sábado, 6 de octubre de 2018

El Rey, de J.R. Ward

Un año y pico después de la adquisición del libro y casi cuatro años después de la lectura de su antecesor (¡por diosa, ¿tanto?!, creía que sería bastante menos...), aquí traigo la reseña del siguiente libro de La Hermandad de la Daga Negra. Después de mi sequía lectora, que llevaba todo lo que llevamos de 2018 sin coger un libro por una mezcla de ocupaciones y falta de ánimo para casi todo, el gusanillo parece que ha vuelto y, para satisfacerlo, pensé que nada mejor que tirar por una de mis sagas favoritas.

Al hilo de esto, cuando me he dado cuenta del tiempo que hace desde que lo compré, he ido a revisar si ya habría salido el siguiente en edición de bolsillo. Incluso pensaba que podría haber ya dos más disponibles. Sin embargo... ¡sorpresa! La editorial ha decidido cancelar la publicación de la saga (más información aquí). Otra más que se queda a medias ¡Gracias, editoriales! Ahora estoy en duda de si los acabaré comprando en inglés pero, de momento, y por si me da por seguir con la lectura de la saga en breve, he optado por descargar fan-traducciones (aquí). No sé qué tal estarán, si son muy horribles recurriré al inglés. Ya os contaré

Y ahora sí, pasemos a la reseña del último libro aquí publicado. Asco de editoriales. Habrá spoilers de los libros anteriores como es inevitable siendo éste el 12º de la saga.

Argumento

Después de dar la espalda al trono durante siglos, Wrath, hijo de Wrath, asumió el legado de su padre con la ayuda de su amada compañera, Beth. Pero la corona se asienta pesadamente sobre él. No sólo la guerra contra la sociedad de los restrictores continúa, la Banda de bastardos, con Xcor a la cabeza, ha decidido cambiar su estrategia ofensiva para quitarle el trono después del intento fallido de regicidio. Ahora, éstos se han juntado con los miembros de la glymera, la nobleza de los vampiros, que está descontenta con los cambios y modernizaciones que Wrath ha ido realizando. Y parece que han encontrado un subterfugio legal para derrocarle.

Beth Randall pensaba que sabía dónde se estaba metiendo cuando se emparejó con el último vampiro de sangre pura del planeta, pero no ha sido un camino fácil. En ella nace el deseo de tener un hijo. Para ello, lleva un tiempo visitando a la Elegida Layla, embarazada, pues, según se dice entre los vampiros, este contacto puede acelerar la llegada de su periodo de fertilidad, aunque siendo mestiza, pues su madre fue humana, quizás las reglas biológicas no actúan igual en ella. Pero dada la situación de Wrath, con el peso de la corona que pasaría a su hijo, el miedo a perder a Beth en el peligroso parto, el riesgo a que un hijo suyo heredase su ya permanente ceguera o la posibilidad de que atenten contra su futuro hijo, éste no quiere oír hablar del tema y dada la forma en que se opone, se abrirá una brecha en la pareja.

Por otro lado, las sombras Trez y iAm, que llevan un tiempo viviendo en el complejo de la Hermandad, ven acercarse la fecha que marca el destino del primero cuando éste deba regresar a su territorio para convertirse en el consorte de la futura reina. Trez detesta pensar en ello y más cuando sus sentimientos por la Elegida Selena van creciendo cada vez que se cruza con ella.

No muy lejos, la ladrona Sola ha sido secuestrada por los matones del jefe de los narcos, Benloise. Si no consigue liberarse por sí misma, le espera un destino muy feo pues sabe cómo se las gasta aquél. Lo que no imagina mientras va encerrada en el maletero en que la llevan es que Assail, ese misterioso hombre que conoció hace poco, ya está removiendo cielo y tierra para rescatarla.

Reseña

A diferencia del resto de libros de la saga, la pareja que se lleva el peso principal no es nueva, sino que recupera a quienes ya habían tenido su libro propio para profundizar en su relación después de su final feliz. En este caso, Wrath y Beth fueron los protagonistas del primer libro de la saga, Amante Oscuro. Con ellos se inició todo y, aunque nunca han dejado de aparecer y de tener momentos importantes, principalmente por la lucha para mantener el trono, el intento de regicido o cuando la ceguera de Wrath fue definitiva, en éste su relación da un paso más allá con la idea de ampliar la familia.

Cuando les conocí, apenas había leído nada de romántica adulta pero me enamoraron (aunque las parejas de los dos siguientes libros me gustaron todavía mucho más). El no haberles perdido la pista no estaba mal pero que volviesen a tener protagonismo para ver cómo enfrentan una diferencia de opiniones tan importante en el devenir de sus vidas ha sido interesante. De este tema decir que, aunque al principio la forma de negarse de él fue muy desagradable, cómo se soluciona y cómo aprenden ambos a comprender el otro punto de vista me ha dejado satisfecha. Por no hablar que el desenlace al asunto me ha parecido precioso.

