sábado, 30 de mayo de 2020

Un samurái en el cajón, de Yuu Watase

Cerramos el mes dedicado a Yuu Watase con este tomo único recopilatorio de historias cortas, el único de estas características que nos ha llegado de esta autora, lo que no deja de ser curioso por varios factores. El primero es que nos llega de la mano de ECC cuando sus grandes obras nos las había traído Glénat y, al menos yo, suponía que también traerían alguno, pero lo cierto es que a esa editorial no le iba mucho este formato. Sinceramente, ya daba por perdida a la autora, creí que no veríamos nada más suyo y mira por dónde se animaron con éste y con Sakura Gari. Ojalá no se quede aquí la apuesta y veamos alguno más de sus trabajos que quedaron sin salir. Nunca entenderé que Glénat no se animara nunca con Zettai kareshi.

El segundo elemento curioso es que es el primer tomo de estas características que hace la autora en muchos años. Empezó su carrera con tres de ellos (Gomen asobase, Magical Nan y Otenami Haiken!), luego intercaló durante la realización de sus series más importantes otros tres (Suna no Tiara, Mint de kiss me y Musubiya Nanako) y ya el último que hizo era un recopilatorio cuyo capítulo principal realmente era un epílogo a la serie Shishunki Miman Okotowari, que salió en el año 2000 y se tituló Kanketsu Hen. Desde entonces, todas las historias cortas que ha hecho o se han recopilado en tomos de series como extras o han quedado colgados (sería el caso de Fuku Gaeru y Pandora's Cube). Este tomo, que salió en Abril de 2017, recopila tres historias cortas que también parecía que iban a quedar colgadas, sobre todo las dos finales que salieron en 2013.

El tercer y último elemento curioso es la propia composición del tomo, pero eso ya lo desarrollaré en la reseña. 

Quisiera introducir una advertencia de contenido y es que en este tomo se dan varias escenas de intentos de suicidio que quizás pueda ser demasiado si alguien que lee esto está pasando por un mal momento. En ese caso, mejor que os abstengáis de leer la reseña y el tomo en sí.

Un samurái en el cajón

Sachiko Mukôda tiene 29 años, es fea, es una asocial, no terminó sus estudios y no consigue mantener un trabajo durante mucho tiempo. Sin embargo, a solas en su pequeño apartamento, se transforma en Princess-P, una celebridad en vídeos online con multitud de fans. Por supuesto, no muestra su auténtico aspecto sino que a base de mucho maquillaje y una peluca pega un cambio radical haciéndose pasar por una chica de 19 años.

Un día, su madre, con la que tiene una mala relación, le dice que ha fallecido su abuela, la única en el mundo que la comprendía y la quería tal como ella es. También era la que curó los cortes que se hacía en los brazos movida por la desesperanza. Tras emborracharse, le exige a su madre que le lleve algo de la abuela como recuerdo y ésta aparece al día siguiente con una enorme y vieja cómoda. En uno de los cajones, Sachiko encuentra un traje de samurái que debe llevar años allí. Lo que no se esperaba es que en mitad de su retransmisión como Princess-P, el traje de samurái cobrase vida y apareciese ante ella su dueño original, Kiriyû, totalmente desubicado y amenazándola con su katana.

Esta historia corta de 110 páginas está formada en realidad por dos partes de 50 y 60 páginas que se pueden entender como capítulos. Y es que, claro, publicar en una revista la historia completa habría sido demasiado por lo que desde la editorial optaron por esta solución.

