Con algo de retraso, aunque la lectura sí la completé a tiempo, toca la reseña del Imprescindible del mes de Marzo. Como en los dos meses anteriores, he mirado lo que leí el año pasado para el mismo reto, que entonces fue Orgullo y prejuicio, así que la elección estaba clara: otra obra de Jane Austen. Y me he decantado por la segunda más famosa.
Hubo una temporada en que pensaba marcarme un reto que consistiese en leer todas sus obras en un tiempo limitado, pero creo que es mejor separarlas para así no tener muy presente lo ya leído y disfrutarlas sin el recuerdo constante. Que aún así, era inevitable pensar en su obra cumbre (sobre todo en lo referente a cierto personaje masculino...), pues es una historia inolvidable y seguramente, a partir de ahora, las siguientes lecturas de sus otras obras también se verán algo influenciadas por las dos que ya han caído.
Argumento
La señora Dashwood y sus hijas Elinor, Marianne, y Margaret, quedan empobrecidas después de la muerte de su marido. Su finca, Norland, debe pasar a John Dashwood, hijo del primer matrimonio del señor Dashwood. Aunque John prometió a su padre cuidar de su madrastra y sus medio hermanas, su egoísta esposa, Fanny, fácilmente le disuade de darles parte de su herencia. Las Dashwood son tratadas como huéspedes no deseados en su propio hogar, y pronto empiezan a buscar otro lugar en el que vivir.
Mientras dan con ese lugar, Elinor se siente atraída por el hermano de Fanny, Edward Ferrars, que está de visita. Es un joven callado, sin pretensiones, con un agradable carácter. No tiene ningún deseo de cumplir los deseos de su madre y hermana que quieren verlo como un político o figura destacada. Sin embargo, Elinor sabe que la señora Ferrars quiere que su hijo se case con una dama de alto rango, y no se permite a sí misma concebir esperanzas de matrimonio.
La señora Dashwood y sus hijas pronto marchan de Norland a Barton Cottage, donde un pariente lejano, Sir John Middleton, les ofrece una casita de campo a un alquiler asequible para sus disminuidas arcas. Allí, además del señor Middleton y su familia conocerán al Coronel Brandon, un viejo amigo de Sir John. Éste se ve rápidamente atraído por la joven Marianne, a pesar de la gran diferencia de edad. Sin embargo, el interés de la joven se dirige pronto, y de manera correspondida, hacia el señor Willoughby, joven gallardo con quien comparte numerosas aficiones.
Mientras dan con ese lugar, Elinor se siente atraída por el hermano de Fanny, Edward Ferrars, que está de visita. Es un joven callado, sin pretensiones, con un agradable carácter. No tiene ningún deseo de cumplir los deseos de su madre y hermana que quieren verlo como un político o figura destacada. Sin embargo, Elinor sabe que la señora Ferrars quiere que su hijo se case con una dama de alto rango, y no se permite a sí misma concebir esperanzas de matrimonio.
La señora Dashwood y sus hijas pronto marchan de Norland a Barton Cottage, donde un pariente lejano, Sir John Middleton, les ofrece una casita de campo a un alquiler asequible para sus disminuidas arcas. Allí, además del señor Middleton y su familia conocerán al Coronel Brandon, un viejo amigo de Sir John. Éste se ve rápidamente atraído por la joven Marianne, a pesar de la gran diferencia de edad. Sin embargo, el interés de la joven se dirige pronto, y de manera correspondida, hacia el señor Willoughby, joven gallardo con quien comparte numerosas aficiones.
Reseña
En Sentido y sensibilidad, o Juicio y sentimiento, según la edición, tenemos la identificación de cada una de esas cualidades con una de las dos hermanas. Es una novela de contraste entre la racional, juiciosa y sensata Elinor frente a una vivaz, expresiva y emocional Marianne. A lo largo de la novela, el peso recae en la historia de una o de otra según avanza la trama. No obstante, es la mayor, Elinor, la que lleva la voz principal y serán sus reflexiones las que nos acompañen casi todo el tiempo.