Lo otro que rodea a la pareja en este libro es el tema político del derrocamiento de Wrath como rey mediante artimañas legales. Me parecen tan flojas las que usan los enemigos como la solución que se plantea. Por no hablar, y esto ya es spoiler, que Xcor acepte de buena gana y desista de intentar acceder al trono después de haber estado a punto de matarle. No me convence. Es como si todo lo que iban a tensar desde que aparecieron en Amante liberada (9º libro) quedase en nada. Y al hilo de lo político, la decisión tan inteligente que toma Wrath para modernizar el mundo de los vampiros me dio mucha pena que quedase resumida en la parte final cuando podría haber dado mucho juego.

Aparte de las subtramas propiamente dichas, de las que hablaré a continuación, hay un par de hilos más relacionados con Wrath y Beth. Por un lado, la autora dedica unos cuantos capítulos a los padres de él, estableciendo algunos paralelismos entre ambas parejas. Especialmente interesante es la idea de que uno es un guerrero que se hizo rey y el otro es un rey que aprendió a ser guerrero. Aparte, quienes hemos leído la saga sabemos que John es "alguien más" en relación a Beth y parecía que en este libro los personajes lo iban a descubrir al fin, pero todavía tendremos que esperar... si es que la autora decide algún día que lo sepan pues, la verdad, es algo demasiado extraño ¿verdad? De todos modos, ha sido un poco feo ese amago de hacer la revelación para luego quedarse en nada.

La autora vuelve a pecar de meter muchas subtramas en un mismo libro. Quizás como en éste ya teníamos a la pareja principal formada y sólo tenían que enfrentar el conflicto del hijo, no parece que les hayan robado demasiadas páginas y la cosa queda mejor equilibrada.

Por empezar con el ya mencionado Xcor, dado el fondo de la trama del derrocamiento, parecía lógico que tuviese un mayor peso en este libro, sin embargo sus apariciones son mínimas y apenas tiene un par de encuentros con Layla. Esto, sumado al "bluff" de su repentino desinterés por el trono, hace que cada vez me den más pereza. A ver qué ocurre en los siguientes libros antes de llegar al suyo (el 15º) para despertar mi interés.

Otra subtrama importante aquí es la de las sombras, que por lo que he entendido son vampiros de piel negra que pueden estar al sol y tienen su propia jerarquía social y leyes diferentes. El peso se lo lleva la historia de Trez y su relación con Selena, aparte de su cruel destino sellado por sus propios padres. El problema que le veo a esta trama es que me recuerda mucho al esquema que seguía Amante Vengado. Veo demasiados paralelismos (tipo oscuro y turbio, chica pura con sus propios problemas, un mundo parecido al de los vampiros que reclama al hombre...) y espero que su libro, que es el siguiente, no siga el mismo patrón. En cambio, iAm me ha parecido un personaje muchísimo más interesante que su hermano y, sobre todo, la divertida relación con el gato de Beth me ha acabado conquistando.

La última gran subtrama del libro es la de Sola y Assail. He de reconocer que su historia, aunque en el libro anterior no terminaba de ver qué podían aportar, aquí me ha encantado. Mi favorita sólo después de la principal en este libro. Ella es una humana fuerte y valiente, pero con debilidades que sufrirá mucho cuando valore lo que ha tenido que hacer para sobrevivir. Por su parte, él es un vampiro que ocupa el sitio de Revh en el mundo de la droga, lo que lo convierte en un personaje muy turbio, y más cuando tengamos un sorprendente descubrimiento hacia el final relacionado con quiénes utiliza para mover su mercancía. La química entre ellos es muy fuerte y sus momentos juntos son realmente emotivos. Tengo muchas ganas de poder leer su historia en el 16º libro, casi me gustaría poder saltarme los anteriores para llegar a éste.

Como podéis ver, no he dicho nada de los restrictores y es que éste es otro libro en el que ni pinchan ni cortan. Sólo ha habido una aparición puntual cuyo único interés era hacer un descubrimiento muy extraño. Reconozco que haber perdido la parte de batallas por tramas más políticas le hace perder bastante acción a la saga.

En definitiva, un libro que me ha enganchado como hacía tiempo que no me ocurría. Ha tenido muchos momentos preciosos, otros intensos, otros divertidos (ay, Lassiter, eres maravilloso) y otros angustiosos. La pega que le pongo son los hilos políticos, que no me han parecido muy bien pensados ni desarrollados. No es el mejor de la saga, pero tampoco se queda muy lejos.

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