Tras varios días
desaparecida porque me tocaba ponerme al día con otras cosas, vuelvo con nueva
reseña literaria, pero no es una de las dos que tengo pendientes. Es un nuevo
libro que acabo de terminar ahora mismo. La verdad es que me ha dejado tan
impactada que no sé qué clase de reseña me va a salir, pero espero estar a la
altura.
Como sabéis, aún sigo con
el reto abierto de “De la A a la Z” y en Twitter pedí que alguien dijese alguna
de las letras que me quedaban. Curiosamente, las dos personas que me respondieron dijeron la misma: “R”.
Entre las opciones que tenía disponibles, 4 o 5, me decanté por éste sin ni
siquiera saber de qué iba el argumento hasta que lo leí en la solapa.
No es un libro que hayáis
visto entre mis compras pues llevaba años por casa, lo pidió mi madre hace
tiempo al Círculo. Reorganizando estanterías me di cuenta que había por casa
varias novelas de romántica que es “ahora”, cuando he empezado con el género,
que he decidido hacer míos. Es la primera novela de Danielle Steel que leo y,
si todas se acercan al nivel de ésta, creo que van a ir cayendo una detrás de
otra.
Argumento
Alexandra
Parker es una abogada de éxito, muy valorada profesionalmente y que adora su
trabajo. Su marido, Sam, inversor en bolsa, es un hombre cariñoso y también muy
trabajador. A su vida se les unió la pequeña Annabelle cuando ya no creían
poder ser más dichosos y acabó colmándoles de una felicidad que ni se
imaginaban. La vida no podía ser más perfecta aunque no consiguiesen concebir
un segundo hijo.
Sin embargo, la vida da un
cruel giro cuando, en un examen rutinario, descubren una importante sombra en
uno de los pechos de Alex y el diagnóstico parece bastante claro: cáncer. Es urgente que se realice una biopsia para comprobar si es maligno. Desgraciadamente, el examen da positivo. Empieza así un calvario que parece llevarla directamente al infierno y Sam, incapaz de ayudarla, de la noche a la mañana se convierte en un extraño para ella.
Reseña
Ésta sería la novela
romántica menos romántica que he leído hasta el momento. Aunque siga teniendo
amor como tema importante, queda claramente en un segundo plano y, punto a favor, no es nada típico-tópico. Es una historia dura, con momentos
desgarradores y tristes. La novela trata sobre el cáncer, todo lo que rodea a
esta horrible enfermedad y cómo afecta a las personas, no sólo a quien lo
padece, sino a los que están a su alrededor.
Aproximadamente, las
primeras cincuenta páginas relatan brevemente la vida de Alex desde que llegó a
la edad adulta, conoció a Sam, acabaron juntos y se casaron, con algunos
momentos duros, pero llegando a formar una familia feliz mientras compaginaban
esa dicha con trabajos muy exigentes. Todo para poner en situación y conocer a
los personajes antes de que se presente la dura situación a la que van a tener
que hacer frente.
Una vez que llega, la
novela pasa a tener un nuevo punto de vista. Por un lado, continúa el de la
propia Alex, que actúa de manera realista a pesar de sus miedos, de no terminar
de entender del todo lo que le explican los médicos, de sentir que eso no es
justo… No creo que no haya una sola mujer que no tuviese sus reacciones ante
esa situación. A veces se derrumbará, pero en general, toda la fortaleza que ha
tenido en su vida para su trabajo sabrá reconvertirla en una lucha contra el
cáncer. No es difícil ponerse en su lugar en todo momento y sentir sus miedo e
inseguridades además de admirarla por luchar como lo hace.
Por otro lado está Sam. En
la primera parte de la novela se explica que su madre murió de cáncer pasándolo
fatal, operación tras operación, y al final, su padre murió alcoholizado,
probablemente, por no haber superado la pérdida.
Con este pasado, las reacciones y su actitud frente a Alex no son lo que a ninguna mujer le gustaría tener por parte de su marido, pasándose mucho con ella en más de una ocasión. Para decirlo a las claras, Sam es el mayor cabrón, hijo de puta e insensible que he “conocido” nunca. Aunque en un principio, al igual que hace la protagonista, se intente comprender su forma de actuar, primero negando la realidad y luego… en fin… llega un punto en que se vuelve imposible de perdonar. Si Alex lo perdona o no, lo dejo a que lo descubráis. Al menos yo no le perdonaría todo lo que llega a hacer y decir.
Con este pasado, las reacciones y su actitud frente a Alex no son lo que a ninguna mujer le gustaría tener por parte de su marido, pasándose mucho con ella en más de una ocasión. Para decirlo a las claras, Sam es el mayor cabrón, hijo de puta e insensible que he “conocido” nunca. Aunque en un principio, al igual que hace la protagonista, se intente comprender su forma de actuar, primero negando la realidad y luego… en fin… llega un punto en que se vuelve imposible de perdonar. Si Alex lo perdona o no, lo dejo a que lo descubráis. Al menos yo no le perdonaría todo lo que llega a hacer y decir.
