Para terminar el mes de abril me apetecía volver a leer a la gran Agatha Christie, autora de la que sólo había leído hasta el momento su magnífica obra Diez negritos.
Pidiendo consejo a una personita que es muy fan, de entre los títulos recomendados que me dio, me decanté por éste por ser la primera novela de la autora que, además, es el libro en que hace aparición su famoso detective Hércules Poirot. Me pareció la opción perfecta y ha sido un acierto.
Argumento
Durante la Primera Guerra Mundial, Arthur Hastings, dado por inválido en el frente, es enviado de regreso a Inglaterra donde pasa unos meses en una casa de convalecencia. Su encuentro casual con un viejo amigo, John Cavendish, le permite pasar un mes de permiso en la residencia de éste, Styles, donde ya había estado siendo más joven. Poniéndose al día, lo que más sorprende a Hastings es la información de que la madrastra de John, Emily, viuda y heredera del señor Cavendish, está ahora casada con quien fuera su secretario, Alfred Inglethorp, más joven que ella y a quien no ve nadie con buenos ojos en esa casa.
En Styles Court también residen Mary, la esposa de John; Lawrence, hermano menor de éste; Evelyn Howard, prima de Alfred Inglethorp y amiga de Emily; y Cynthia Murdoch, joven enfermera, huérfana y protegida de la anciana.
Una vez allí la tensión en la casa le resulta palpable al invitado. El matrimonio entre John y su mujer se ha distanciado y cree descubrir un affaire entre John y Cynthia Murdoch y entre Mary y el doctor Bauerstein, especialista toxicólogo que se encuentra en el pueblo haciendo una cura de reposo. No obstante, el auténtico drama se desata cuando Evelyn, tras una discusión con Emily, se marcha de Styles Court. Le dijo lo que pensaba de su primo Alfred, que se había casado con ella únicamente por su dinero y que mantiene paralelamente relaciones con otra mujer. Antes de irse, Evelyn le pide a Hastings que cuide de Emily. Su temor resultó ser acertado pues Emily Inglethorp muere en su cama entre violentas convulsiones. Wilkins, su doctor de cabecera, influenciado por la opinión de su colega Bauerstein, declara que es necesario hacer la autopsia por la sospecha de que ha sido un envenenamiento. Hastings le propone a John Cavendish llamar a su amigo el detective privado Hércules Poirot.
Reseña
Si hay que pensar en el arquetipo de historia de detectives de principios del siglo XX seguro que nos vienen a la mente un buen número de los elementos de esta novela: una mansión, muchos sospechosos con motivos para asesinar, romances secretos o disputas por la herencia. Si a esto se le añade un gran detective con sus extravagancias, como Poirot, o elementos que no encajan, como que la habitación estuviese cerrada por dentro, todo mejora. Agitar y servir. Un cóctel que funciona de maravilla.
Una de las virtudes de este relato es que, quizás por ser la primera novela de la autora, el elenco me ha parecido bastante ajustado a la trama. No hay un exceso de personajes (que siempre es mi miedo con este género) que impida recordar quién es quién. Además, nos los va presentando a buen ritmo y nos da algunas ayudas para seguir la obra como una lista de personajes al principio con una breve descripción de quién es pareja o familia de quién o, más adelante, este dibujo del plano de los dormitorios de la mansión y quién ocupa qué habitación.
Para la narración, la autora elige a Hastings quien, muy a posteriori, recogería todo lo sucedido en un relato para acallar rumores que seguían circulando por lo que fue un caso muy notorio. Resulta bastante irreal que nadie pueda hacer un relato de memoria con tal cantidad de detalles incluyendo, por ejemplo, varias conversaciones. Si fuese una mente privilegiada se entendería, pero Hastings demuestra en más de una ocasión necesitar un hervor, pasar por alto detalles que hasta yo veo o ser un tipo demasiado enamoradizo.
En cuanto a Poirot, es un genio excéntrico. En esta primera aparición hace cosas que, aunque tienen su explicación posterior, dejan descolocado a cualquiera. Por supuesto, sabemos que acabará descubriendo quién asesinó a la anciana rica, pero él mismo tiende a confundir a Hastings a propósito y, por extensión, a los lectores. Resulta sorprendente cómo acaba encajando todo tras las vueltas y más vueltas que se dan a diversas hipótesis, sospechosos y móviles, aunque reconozco haberme sentido un poco como el narrador, ofuscada porque el detective no compartiese todo lo que descubre hasta el final. Por lo demás, ha sido una presentación del gran detective bastante impersonal, apenas nos da unos datos de sus éxitos anteriores y su peculiar forma de ser, pero carecemos de más contexto o trasfondo sobre su persona.
En definitiva, una obra breve, muy entretenida, que te hace trabajar continuamente las neuronas para intentar descubrir al asesino o asesina. Los personajes y sus motivaciones están muy bien definidos, el ritmo es muy ágil y las únicas pegas son lo poco original que resulta el planteamiento de partida así como tener a Hastings de narrador a posteriori. Claro que estamos ante la primera obra de la autora y sabemos las maravillosas historias que acabó dando.