martes, 25 de febrero de 2025

Rosas que nacen del pandemonio, de Nami Sasou

Hoy traigo la reseña de un tomo único bastante curioso y especial. Hace poco más de un año, a finales de 2023, la editorial Fandogamia sacó Rosas que nacen del pandemonio. Crónica de una asistente de manga shôjo en los 70 que está a medio camino de una autobiografía y un manga de divulgación sobre la historia del shôjo. Y es que, en esos años, las autoras del Grupo del 24 reivindicaron el hueco que merecían las historias pensadas para chicas creando obras que hoy en día siguen siendo leídas y trascendentes, como La Rosa de Versalles, La balada del viento y los árboles o El Clan de los Poe entre las pocas que hemos podido ver aquí publicadas.

Cabe decir que el tomo tiene formato A5, más grande que los tomos estándar, así que se sale del precio habitual. Son 12€ por lo que, si os interesa, apuntadlo para pillarlo el Día del Libro, que se suelen hacer descuentos de un 10% en las tiendas. O, como servidora las navidades del año pasado, pedidlo como regalo.

Argumento

El pandemonio es en lo que se convierte el estudio o lugar de trabajo donde se hace manga, luchando contra la fecha de entrega, cuando la autora y sus asistentes trabajan noche y día para terminar la obra. Donde nacen, como si de bellas rosas se tratara, las obras maestras del manga shôjo.

Suzue Miuchi, Fusako Kuramochi, Minori Kimura, Jun Mihara, Ryōko Yamagishi, etc... son las leyendas que trajeron al mundo incontables y famosísimas obras de manga shôjo. Bajo sus indicaciones y consejos, una entonces joven asistente vivió en sus carnes experiencias de valor incalculable que ahora detalla en este manga de ensayo donde cuenta de primera mano cómo vivió la conocida "era dorada" del manga shôjo.
  
Reseña

Nami Sasou no fue una autora destacable, apenas sacó unas pocas obras sin trascendencia. De hecho, aparte de este tomo que hoy reseño, en su ficha de Baka Updates sólo sale un tomo recopilatorio de historias cortas de 1986. No obstante, estuvo activa como mangaka de los 20 a los 30 años en varias revistas e imagino que habrá varias obras más que en el portal no han podido localizar. Sin embargo, al haber trabajado con algunas de las mangakas más importantes de los años 70-80, tenía el potencial de dar a conocer cómo fue aquella época de revolución en el shôjo. Así, más de 30 años después de su último trabajo como mangaka, volvió a ponerse manos a la obra para cumplir esta tarea que, según cuenta, le llevó dos años y nueves meses completar.

En aquellos años, la publicación de obras shôjo iba en aumento y era necesaria una producción constante de muchas historias para llenar las páginas de las cada vez más numerosas revistas dedicadas a esta demografía. Se hacía imprescindible, para llegar a las fechas de entrega, que las mangakas tuvieran asistentes que se encargasen de poner tramas, rellenar de negro, hacer líneas expresivas, dibujar multitudes, fondos, etc.

El tomo se divide en cuatro partes ordenadas de forma cronológica aunque dentro de cada parte hay saltos hacia delante y hacia atrás que despistan un poco. Sin contar el prólogo introductorio, el tomo empieza con el encuentro con su admirada Suzue Miuchi cuando era estudiante de secundaria baja (lo que sería nuestra ESO) y enviaba sus primeras historias cortas a las editoriales. Ya en bachillerato había dado por olvidado su sueño de ser mangaka, pero lo retomó gracias a una llamada del mismo editor que permitió ese encuentro y la animó a participar en un "grupo de estudio" para dibujantes gracias al cual acabó haciendo su debut en la Bessatsu Margaret de Shueisha cuando iba a tercero de bachillerato. Tras esto pasa a trabajar de asistente para mangakas tan importantes como la misma Suzue Miuchi a la que tanto admiraba, Fusako Kuramochi, Minori Kimura, Jun Mihara o Ryôko Yamagishi. Poco a poco va reduciendo su trabajo de asistente para crear sus propias obras y finalmente se retira del mundillo.