De todas maneras, quizás
ésa es una de las virtudes de la novela, que presenta a unos personajes
completamente humanos. Bien es sabido, por todos, que hay quienes pueden llegar
a ser las personas más crueles del mundo, cuando no mucho antes eran las más
queridas. Y todo por el egoísmo de centrarse en el sufrimiento propio sin ver
más allá. La verdad es que no es una novela que se limite a contar una
historia, sino que hace reflexionar sobre qué haría cada uno ante la situación
que se plantea.
Y es que, aunque sea Alex
la principal protagonista, la que sufre la enfermedad, es Sam el que me parece
el personaje más interesante, mal que me pese. Un personaje encantador al
principio, un canalla después, con grandes remordimientos pero cegado por
demasiadas cosas. Pierde el rumbo por completo en su vida, incluso en su
adorado trabajo. En parte, le odio, en parte, le comprendo, en parte, me da
pena, en parte…
— No te odio. Ya no sé lo que siento. Estoy furioso por lo que ha pasado. Es como si un relámpago hubiera caído sobre nosotros hace dos meses. Nada ha sido igual desde entonces. Estoy furioso y asustado. Estoy triste. Ya no me pareces la misma persona. Ni tampoco yo soy el mismo. No puedo soportar estar hablando constantemente de enfermedades y tratamientos.
— Creo que te recuerdo a tu madre, y que es más de lo que puedes soportar. Quizás temes que yo muera y te abandone igual que ella. – Tenía lágrimas en los ojos, pero Sam no se acercó a ella–. También yo lo temo, pero hago todo lo posible por evitar que ocurra.
La novela no se centra
únicamente en ellos dos. En primer lugar está su hija pequeña, Annabelle, una
chiquilla de apenas tres añitos que, obviamente, no comprende del todo lo que
ocurre, pero sí es lo suficientemente despierta para entender muchas cosas.
Resulta muy duro ver cómo la pobre niña sufre al ver lo mal que lo pasa su
madre y que la relación entre sus padres no va como antes. Pero la autora no es
morbosa y procura que sus padres actúen rebajando su sufrimiento de modo que no
pone demasiado el foco sobre ella.
Luego entran en escena dos
personas que serán un gran apoyo por separado para los dos. Por un lado está
Brock, compañero de Alex del bufete, quien se vuelve indispensable para ella,
pues a falta de un marido, es un amigo que está en sus momentos más débiles.
Pero él siempre se ha sentido atraído por ella, y verla desmejorada pero tan
decidida a seguir adelante no hace sino acrecentar sus sentimientos. Por otro
lado entra en escena Daphne, prima y compañera de trabajo de uno de los socios
de Sam. Una mujer joven, vibrante y muy sensual que hará todo lo posible por
apoyarle… así como meterlo bajo su corta falda. Es una mujer frívola, despegada de su propio hijo del que
no quiere saber nada, que sólo busca disfrutar de la vida.
Con todo esto, ya está la
historia más que planteada. Se forma un cuarteto amoroso natural y complejo. Por
un lado, Alex ama a Sam tras 17 años de vida en común, aunque le odia por lo
mal que se lo hace pasar. Por otro lado, Sam siente que Alex va a ser como su
madre, que le va a arrastrar como llevó a su padre a la muerte, y una injusta
furia nace en él mientras se siente atraído por la vida que desprende Daphne.
Otra de las virtudes que
tiene la novela es un final que, hasta el último momento, no está definido,
pues hay varias posibilidades, al menos en lo que al tema amoroso se refiere. Y
me abstengo de comentar nada más en este sentido o entraré en spoilers.
La historia es dura. Por
un lado el cáncer, en toda su horrible magnitud, y por otra, el ver cómo se
rompe el matrimonio son dos pruebas muy duras para Alex. Creo que es una
lectura ideal para reflexionar y pensar en la complejidad del ser humano y de
las relaciones, más allá de la categoría a la que pertenece la novela que
podría echar para atrás a más de un lector.
Relámpago es una novela
que emociona, que impacta y que no deja indiferente. Poco previsible en su
desenlace. Se puede odiar a ciertos personajes, aunque se les acabe
comprendiendo. Permite entender un poco mejor la enfermedad, sin que las
explicaciones médicas que da sean excesivamente arduas, así como aquello por lo
que deben pasar quienes la padecen y sus allegados. Personalmente me ha
producido tal nudo de sentimientos que aún voy a estar dándole vueltas un par
de días. Pero lo que no hay duda es que se trata de un maravilloso canto a la vida y a la esperanza.