miércoles, 1 de marzo de 2017

El círculo de fuego, de Marianne Curley

Después de la mala racha que llevo, sobre todo tras el horror de Ángeles desterrados, necesitaba un libro que me fuese a gustar sí o sí. Antes que arriesgarme con un posible nuevo chasco, nada mejor que reencontrarme con una novela que ya he releído varias veces y de la que llevo mucho tiempo queriendo hablaros.

Marianne Curley me parece una precursora del boom de las historias juveniles, románticas con toques de fantasía. Digo me parece porque no tengo datos para asegurar tal cosa pero sí puedo decir que la conocí unos años antes de Crepúsculo. Después de mi etapa de lectura infantil me pasé al manga porque no encontraba libros adecuados a lo que quería (ay, el daño que hicieron las lecturas obligatorias del instituto). Entre medias, por suerte, conocí a la autora con esta obra y me enganchó porque era lo que necesitaba entonces. 

Creo que ésta es mi cuarta relectura y ahora, siendo más adulta, le veo algunos puntos flojos. Con todo me ha vuelto a maravillar, pero voy a procurar ser lo más objetiva posible.

Argumento

Jarrod, un chico muy atractivo pero bastante torpe, llega nuevo al instituto de Ashpeak. Enseguida atrae las miradas de todo el mundo, en especial de la popular Tasha, lo que despierta inmediato recelo en el novio de ésta, Pecs. Kate observa toda la escena y cómo acaba llevando a una bronca en el laboratorio. En esas se levanta un intenso e inesperado vendaval y Kate se da cuenta que lo está causando Jarrod, que se ha quedado en estado catatónico mientras todo empieza a volar. 

Cuando éste vuelve en sí, después de haberse hecho un feo corte en un brazo con un cristal roto, Kate decide llevarlo a ver a su abuela, Jillian, no sólo para que le cure la herida, sino para que estudie sus poderes. Las dos tienen ciertos dones, pero Kate sabe que los suyos son muy inferiores a los de su abuela y a los que ha percibido en el chico nuevo.

Ambas tratan de convencer a Jarrod de que la magia existe, que él la posee y que debe controlarla o será peligroso, tanto para los demás como para sí mismo. Sin embargo, es totalmente escéptico y decide ignorarlas, uniéndose al grupo de los populares. Pero no tardará en aceptar lo que le dicen cuando las desgracias que llevan persiguiendo a su familia se recrudezcan y descubra que las locuras sobre una maldición familiar con siglos de antigüedad empiezan a cobrar sentido.

Reseña

La novela está dividida en dos partes muy claras además de un breve epílogo al final. Por esto me va a costar reseñárosla, porque no querría destriparos el giro que supone pasar de una parte a otra.

A mi parecer, la mayor virtud del libro es lo bien construidos que están los protagonistas. No necesita muchos elementos para que resulten humanos y creíbles. Por un lado, Kate, una joven cuya fama de bruja (aunque nadie tenga pruebas), junto a la de su abuela, la han convertido en una paria, siendo ignorada y acosada en más de una ocasión. Además, su historia familiar, haber sido abandonada por su madre, que la deja al cuidado de su abuela, y no conocer a su padre, son hechos que la marcan y explican bastantes aspectos de su forma de ser. Por eso, el conocer a Jarrod, un chico que comparte su poder, aunque la supere de lejos, supone la esperanza de tener alguien más a su lado aparte de su abuela y su única amiga, Hannah. No es difícil empatizar con ella cuando Jarrod le haga desplantes muy feos.

Por otro lado, tampoco se puede mirar mal al chico. Jarrod ha tenido una vida muy dura, mudándose cada poco, y su deseo es encajar a cualquier precio entre gente normal, por más frívola que sea. Además, si nunca ha creído en la magia, es muy entendible que en cuanto las dos locas del pueblo le digan que él tiene poderes, lo ponga en duda. 

