Himawari, de Belén Ortega

Y por último, tras Underdog y La canción de Ariadna le toca el turno a Himawari. Si el primero no me interesaba y a la segunda le tenía ganas nada más darse a conocer la línea, con ésta tenía muchas dudas. Las historias de samurais, al igual que a la propia Belén, me encantan desde que vi una mañana, por pura casualidad, Rurouni Kenshin en Canal+ hace años. Sin embargo, la idea de que iba a ser un tomo con demasiada violencia, sexo y tal me echaron para atrás. Por suerte esa publicidad inicial no coincidía con lo que realmente iba a ser la trama de Himawari, así que finalmente lo incluí entre los que iban a caer de la línea (que acabaron siendo todos XD).

Argumento (oficial): Período Bakumatsu. Himawari, una niña de cuatro años y su hermano mayor Shunya, de ocho, observan aterrorizados cómo asesinan a sus padres ante sus ojos. Despavoridos, huyen a las montañas para salvar su vida, observando impotentes la gran nube de humo que levantan las llamas que destruyen su casa.

El comienzo de nuestra historia se sitúa doce años después, en el año 1859, cuando los dos hermanos emprenden una minuciosa y sangrienta búsqueda de los responsables de la matanza de sus progenitores. Sus pesquisas les llevan hasta una de las prefecturas en las cercanías de Edo, donde uno de los posibles asesinos sus padres es el jefe del clan que domina esa zona.

He leído que la historia guarda muchas similitudes con La espada del inmortal, pero como no la he leído y tampoco conozco al autor (la otra gran influencia para Belén junto al Nobuhiro Watsuki de Kenshin) no puedo reseñarlo teniendo en cuenta eso.

Si algo me ha sorprendido de este tomo son las personalidades de sus dos protagonistas. Himawari está totalmente obsesionada con la venganza pero Shunya llega un punto en que quiere pasar página, vivir una vida y hacer algo útil con ella, contrastando cada vez más entre sí según pasan las páginas. Lo que me ha encandilado es la locura que se va adueñando poco a poco de ella y que nació muchos años atrás. Eso sumado a los engaños, las conspiraciones y los secundarios que parecen buenos y son malos, o viceversa, dan un desarrollo que engancha y requiere la lectura del tirón. Así el desenlace es sublime y muy impactante.

La pega es que el final queda abierto, a la libre reflexión del lector, pero con demasiadas dudas y preguntas que gustaría que se tuviesen respuestas. Me ha parecido un poco lo mismo que con Lêttera, quedan cerradas las cuestiones más importantes (quién acabó con los padres de los protagonistas), pero luego hay muchas cosas más que saber. La verdad es que si no fuese por eso, podría considerarse el mejor tomo de Gaijin hasta la fecha, pero pierde puntos importantes por haber querido dejar demasiadas preguntas sin respuestas.

Y aunque me ha encantado el desarrollo de la historia, sin duda el PUNTO FUERTE es el dibujazo tan increíble que tiene con una ambientación cuidada hasta el más mínimo detalle y perfectamente estudiada en todos y cada uno de los elementos que dibuja, desde las katanas hasta las edificaciones.

No me voy a extender más, no hace falta. Himawari es una fantástica obra que cuenta una clásica historia de samurais igual de bien que si la hubiese dibujado un mangaka japonés. No sólo es una delicia a nivel de dibujo sino que el argumento y sus personajes son una pasada. Eso sí, tened el cuerpo preparado para un final que dejará muchas preguntas rondando por la cabeza.