdo con la nota que le has puesto, para mí no es demasiado inquietante, no quiero decir que no me gustara pero esperaba algo más (o puede ser que lo haya visto representado y oído demasiadas veces), pero la verdad es que las obras de Poe merecen ser leídas.

    ¡Nos leemos!

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    1. Parece que hay una gran unanimidad en torno a este poema, al menos todos los que me habéis comentado hasta la fecha decís lo mismo que servidora.

      Sí que es verdad que, como mínimo, merece la pena darle una oportunidad a todos los relatos de este hombre, gusten unos más que otros =)

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