El bebedor de lágrimas, de Ray Loriga

Antes de ponerme a hacer cosas productivas, quería comentar este libro que acabo de terminar. Un libro del que no esperaba gran cosa (había leído por encima algunas reseñas reguleras) pero es que me ha parecido aún peor de lo que me podía imaginar. Por suerte, lo conseguí gracias a un concurso, así que el haberlo adquirido gratis compensa en parte cierto cabreo por lo malo de la historia...

Aviso: Esta reseña va a tener spoilers porque necesito quedarme a gusto. Si os interesa el libro mucho (yo cambiaría de idea) no la leáis, pero si estáis en duda o no os llama yo os aconsejo que veáis las pegas que le pongo para descartarlo.

Argumento

Dicen que hace unos cien años, una chica prometida en matrimonio fue engañada por un falso enamorado para ser luego burdamente despreciada. Dicen también que sus lágrimas trajeron hasta ella a su pretendiente, que vengó la afrenta matando al traidor antes de despedirse de su amada. Y dicen que, desde entonces, el Bebedor de Lágrimas vaga aún como alma en pena arrastrando su espada por entre los olmos con el propósito de vengar a toda chica engañada. 

Eso dicen… aunque a sus dieciocho años, Adela no cree en fantasmas, ni en leyendas de nobles húngaros, ni en maldiciones eternas. Recién llegada a la universidad de Carnwell, está felilz y desea coger las riendas de su vida. En su primer día conoce a Laura, la que se convierte inmediatamente en su gran amiga, compañera de habitación y quien le acaba contando la leyenda de El bebedor de lágrimas. Esa misma noche, cuando Adela se desmelene, conocerá al fantasma y la espada que lleva con él.

Reseña

A ver ¿por dónde empiezo a despotricar? Está bien, seré buena y empezaré con lo que resulta salvable de la historia. En primer lugar una interesante ambientación, ese aire de romanticismo decimonónico es sin duda lo más atractivo de la historia. En segundo lugar, la portada, que es preciosa, atrae y despierta curiosidad. La edición es una gran tentación para quienes estos detalles nos llaman poderosamente la atención. También el final está relativamente bien. Intenta ser una sorpresa... aunque se queda en un intento. No me lo esperaba, lo reconozco, pero como iba arrastrando muy malas impresiones del resto del libro me daba exactamente igual lo que le pasase a los protagonistas. Ups, he empezado ya con lo malo... ni un párrafo entero de cosas buenas puedo sacar...

Vale, empecemos ya de verdad con el libro en sí. La historia, que tiene pinta interesante con un ambiente muy atractivo, se va a la mierda (así de claro) según se va conociendo a los personajes, especialmente a la protagonista. Es hasta realista que la protagonista sea una chica de pueblo que la universidad le importa un rábano más allá de ir allí para correrse juergas y liarse con todo lo que se mueva, de género masculino, que esté de buen ver. Da igual que en el pueblo hubiese dejado un buen chico de novio. No importa. Es de mujer moderna que tu aspiración a la hora de dejar atrás el opresivo pueblo sea zumbarte al primero que te ponga ojitos. La chica es así, quiere ser moderna y tal. Hasta ahí de acuerdo, me lo creo y me parece estupendamente la liberación femenina y la ruptura de tabús. 

El problema viene cuando descubrimos que es una egoísta, inconsciente, victimista, incoherente y totalmente descerebrada. Es decir: te lías con un chico, aparece un fantasma que se lo carga y al día siguiente sales a la "caza" de otro chico para, más que nada, verificar si lo del fantasma era cosa tuya, que te había elegido. Éste se lo carga también y tú lo que piensas es.... 

"Sólo quería llorar, no por los dos muchachos sin cabeza, ni por Nathan, sino por ella misma y su maldita mala suerte."

"Su... maldita... mala... suerte..." Claaaaaaro, no la mala suerte de los dos chicos que han sido brutalmente asesinados por el simple hecho de cruzarse con ella y que ésta quisiera un poco de fiesta. No la mala suerte de un chico que está trabajando duramente en la gasolinera, confiando en su chica, mientras le crecen unos cuernos que ni el toro de Osborne.

Pos vale. La chica es totalmente incoherente, insufrible, hipócrita, absurda y estúpida. Y como no podía ser de otro modo, se enamora del fantasma asesino... con dos *piiiiiii*. Claro, es que sino, no habría novela romántica...

OJO, un personaje es creación de su autor/a. Si Adela es la idea que tiene el autor de una chica joven, esto dice mucho más de él como persona que como escritor. Y no dice nada bueno precisamente. 

Otra cosa que me ha dado coraje a la par que risa es que en cierto momento, el libro habla despectivamente de los videojuegos y las novelas juveniles de vampiros. Cito textualmente:

" - Sobre todo hoy en día, con tanto videojuego y tanta película absurda. Los chicos ya no distinguen la realidad de la ficción. Están todos medio idos. Lo veo por mis hijas: no leen un periódico, ni leen un libro decente así las maten. Se pasan el día con esas noveluchas de vampiros"

Quiero pensar que ésta es una reflexión que podría tener un padre normal, y se salvaría por ahí.... pero no, para mí que el autor ha colado una opinión personal suya que no venía a cuento de nada y bastante despectiva. No soy precisamente una gran defensora de las novelas de vampiros en líneas generales, pero poner esa cita en un libro que 1) va dirigido potencialmente a esa clase de lectoras (con lo que veladamente está insultándolas, algo poco inteligente) y 2) el propio libro queda bastante por debajo que la media de esos libros de vampiros... pues deja al autor en mal lugar. Que Bella tenía mucho defectos... pero Adela la gana de calle y ya es decir... 

Para colmo... ¿fantasmas traficantes de droga? ¿en serio? WTF?! No, esto no es ser original, esto es una estupidez que se carga la idea romántica del fantasma tradicional por algo... algo... indescriptiblemente absurdo.

Pero es que, otro colmo de la obra, el resto de la historia hace aguas por todas partes. Los misterios no tienen ni pies ni cabeza, más se descubre, menos sentido tiene todo. Se carga lo mejor que tiene el libro (la ambientación) metiendo drogas por aquí y por allá junto a una investigación policíaca que tiene a un detective que podría ser un personaje interesante hasta que se descubre que tiene una extraña obsesión con su madre, que es la que resuelve los casos mientras que él mismo es poco más que el que hace trabajo de campo. Dan repelús y todo... Y la trama de policías al final no aporta nada.

Los personajes más interesantes serían Laura y Lawrence (el fantasma). Los misterios que los envuelven son de lo poco salvable de la novela... pero aún con esas dejan mucho que desear. No tanto como Adela, pero son igualmente incoherentes y absurdos. Laura es misteriosa, pero también tiene mucho de antipática y mandona. Resultaría insoportable si no fuese porque ese puesto se lo lleva de calle la protagonista. Y como además, es la que tiene las mejores escenas (las únicas) pues se convierte en el mejor personaje... y os aseguro que eso ya es decir mucho.

Los secundarios, salvando un tal Puck, no aportan nada ni merecen la pena.

El estilo del autor no está mal del todo. Mi principal pega son unos diálogos que me han parecido de lo más artificiales. Cero naturalidad. Además, hace saltos en los tiempo que no terminan de venir a cuento de nada y se pone a divagar de cosas que no importan lo más mínimo. Al menos se lee sin graves problemas y la novela se queda en 300 páginas que ajustando una letra menor y espacios, podrían haber sido bastantes menos....

En definitiva, es un libro que no recomiendo. Por mucho que sea una primera parte más o menos introductoria, me ha parecido, en una palabra, MALO.