viernes, 7 de agosto de 2015

El Gatopardo, de Giuseppe Tomasi di Lampedusa

Ya tocada reseña literaria pero lo cierto es que, desde que acabé Willow, he estado con apatía lectora y, para colmo, fui a coger una de mis peores opciones justo para estos momentos (en la reseña lo explicaré mejor) para el reto de los Imprescindibles del año, que voy con un retraso tal que el de hoy es el que corresponde a Mayo... No sé si este año voy a cumplir con los 12 meses al paso que voy...

Antes de pasar al libro en sí, quería comentar que la novela, publicada en 1958, tuvo una adaptación al cine en 1963. Si os interesa, por poco que sea, lo que cuento aquí, seguramente será recomendable ver primero esa película antes de ir por una obra tan densa y lenta. Quien avisa no es traidor ;P

Argumento

Don Fabrizio Corbera es el príncipe de Salina, cabeza visible de una aristocrática y decadente familia siciliana cuando se produce el desembarco de las tropas de Garibaldi en la isla, en 1860, en pleno proceso de la unificación italiana. El príncipe encarna al Antiguo Régimen, cuyos últimos vestigios, anquilosados e inmovilistas, se ven brutalmente superados por el empuje de la ambiciosa y pujante burguesía. De manera lúcida e irónica, don Fabrizio comprende que los nuevos "chacales" que encarnan los nuevos tiempos tienen el dinero y la ambición necesaria para acceder al poder, pero también aspiran a revestirse con la capa de honorabilidad y prestigio social de la antigua nobleza.

Su protegido, su sobrino Tancredi, un joven aristócrata sin más patrimonio que su título y su hambre de poder, colabora a que "todo cambie para que todo siga igual", luchando primero en las filas garibaldinas y casándose posteriormente con Angelica, la hija de un próspero y vulgar burgués, don Calogero Sedara, alcalde de Donnafugata, localidad de veraneo del príncipe y su familia. Don Calogero pondrá el dinero y los recursos necesarios para hacer realidad las ambiciones políticas del joven, y obtendrá a cambio el barniz de honorabilidad y abolengo que desea desesperadamente para disimular sus oscuros orígenes.

Reseña

Si escogí este libro entre diferentes opciones que tenía por casa para el mencionado reto es porque, en los últimos tiempos había oído cómo lo mencionaban algunos políticos para realizar cierto paralelismo entre la situación política del libro y lo que está pasando hoy en día.

El Gatopardo es una novela breve en cuanto a extensión, de 265 páginas en mi edición, pero muy densa y pesada, de ahí que no fuese la mejor opción para leer con el calor de estos días, poco colaborador en eso de hacer funcionar las neuronas más de lo necesario. Fui avanzando a trompicones porque no engancha, porque apenas tiene lo que se podría entender como una historia. No pasa casi nada en todas sus páginas y eso lastra a una lectora como servidora que, aunque leo clásicos, estoy acostumbrada a otros ritmos narrativos más ágiles. De hecho, he leído clásicos que tienen más siglos que éste a sus espaldas y que se leen mucho mejor.

Se podría decir que en la trama se entremezclan varios temas: la situación política y social de la Italia de mediados-finales del S XIX, un triángulo amoroso y un retrato costumbrista aunque centrado en las clases altas de la Sicilia de aquellos años. Voy a intentar contar un poco de cada uno.

Del primer tema, tenemos un régimen feudal agonizante. Por un lado está el Príncipe Fabrizio, el Gatopardo, hombre culto y maduro que es consciente de ese derrumbamiento del mundo en que ha vivido y que se limitará a observar cómo surge una nueva Italia sin sentir el menor interés o afecto por la que se va ni por la que llega. Por otro lado está Tancredi, sobrino de aquél, joven  inteligente y ambicioso que sigue la corriente más beneficiosa para sus propios intereses, no por convicción. Suya es la famosa cita que se ha mencionado bastante en la actualidad: "Si queremos que todo siga igual, es preciso que todo cambie". O lo que es lo mismo, que todo cambie para que nada cambie. Seguramente se habrán escrito tesis alrededor de la frase y de la novela. Yo no me quiero detener a hacer un análisis político, pero realmente se podría ver un Tancredi o varios entre los jóvenes líderes políticos actuales. Os dejo que saquéis vuestras propias conclusiones. Sin embargo, para lo que personalmente esperaba, el peso político de este tema queda bastante limitado por un protagonista que, salvo analizar con cierta ironía y rabia, vive en paralelo a los hechos que ocurren, así que poco se llega a profundizar.

