Tengo un par de reseñas de animes más para hacer, pero para no ser demasiado repetitiva voy a intercalar entre medias mi opinión de la última serie española que he visto. Lo que me llamó la atención es que había salido una película de temática muy similar llamada Perdiendo el Norte, y parece que, en cierto modo, es una adaptación a serie de ésta.
Esta temporada ha contado con 8 capítulos y, de momento, su continuidad está en el aire por datos de audiencia que no son para echar cohetes. Si tuviese que elegir, preferiría que continuasen con Bajo Sospecha, pero hoy mismo he leído que una T3 de ésta parece haber sido descartada del todo. Una pena.
Argumento
Álex junto a su novia Manuela deciden comprar un piso. Justo cuando acababan de firmar la hipoteca, Álex recibe una llamada del trabajo comunicándole que ha sido despedido. Cuando se lo cuenta a sus padres en una comida familiar, aparece Carol, su hermana, borracha porque le acaba de dejar su novia por WhatsApp. Sin trabajo y sin posibilidades de pagar el piso que acaba de adquirir, Álex decide irse a Alemania para encontrar un trabajo que le permita pagar la hipoteca tras ver uno de esos programas de "Españoles por el mundo". Junto a él irá Carol, que tampoco tiene trabajo, en busca de dejar atrás su vida y comenzar de nuevo. Allí se reencontrarán con Salva, un viejo amigo y también emigrante al que, por las fotos en redes sociales, creen que le van las cosas bastante bien.
Aparte de recurrir a un Salva que resultaba estar mintiendo en todas sus publicaciones, acaban yendo a pedir ayuda a su tío Marcelino, al que ni conocían pues sus padres les habían mentido diciendo que estaba muerto. La cosa se pone más tensa cuando resulta que la hija de éste, Ulrike, será la jefa en la residencia de ancianos donde Alex consigue entrar a trabajar.
Lucas es un hombre de 37 años que trabajaba como funcionario en un ayuntamiento. Ésa era su meta en la vida, tener un trabajo tranquilo y una vida moderadamente resuelta. Sin embargo, a su mujer, Flor, ejecutiva de una gran empresa, la trasladan a Berlín, por lo que Lucas renuncia a su plaza en el ayuntamiento y se marchan junto a su pequeña. Dado que no sabe nada de alemán, Lucas quedará a cargo de la casa y la niña y, para entretenerse, se abrirá un blog contando experiencias de emigrantes en Berlín.
Aparte de recurrir a un Salva que resultaba estar mintiendo en todas sus publicaciones, acaban yendo a pedir ayuda a su tío Marcelino, al que ni conocían pues sus padres les habían mentido diciendo que estaba muerto. La cosa se pone más tensa cuando resulta que la hija de éste, Ulrike, será la jefa en la residencia de ancianos donde Alex consigue entrar a trabajar.
Lucas es un hombre de 37 años que trabajaba como funcionario en un ayuntamiento. Ésa era su meta en la vida, tener un trabajo tranquilo y una vida moderadamente resuelta. Sin embargo, a su mujer, Flor, ejecutiva de una gran empresa, la trasladan a Berlín, por lo que Lucas renuncia a su plaza en el ayuntamiento y se marchan junto a su pequeña. Dado que no sabe nada de alemán, Lucas quedará a cargo de la casa y la niña y, para entretenerse, se abrirá un blog contando experiencias de emigrantes en Berlín.
Adela es una joven filóloga germánica establecida en Berlín. Trabaja en un hotel y ayuda como profesora de clases de alemán, colaborando con una agencia para facilitar las oportunidades laborales de los emigrantes que recibe Alemania. En cuanto a su situación personal, es hija única y, habiendo sido abandonada por su padre, tratará de mejorar las condiciones de vida de su madre.
Chus es una española que tuvo que separarse de sus hijos porqué tenía que irse al país germánico a buscar un trabajo y reencontrarse con su marido, Jaime, el cual había emigrado anteriormente con poco éxito laboral hasta el momento.
En el bar de Marcelino, refugio para muchos españoles emigrados, irán coindidiendo todo este grupo tan dispar de personajes.
Reseña
Después de un resumen tan extenso (era imprescindible, lo siento) ya habréis visto que estamos ante una serie coral que trata las diferentes suertes que tienen los españoles que acaban emigrando a Alemania. Alex y Carol serían representantes de una clase media que a duras penas aún se consigue mantener como tal, Lucas y Flor representarían a una clase alta que, si han emigrado, es sólo por mejorar sus condiciones, no por obligación, mientras que Chus y Jaime serían parte de la clase media que ha bajado al nivel de pobre.
A la altura a la que estamos de la película de la crisis ya sabemos que la emigración no es el cuento de hadas que se suponía y que, aunque hay a quienes les va bien, muchos no tienen tanta suerte. Se agradece tocar este tema tan serio con humor para endulzar las píldoras más amargas de las experiencias de todos.
En la serie se van cruzando unos con otros, bien en el bar de Marcelino, bien en las clases de alemán que imparte Adela o bien la pura casualidad. Pero la cosa no queda sólo en los enredos entre españoles. Obviamente el choque cultural es otra de las líneas de la serie. El cruce de tópicos se da principalmente entre Alex y Ulrike y entre Marcelino y su mujer, Anke, que discuten continuamente ante los estereotipos que ven en el otro. Los tópicos existen, unos son desmontados y otros son usados tal cual. El resultado en general me ha parecido simpático sin llegar a ser casposo o rancio en ningún momento.