La obra gira en torno a Jarrod más que sobre Kate. Es su maldición familiar, sus poderes, su historia, pero no por ello la autora deja a la chica en un papel pasivo. Al contrario, durante casi toda la obra ella lleva la voz cantante, es la que domina sus poderes y sabe de lo que habla, quien se esfuerza para que el cabezota de Jarrod acepte la verdad de sí mismo. Quizás por esto lamento que al final, para justificar la evolución de éste, ella tenga que caer en el papel de damisela en apuros que debe ser rescatada. Creo que la autora podría y debería haber buscado un desenlace que no implicase que Kate acabase teniendo un papel tan manido, por mucho que incluso en esos momentos no deja de plantar batalla y de ser la chica valiente y decidida que ya conocíamos.

La relación entre ambos funciona. Es evidente qué va a pasar al final con ellos, pero el camino hasta llegar está bastante bien, sobre todo por parte de él. Lo de Kate no deja de ser un flechazo, de sobra justificado por lo que ya he comentado más arriba. Lo de Jarrod es algo más lento, que va por fases de una forma natural: se siente atraído por ella pero su "locura" por la magia le tira para atrás, aún así se va acercando hasta que algo hace que le dé la espalda, pero no puede evitar sentir agradecimiento por lo que le intenta ayudar...

De la segunda parte, sin entrar en spoilers y sin ser una experta en el contexto concreto, resulta menos creíble. Diría que la autora se toma varias licencias y hay detalles que no terminan de cuadrar. Aún con eso, es un giro de guión respecto a lo anterior muy interesante.

El punto más flojo de la trama son sus secundarios. Tanto buenos como malos pecan de ser horriblemente planos. Salvaría a la familia de Jarrod y a Jillian, que es fantástica, pero los compañeros de instituto, con el "grupo de populares" idiotas, la mejor amiga fiel pero que no aporta nada a la trama y los que aparecen en la segunda parte del libro tienen tan poco fondo...

La palma se la lleva el malo, que cobra mucho protagonismo en la segunda parte, y es el peor de todos. Es el estereotipo caricaturizado de villano típico. Ése que se ríe mientras cuenta sus oscuros planes a los protagonistas y les da tiempo para que se preparen para derrotarle en vez de acabar con ellos cuando tiene ocasión. Tan arrogante y tan seguro de sí mismo que, como no puede ser de otro modo, subestima a sus rivales.

En cuanto a la estructura, no sé cómo de relevante habrá sido esta obra para el género (se publicó en el año 2000), pero fue la primera que leí antes del boom de juvenil romántica que combina capítulos en primera persona de cada protagonista, así tenemos las dos visiones principales. Por ejemplo, mi lectura más reciente con este formato ha sido Despierta.

En definitiva, a estas alturas sobre todo, no es una obra original, pero aún todavía la sigo disfrutando muchísimo. La nostalgia tiene su influencia en este aspecto y siendo una de las primeras lecturas que me encandiló, el factor subjetivo es muy potente. Aún así, si os apetece una historia sencilla pero con sorpresas, con una buena pareja protagonista y algunos momentos muy intensos, os la recomiendo. Y, si tenéis algún/a adolescente cerca que no lea y queráis que lo haga, quizás éste puede ser el primer eslabón de una larga cadena de libros.

3 comentarios:

  1. Me lo apunto ^^
    Tiene muy buena pinta la verdad.
    Por lo general me gusta este tipo de lectura jiji.
    Gracias por la reseña

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  2. Es uno de mis libros favoritos de la infancia y, como tú, lo he releído varias veces, pero nunca de adulta, no sé si quiero hacerlo, tengo un recuerdo demasiado bonito de él como para fastidiarlo, la verdad, pero yo creo que me pasaría como a ti y me seguiría gustando aunque haya cosas mejorables :)

    Gracias por la reseña!

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  3. La leí por primera vez con 13 o 14 años de la biblioteca municipal. Me gustó tanto que la cogí varias veces prestada y unos años después me la compré. Hay algunos detalles mejorables pero pienso que es de las mejores novelas juveniles que he leído.

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