¡Última reseña del año! (aunque lo cierto es que la he tenido escrita desde hace bastante tiempo pero la he ido posponiendo por adelantar otras entradas y, en fin, que es ahora cuando sale XD).
Otra serie que no nos llegó en su momento y que, a estas alturas, no vamos a ver por aquí. En este caso tampoco es una gran pérdida porque es un shojo muy del montón, para qué negarlo, pero este tipo de obras a veces apetecen y ahora parece que para que llegue un shojo sólo puede ser la hostia en verso o tener algo muy especial.
Otra serie que no nos llegó en su momento y que, a estas alturas, no vamos a ver por aquí. En este caso tampoco es una gran pérdida porque es un shojo muy del montón, para qué negarlo, pero este tipo de obras a veces apetecen y ahora parece que para que llegue un shojo sólo puede ser la hostia en verso o tener algo muy especial.
El caso es que me dio por releerlo por un motivo muy tonto. En Nagatachô Strawberry la autora, que se ve que aparte de compañera de la Ribon es amiga de Mayu Sakai, le hizo un par de fan-arts. Me picó ver qué tenía descargado suyo y, aunque sé que he probado algunas de sus otras series, ésta es la única que tenía. Ya que estaba, pues reseña al canto.
Argumento
Miku Yamada lleva dos años enamorada de Kyôhei Fujioka, es decir, desde que iban a la secundaria baja. Por entonces ella era una chica que no destacaba más que como la empollona y seria de la clase y él llevaba pintas de gamberro con el pelo teñido de rubio. A pesar de su aspecto, Miku descubrió que era buena persona pero también se dio cuenta que estaba siempre rodeado de chicas más guapas. Decidida, puso su esfuerzo en cambiar para tener alguna posibilidad con la que armarse de valor antes de declararse.
Dos años han pasado y ya en bachillerato está lista para dar el paso y confesarle lo que siente. Sin embargo, justo antes de decir las palabras clave, Kyôhei le pregunta si es que sigue el estilo de una conocida ilusionista que suele llevar maquillaje muy llamativo. Miku le da un puñetazo y decide odiarlo a partir de ese momento, convirtiéndose en una especie de cactus con él, pero no es tan fácil dado que en clases están pupitre junto a pupitre y que, además, los sentimientos no desaparecen de la noche a la mañana.
Reseña
El punto de enganche de este shojo de cuatro tomos del 2004-2005 es la relación tan bruta y divertida que hay entre la pareja. Kyôhei es uno de los chicos más densos que recuerdo haber conocido en la demografía. Tiene una incapacidad absoluta para detectar indirectas y eso, claro, exaspera a Miku. La serie es así al mismo tiempo divertida con puntitos de emoción y ternura pero también de drama. Lo denso que es el chico le hace decir cosas muy insensibles.
Que esta serie hubiese abarcado hasta que empiezan a salir la habría hecho redonda. Bueno, también habría sido más redonda si para que se diese el arranque de la pareja no se hubiesen entrometido un par de personajes. Vale que son los que ayudan a Kyôhei a que se le despierten los sentimientos por ella pero no deja de ser un cliché aburrido.
Una vez empiezan a salir se plantea un interesante dilema alrededor del futuro: Miku es estudiosa y tiene una idea de lo que quiere hacer de mayor, Kyôhei es un despreocupado absoluto. Cómo afronta la pareja dos perspectivas tan distintas es interesante y le da un punto maduro a la serie ¿El problema? Que el final llega de una manera muy abrupta que deja la sensación de cierre en falso y ya no sé si por decisión de la autora o de la editorial, pero el regusto agridulce queda ahí.
En resumen, es un shojo simpático en líneas generales, con cosas exasperantes como que la chica cambie por el chico que le gusta o los tópicos en los que cae para hacer avanzar la trama. Se puede decir que va de más a menos salvo por el toque más maduro del último arco. Para un rato de lectura intrascendente y poco más.