Si hay algún personaje que ha brillado por encima del resto sería Carol, en su papel de lesbiana enamoradiza, optimista y algo loca. Le seguiría Chus por darle a la serie el punto más humano y sensible pues, a fin de cuentas, su situación es la peor. Por el contrario, han hecho de Manuela un personaje insoportable para forzar un triángulo amoroso complicado. Tampoco se queda corto Salva como personaje desagradable, pero al menos, a él, con el paso de los capítulos le acabas cogiendo cierta simpatía.
A destacar también me ha parecido la subtrama de Lucas y Flor, rompiendo el cliché de ser ella la que se debe sacrificar por el trabajo del marido. Los roles habituales se intercambian y es algo que se agradece.
Pero llega la hora de ponerle la gran pega a la serie: su abrupto final. Por lo que he leído (por ejemplo, aquí), lo que suelen hacer en A3 es tener listos ocho capítulos y según vayan éstos, decidir. Así, la serie que estaba planeada para 13 ha acabado cortada a medias con un no-final que deja todo abierto pues no es un final de temporada, era un final de capítulo. Por lo que leo en diversos medios, ahora están en una fase de estudio para ver si hay suficiente material salvable para una T2, con lo que estamos a la espera. No entiendo esta forma de actuar. Dejan un regusto amargo a los espectadores con el corte tan brusco y los mismos creadores tienen problemas para sacar adelante un argumento con un mínimo desenlace.
Creo que Buscando el Norte es una serie simpática, perfecta para ver cenando por las noches. Trata un tema delicado con humor pero también con su puntillo de crudeza, manteniendo un difícil pero bien llevado equilibrio. Hay romance, líos laborales, complicaciones familiares, problemas con el idioma, con la cultura, con el tiempo... En general, el elenco de actores hace un trabajo muy decente y forman un grupo tan variado que a alguien le tienes que acabar pillando cariño a la fuerza. Qué lástima que la tiranía de las audiencias y la interrupción (ya se verá si definitiva) hayan fastidiado algo que iba bastante bien.
A la altura a la que estamos de la película de la crisis ya sabemos que la emigración no es el cuento de hadas que se suponía y que, aunque hay a quienes les va bien, muchos no tienen tanta suerte. Se agradece tocar este tema tan serio con humor para endulzar las píldoras más amargas de las experiencias de todos.
En la serie se van cruzando unos con otros, bien en el bar de Marcelino, bien en las clases de alemán que imparte Adela o bien la pura casualidad. Pero la cosa no queda sólo en los enredos entre españoles. Obviamente el choque cultural es otra de las líneas de la serie. El cruce de tópicos se da principalmente entre Alex y Ulrike y entre Marcelino y su mujer, Anke, que discuten continuamente ante los estereotipos que ven en el otro. Los tópicos existen, unos son desmontados y otros son usados tal cual. El resultado en general me ha parecido simpático sin llegar a ser casposo o rancio en ningún momento.
Si hay algún personaje que ha brillado por encima del resto sería Carol, en su papel de lesbiana enamoradiza, optimista y algo loca. Le seguiría Chus por darle a la serie el punto más humano y sensible pues, a fin de cuentas, su situación es la peor. Por el contrario, han hecho de Manuela un personaje insoportable para forzar un triángulo amoroso complicado. Tampoco se queda corto Salva como personaje desagradable, pero al menos, a él, con el paso de los capítulos le acabas cogiendo cierta simpatía.
A destacar también me ha parecido la subtrama de Lucas y Flor, rompiendo el cliché de ser ella la que se debe sacrificar por el trabajo del marido. Los roles habituales se intercambian y es algo que se agradece.
Pero llega la hora de ponerle la gran pega a la serie: su abrupto final. Por lo que he leído (por ejemplo, aquí), lo que suelen hacer en A3 es tener listos ocho capítulos y según vayan éstos, decidir. Así, la serie que estaba planeada para 13 ha acabado cortada a medias con un no-final que deja todo abierto pues no es un final de temporada, era un final de capítulo. Por lo que leo en diversos medios, ahora están en una fase de estudio para ver si hay suficiente material salvable para una T2, con lo que estamos a la espera. No entiendo esta forma de actuar. Dejan un regusto amargo a los espectadores con el corte tan brusco y los mismos creadores tienen problemas para sacar adelante un argumento con un mínimo desenlace.
Creo que Buscando el Norte es una serie simpática, perfecta para ver cenando por las noches. Trata un tema delicado con humor pero también con su puntillo de crudeza, manteniendo un difícil pero bien llevado equilibrio. Hay romance, líos laborales, complicaciones familiares, problemas con el idioma, con la cultura, con el tiempo... En general, el elenco de actores hace un trabajo muy decente y forman un grupo tan variado que a alguien le tienes que acabar pillando cariño a la fuerza. Qué lástima que la tiranía de las audiencias y la interrupción (ya se verá si definitiva) hayan fastidiado algo que iba bastante bien.
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