Para quienes hemos seguido la trayectoria de Yuu Watase y sus obras, entendemos que esta historia es un paso más en el tratamiento de una temática que se encuentra de fondo en muchos de sus trabajos. Ya en Epotrans! Mai tenía a una protagonista muy tímida con problemas para comunicarse y una agenda electrónica "mágica" la ayudó a acercarse al chico que le gustaba. En Alice 19th se daba algo muy similar, la protagonista sólo tenía amistades en chats del móvil y no conseguía establecer lazos con nadie hasta que la magia irrumpe en su vida. También se puede considerar que Zettai Kareshi, con otra protagonista desastre en el amor, es ayudada por un "novio electrónico". Y si seguimos dándole vueltas a sus obras, por ejemplo en los shonens que ha hecho, el oneshot Pandora's cube y la serie Arata Kangatari, vemos que nos encontramos también con personajes torturados por temas bastante serios derivados de la complicada sociedad actual, con problemas de comunicación y falta de amistades. La cuestión es que en esas obras las situaciones se resolvían durante la adolescencia, a fin de cuentas, se publicaron en revistas dirigidas a esa franja de edad, pero aquí saltamos a una protagonista que está casi en la treintena y sigue igual o peor. 

La historia refleja muy bien esos problemas que ya habíamos visto en aquellas obras pero magnificados y con una vuelta de tuerca por la nueva realidad de las redes sociales y la presión del "postureo". Sachiko es otra cuando hace de Princess-P, no sólo por cómo cambia físicamente sino porque no muestra nada de su personalidad cínica y nihilista. La aparición de Kiriyû la ayudará en más de un sentido pero se agradece que el enfoque no sea romántico, sino de una relación de amistad y compañerismo.

El punto más débil que le veo es el desenlace, que a pesar de lo larga que es la historia acaba llegando de manera un tanto precipitada y con ciertos elementos que me generan dudas, tanto por el tipo de resolución que le da como por lo cogido con pinzas de ciertos detalles.

A pesar de lo dura que es la temática de fondo y ciertas escenas como los cortes en los brazos, a poco que conozcáis a la autora, sabréis que introduce escenas de humor, a veces en momentos un tanto inoportunos lo que ayuda a relajar la tensión. Esto puede chocar mucho si no conocíais este rasgo de su estilo.

Un detalle interesante que no quiero dejar de comentar es cómo procura la autora cambiar el estilo de dibujo. Si os fijáis, para toda la historia, sus personajes y sus fondos tiene un tipo de línea fina pero para Kiriyû el trazo se hace más grueso, más propio de un estilo tradicional. Podría quedar extraño pero casa bastante bien.

Historias de miedo reales

Conjunto de historias cortas de terror basadas en experiencias personales de la propia Yuu Watase, algunas tal cual ocurrieron y otras adaptadas e interpretadas por las asistentes con las que trabajaba. Las historias son:

- Pelo, de Yuu Watase (1 página)
- Maniquí, de Kinu Usutoo (8 páginas)
- Voces, de Tôka (6 páginas)
- La casa, de Ayako Mayuzumi (12 páginas)
- El equipo de música, de Umi Miura (8 páginas)
- La mano, de Chisaki Nakatake (10 páginas)
- La puerta, de Konohello (6 páginas)

En muchas series, sobre todo en el tomo final aunque no exclusivamente, se pueden encontrar dibujos de quienes asisten al autor o autora de la obra durante su realización. Sin embargo, esta vez, son micro-historias hechas en colaboración entre todas. Aunque en la página inicial aparezca "Yuu Watase y asistentes", en cada historia sale el nombre de cada una, lo que me parece un detalle importante a valorar. Quién sabe si en algunos años alguno de estos nombres no nos sonará por algún éxito o, simplemente, alguna licencia. Casos así ya los hemos visto. Por ejemplo, Kayoru y Ai Minase fueron asistentes de Arina Tanemura o también tenemos el caso de Mayu Sakai, que trabajó para Miho Obana.

Volviendo a las historias en sí, debo reconoceros que no soy nada fan de las historias de miedo. Por suerte, aquí son cortitas, tienen un dibujo bastante mono (en general las asistentes tienen potencial para acabar siendo profesionales, al menos en la parte de dibujo) y no son demasiado terroríficas, alguna hay incluso en clave un poco de humor como La casa y La puerta. La idea de gritarle a un poltergeist cuando le impide usar la bici estática o la de poner lucha femenina a toda pastilla en la tele para importunarle y que la dejase seguir trabajando no tiene precio.