Del segundo tema muy poco habría que decir porque nunca llega a haber tensión romántica y la trama amorosa se resuelve sin giros de guión, sin sobresaltos. Sólo en el último capítulo, que es absolutamente prescindible salvo por un descubrimiento al respecto de los sentimientos de Tancredi, hay una cierta duda que le dan a la novela un desenlace con un toque extra de... amargor, podríamos decir.

Y en cuanto al último tema destacan las magníficas descripciones, tanto de paisajes, clima y carácter del pueblo siciliano. Por poner un ejemplo. con el calor que está haciendo estos días no es nada complicado situarnos en los veranos sicilianos que describe el autor. La forma en que transporta a los escenarios, lo bien que detalla todos los elementos, desde los materiales a los inmateriales, hacen de la lectura un disfrute lento pero placentero a su manera.

Sobre la estructura de la novela, ésta se divide en ocho extensos capítulos, cada uno de ellos en un mes y año concreto, lo que suponen importantes saltos temporales en algunos casos. De estos capítulos, el quinto es completamente prescindible ya que tiene por protagonista a un secundario, el padre Pirrone, que regresa unos días a su pueblo. Aparte de conocer un poco cómo estaban viviendo las clases bajas los tiempos convulsos, no aporta nada al global de la novela. Y en cuanto al octavo y último capítulo, que ya he mencionado, aunque le veo su sentido para ver cómo están las cosas y qué ha pasado con los personajes 27 años después de un suceso importante que marca la novela en el capítulo anterior, en mi humilde punto de vista, es innecesario. El final del séptimo podría haber quedado como desenlace, dejando la novela mucho más redonda.

En definitiva, tenemos una novela semi-biográfica que habla de la decadencia de una aristocracia ligada a feudos y a la iglesia. Hay mucho machismo y clasismo en sus páginas, por lo que he sido incapaz de simpatizar con ningún personaje. Sin embargo, mirando más allá, la novela critica a todas las clases sociales, incluso la del protagonista. Hay un gran pesimismo frente a los cambios sociales e históricos que no sabría decir si es un reflejo del autor, pero en los personajes queda plasmado a la perfección. En realidad, el tono de toda la novela es sombrío, melancólico, algo sórdido y hay una presencia constante de la muerte en cada capítulo. No diría que es una lectura deprimente, pero casi.

Mejor no me extiendo más. A pesar de lo que me ha costado leerla (pereza, calor y ritmo narrativo muy lento), ahora que la he terminado puedo decir que, efectivamente, es un novelón, un clásico moderno imprescindible. Pero no puedo recomendarla alegremente porque se hará cuesta arriba, y muy empinada, para una mayoría. Apuntadla de cara a un futuro a medio-largo plazo y, si sentís curiosidad, la película será una mejor opción para ir preparando el cuerpo.

2 comentarios:

  1. Uy, pues, a pesar del desenlace de la reseña (y la buena nota) no es que incites demasiado a leer la novela xD Por un lado me llama la atención ese trasfondo político de "cambio sin cambio" pero por el otro no me atraen ni la trama predecible ni el aparente caos con el que avanza la línea temporal. De momento creo que tengo muchos otros libros pendientes que cogería con más ganas que este.

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    1. Es que es un libro difícil de recomendar y sólo en su recta final se le ven los puntos fuertes que acaban haciendo olvidar los problemas que tiene. Seguro que tendrás cosas mejores que leer durante mucho tiempo antes de que éste llame a tu puerta =)

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