La dualidad que se establece de una manera tan marcada no resulta rígida y, aunque parece que la voz de la sensatez es la que se considera como la más válida, al final no es tan así. Elinor se limita a esconder su dolor tras una máscara de serenidad para evitar sufrimientos a sus allegados. Pero siente y se emociona como su hermana como acabará demostrando cuando los duros golpes emocionales le lleguen. Por otra parte, Marianne es incapaz de no expresar cómo se siente, ya sea felicidad, aburrimiento, tristeza... Y, como su hermana, llegará el punto de la historia en que dejará un poco esa forma de ser tomando algo de los valores de aquella.
Los tres hombres que aman a alguna de las hermanas, igual que ellas, son también completamente diferentes entre sí. Edward quizás es el que parece más anodino y quien en principio deja más indiferente, pero que llegado el momento, sorprende de manera muy importante. Luego está el coronel Brandon, en quien intentaba ver a Darcy pero que no llega a ser él. La dura historia que carga en sus hombros, cuando la descubrimos, resulta impactante, aunque ojalá se le hubiese sacado más partido al tema... y al propio personaje, ya digo, quería otro Darcy y no ha sido así. Por último, de Willoughby me reservo la opinión ya que es un personaje que hasta el mismo final depara sorpresas y, en realidad, no tengo una idea muy formada de él con todos los cambios que tiene en su forma de proceder.
El desarrollo me parece magnífico salvo por un par de detalles que debo comentar. El primero es que ha tenido ciertos pasajes que se me han hecho un tanto pesados de más, no muchos y pronto volvía a ponerse al mismo nivel de interés que me impedía despegarme de las páginas. Por otra parte, a pesar de su extensión adecuada, el desenlace llega de manera atropellada, sobre todo para la historia de una de las dos hermanas, que se resuelve en un par de párrafos y, lo peor, de manera poco creíble. No me ha terminado de convencer el broche que le puso a dicha parte de la trama. Es una pena porque, aunque me ha encantado la novela, estas cositas le han quitado la perfección que podría haber tenido.
Por otra parte, me ha llamado la atención que repita la misma denuncia que hay en Orgullo y prejuicio: la falta de derechos de las mujeres para heredar. Aquí la historia empieza con la muerte del padre que, ni haciendo jurar en su lecho de muerte a su hijo que cuidará de su madrastra y medo hermanas, supone la pérdida de la herencia que les correspondería. Del mismo modo, Austen también utiliza su fina ironía para criticar diferentes actitudes de su época llevando al ridículo a algunos de los secundarios: el cotilleo en las vidas de terceros, los hombres que se casan con una cara bonita sin saber primero si hay algo dentro de la linda cabecita, la vulgaridad, la banalidad, la hipocresía... Si se lee bien se ve que no deja títere con cabeza.
La narración de Austen, aunque un poco más densa que lo habitual en la actualidad, es muy fácil de seguir y no parece tener más de 200 años a sus espaldas. El ritmo, que sólo baja en un par de momentos puntuales como ya he dicho, es magnífico gracias, sobre todo, a unos giros de guión que hasta el mismo final no dejan entrever dónde va a acabar la historia.
En definitiva, Sentido y sensibilidad es otra obra maravillosa de Jane Austen. Parece que leerla es siempre ir a lo seguro. Me ha emocionado, he disfrutado con su fina ironía y su crítica más o menos velada, he aprendido un poco más de esa época y me han encantado sus personajes. Lástima que haya un par de detalles que me impiden ponerla como perfecta.
Un libro que tengo pendiente aunque con lo que me gusta Jane Austen seguro lo leo pronto.
ResponderEliminarUn beso
Conocía orgullo y prejuicio pero hasta hace cinco minutos lo confundía con sentido y sensibilidad, al leer la sinopsis de esta ultima me di cuenta de que son dos libros diferentes. Mejor leo primero orgullo y prejuicio que tiene una mayor puntuación si me gusta le doy una oportunidad a este.
ResponderEliminarSí, haces bien. Seguro que en cuanto te acostumbres a su estilo de época, te encantará la lectura de Austen =)
EliminarSentido y Sensibilidad fue el primer libro de Jane Austen que leí. Tendría 13 o 14 años y aunque hace muchos años ya, lo recuerdo con cariño. Tal vez me decida a leer de nuevo a la autora pronto.
ResponderEliminarGracias por la reseña.
Ostras, yo con esa edad ni me habría planteado leer a Austen. Tienes mi admiración, la verdad =O
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