La más puramente de miedo como tal y que se ve que está más ficcionada y más alejada de la anécdota original de la autora es La mano, también es la que tiene a su dibujante más verde, seguida de cerca por La puerta. Por contraposición, el mejor dibujo es el de El equipo de música, que tiene un estilo y consigue una expresividad que me ha recordado a Keiko Suenobu (la autora de LIFE). De Maniquí puedo decir que es la más mona por su estilo y por centrarse en la amistad de dos chicas de instituto. Me quedaría decir algo de Voces pero ni en dibujo ni en la historia en sí hay mucho que contar. En cuanto a la página que pertenece a la propia Yuu Watase, es eso, sólo una página más la portadilla que ilustra la reseña, lo que puede ser decepcionante para quien no esperaba este contenido.

En resumen, incluso si sois muy miedicas como yo, se pueden leer sin problemas. Eso sí, sabiendo que, por poco que sea, hay algo real detrás de las historias lo que da un poco más de escalofríos.

No sé qué será de aquél gatito

Miike es una niña que va a sexto de Primaria y se ha tenido que cambiar de escuela al mudarse su familia. Por algún motivo que no tiene claro, empezaron a acosarla y molestarla las chicas de su nueva clase, incluso las que creía que eran sus amigas. El día que está dispuesta a acabar con todo tirándose desde la azotea de su edificio, se detiene cuando ve una caja con un gatito dentro.

Según comenta Yuu Watase en el freetalk de la solapa del tomo, se trata de una vivencia de ella misma cuando iba a Primaria que cuenta tal cual ocurrió. Que el bullyng es un tema serio ya lo hemos visto, pero siempre me sorprende la crueldad que llegan a demostrar, no ya adolescentes, sino niños como es en este caso. Es realmente brutal y eso que aquí, al menos por lo que narra, no se ven jugarretas "demasiado" serias, pero sí lo suficiente como para que una niña intente el suicidio. Dos veces. También resulta descorazonador ver otro ejemplo más de profesores que tratan un problema tan grave como "cosas de chiquillos" y que, de hacer algo, sólo empeoran la situación.

El desenlace es un tanto amargo, con un mensaje final a modo de conclusión que no te deja buen cuerpo a pesar de que el acoso sobre ella acabase. También he de decir que el gatito y la importancia que se suponía que iba a tener al final queda en nada y, aunque sea una tontería visto lo visto, me deja un poco decepcionada.

Conclusión

Desde luego, se puede decir que es un tomo único de lo más atípico. No es que sea raro que haya historias de distinta longitud pero lo de aquí está a otro nivel. Tenemos una historia principal de 110 páginas divida en dos partes, mini-historias de 1 a 12 páginas y un relato más estándar en longitud de unas 30 páginas. Además, cada una de un estilo y enfoque muy diferente. 

Un detalle interesante que me gustaría recalcar al hilo de ciertas polémicas que ha habido en los últimos meses en Twitter es que no hay romance en este tomo. Sí, damas y caballeros, existen los shojos y joseis que no tocan el género ni giran alrededor del amor de la protagonista de turno y eso no significa desmerecer las obras que sí lo hacen para que sólo aquellos shojos y joseis que no lo tienen sean considerados para poder ser leídos. Por otro lado, habrá quien se sorprenda al saber que el terror en Japón está copado por muchas autoras que publican en revistas de demografía femenina y que aquí son totalmente ignoradas para sacar obras de sólo un par de nombres masculinos. La historia de siempre.

Sabiendo lo variado del contenido de este tomo diría que es perfecto para un público muy amplio, no sólo para fans de la autora. El conjunto es extraño como poco pero cada historia por separado tiene su interés y seguramente, como mínimo, alguna de ellas os podrá gustar lo suficiente para que os merezca la pena la compra del tomo.

1 comentario:

  1. La parte que más me llama es la de las historias paranormales, la verdad. Si lo veo en algún mercadillo o biblio, fijo que me hago con él.

    ¡Besos!

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