Hay que destacar que todas las mangakas a las que hace de asistente la protagonista están inéditas aquí, por lo que muy pocas de las historias mencionadas sonarán a quien lea el tomo. La más destacable, que incluso ha tenido varias adaptaciones a anime, es Glass no kamen, de Suzue Miuchi, serie abierta desde 1976 con casi 50 tomos. Aparte de ésta, si se tiene conocimiento de la historia del shôjo en particular o el manga en general, sí que sonaran algunos nombres de mangakas, pero da pena no poder disfrutar de algunas de sus obras.

El tomo es un compendio de anécdotas, curiosidades y comentarios de esa época. Refleja muy bien el ambiente en que se creaban las historias, el "pandemonio" caótico y agotador. La propia Suzue Miuchi llegó a decir que, si se quiere ser mangaka, es necesario "estar tres días sin dormir, pasarse un mes sentado y estar un día y medio sin comer". Esto me recuerda a mi época en la carrera de arquitectura, la cosa no llegaba a tanto, pero tampoco se quedaba muy lejos. Creo que cualquier actividad creativa que esté sometida a algún tipo de fecha tope para entregar sufrirá de esto. En todo caso, el tomo es muy claro a la hora de reflejar el agotamiento y la explotación de las mangakas para llegar a unas fechas de entrega casi imposibles, aunque se resistan a definir esto como "explotación". No es de extrañar que tantos enfermen y haya habido algunos fallecimientos demasiado tempranos. De hecho, al final del tomo, la autora lo critica y recuerda la importancia de dormir las horas necesarias. Al menos, según comenta por boca de otras compañeras que siguen en activo, gracias a las nuevas tecnologías, la cosa ya no es tan dura como entonces.

Me ha llamado la atención especialmente el hecho de que se contasen historias de miedo para mantenerse despiertas, algunas vividas en carne propia por las asistentes o mangakas (yo apuesto a que la falta de sueño les afectaba y empezaban a ver cosas raras...). También, que en los inicios no disponían de materiales de referencia para dibujar fondos y otros detalles, así que prácticamente todo se debía dibujar de memoria. Todo aderezado con gotas de humor en que la autora recuerda sus meteduras de pata al dibujar y situaciones un tanto surrealistas, lo que hace una lectura muy entretenida y divertida por momentos.

Desde un punto de vista feminista es muy interesante la sororidad que se desprende entre todas las asistentes y las mangakas. Humildad, compañerismo y apoyo entre mujeres que sacan adelante un trabajo por momentos muy duro. El manga, en gran parte gracias a esas pioneras de los 70-80, es uno de los medios que cuenta con más autoras que narran historias pensando en las niñas y mujeres, no en un público neutro que en realidad es el universal masculino. No, ellas hacen historias donde los problemas, inquietudes y formas de ver la vida del sexo femenino son importantes y esto es algo que se ve en este tomo en ciertos momentos. Claro que estamos en Japón y, para colmo, hablamos de un contexto de hace unos 50 años, y entre lo que ahí se minusvalora la idea de explotación laboral y el machismo, la autora nos dice que muchas mangakas, como ella misma, no siguieron trabajando pasados los treinta años al convertirse en madres y amas de casa.

Como detalle del apartado gráfico, destacar el esfuerzo que hace la autora por imitar el estilo de las otras mangakas cuando habla de las obras de éstas y muestra a sus personajes.

En definitiva, un tomo divulgativo de gran interés, entretenido de leer y que hace un importante ejercicio de memoria y reivindicación de unas autoras a las que, por desgracia, no hemos podido ver por aquí publicadas. La pega que le pongo, aparte de que te pone los dientes largos por conocer esas obras inéditas que se mencionan, es que tira demasiado de anécdotas de escaso interés.

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