miércoles, 15 de octubre de 2025

Adolf, de Osamu Tezuka

Y última obra de este especial por el 80º aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial, por lo que cierro con un broche de oro con una de las obras del conocido como "Dios del manga". A decir verdad, aún me quedan un par de obras que podría haber añadido, pero ya no más. Ha sido un viaje bastante duro por momentos, con historias que impactan y emocionan. También ha habido otras que me han resultado un tanto decepcionantes, pero de todas he sacado algo, con todas he ampliado mis básicos conocimientos de unos años terribles.

En cuanto a Adolf, la obra fue realizada entre 1982 y 1985, siendo uno de los últimos y más aclamados trabajos de Osamu Tezuka. Aquí, en España, hemos tenido unas pocas ediciones. Yo tengo la primera que se publicó entre 1999 y 2000, en cinco tomos, pero cada pocos años se ha reeditado en diferentes formatos, la más reciente de 2023 como cofre de dos tomos.

Argumento

Año 1983. Un japonés llamado Sohei Toge deja unas flores en una tumba con el símbolo de la Estrella de David. Ahora que esa persona ha fallecido, Sohei puede contar la historia de tres hombres que compartieron el mismo nombre. Por un lado, Adolf Kamil, judío residente en Japón. Por otro, Adolf Kaufmann, medio alemán, medio japonés, es amigo de Kamil a pesar de las órdenes de su padre. Por último, Adolf Hitler, líder de la Alemania nazi.

Todo empieza en el año 1936, durante las olimpiadas celebradas en Berlín, ya con Hitler en el poder. Allí hace de corresponsal Sohei, periodista y antiguo deportista universitario de renombre. Su hermano pequeño, que se encuentra residiendo en Alemania por estudios, le llama muy asustado diciendo que tiene unos documentos que pondrían fin al futuro político de Hitler... ¿y si aquél que odiaba a los judíos y provocó su masacre hubiese tenido sangre judía?

Reseña

No ha sido a propósito, pero no he podido cerrar el especial con una obra más adecuada y más redonda por todo lo que ahora iré desgranando. Ya os digo de entrada que es un imprescindible.

Osamu Tezuka hace un recorrido histórico que inicia en 1936 y acaba en 1983, es decir, de manera contemporánea con el momento de publicar esta obra. En lugar de centrarse estrictamente en los hechos, crea un thriller trepidante alrededor de unos documentos que probarían que Hitler tenía sangre judía. El autor aprovecha un vacío real existente en el árbol genealógico de aquél, pues nunca quedó claro quién fue su abuelo paterno y, entre algunas de las hipótesis menos probables, efectivamente se encontraba la de que el padre de Alois Hitler fuese un judío. Los documentos se convierten en pieza clave en la historia y se establecerá una lucha entre aquellos personajes que los quieren sacar a la luz y los miembros de la Gestapo nazi y la policía secreta japonesa que buscan ponerlos a seguro o destruirlos, asesinando a cualquiera que sepa algo. 

Hay que reconocer que por mantener la tensión de los papeles activa hasta el mismo final se desaprovechan varias ocasiones de que viesen la luz de manera un tanto absurda. Del mismo modo, como cierto personaje dice durante la serie, en realidad sería poco probable que acabasen con Hitler y el nazismo, teniendo a un manipulador y propagandista como Goebbles capaz de sobra de vender que eso no eran más que difamaciones basadas en unos papeles falsificados o cualquier otra cosa. O que en caso de efectivamente llegar a derribar a Hitler, no hubiese otro que tomase el relevo y la Historia hubiese seguido su curso.

Al final, el hilo conductor de los documentos no deja de ser una excusa que va a servir para que, a medida que vamos siendo testigos de los hechos históricos que se van sucediendo, conozcamos una gran cantidad de personajes que se irán conectando entre sí, muchos ficticios pero algunos reales y relevantes para los sucesos de aquellos años. Con estos personajes iremos viendo las diferentes mentalidades e ideologías que existían por entonces: patriotismo, racismo, machismo... Lo cierto es que la obra resulta muy crítica con prácticamente todos los frentes, incluso haciendo autocrítica por la forma en que trataron los japoneses a los chinos de Manchuria. Quizás lo más desgarrador es ver la potente maquinaria de lavado de cerebro nazi capaz de convertir a niños en asesinos a sangre fría y sin moral. Todo por seguir los delirios de un Adolf Hitler que cada vez que aparece le vemos más enajenado. Aterrador resulta también el inicio, cuando éste da esos discursos que embelesaron a millones de personas que compraron su visión del mundo. No es muy distinto de lo que hoy en día podemos encontrar en algunos de los líderes mundiales.


Cabe decir también que hay que tener algo de estómago para leer esta obra. Osamu Tezuka no es muy explícito con lo que dibuja, pero tenemos violaciones, asesinatos y bombardeos. Por no hablar de lo duro que resulta ver el trato dado a los judíos o algunos procedimientos de tortura para sacar información. La mayoría de estas situaciones las realizan, claro, los malos, pero también hay algún momento en que los buenos recurren a ello mostrando lo que es capaz de hacer cualquiera por lograr su objetivo.

No todo en el manga es horrible en el sentido de ser testigos de la crueldad y miseria humana. También tenemos personajes con ideales nobles, gente normal que busca seguir con su día a día sin odio contra quienes no son idénticos a ellos, ya sea por raza o nacionalidad. Hay héroes que arriesgan su vida por hacer lo correcto y personajes grises más difíciles de categorizar. Quizás el punto más débil son algunos romances que introduce durante la historia, todos basados en flechazos, sin chispa ni emoción. Mención especial a Sohei, que por algún motivo el autor lo convierte en un rompecorazones con no pocas mujeres que se prendan de él.

Como es evidente, al abarcar tantos años, hay importantes saltos temporales. Especialmente grande es el dado al final que, acabada la Segunda Guerra Mundial, salta al conflicto entre Israel y Palestina. Ya ahí el autor habla de la horrible ironía de que una parte del pueblo masacrado por los nazis se haya vuelto verdugo de los palestinos y colonizador de sus tierras. Me pregunto qué diría el autor al ver que lo que dibujo en los '80 ha continuado pasando volviéndose el sionismo cada vez más violento y deshumanizador. Escuchas lo que dicen los sionistas en la actualidad de los palestinos y no ves grandes diferencias con lo que en este manga ves que los nazis decían de los judíos.

Al margen de todo esto, me temo que el dibujo no siempre acompaña. Por momentos, el estilo de Osamu Tezuka mete expresiones o poses de caricatura que desentonan con la seriedad e intensidad del resto de la obra. Por ejemplo, viñetas en que el personaje corre y parece un bailarín dando un salto con ambas piernas extendidas. Salvo por estos elementos, el dibujo cumple en darnos personajes diferentes y reconocibles y servir de soporte adecuado a lo narrado, pero a ojos actuales no deja de resultar un tanto desfasado. Si te acostumbras al estilo, esto no resultará ningún problema para disfrutar de la obra.

En definitiva, una obra realmente imprescindible por lo que cuenta y por cómo se conecta con el presente, incluso más de treinta años después de su final. Aunque la componente de thriller es la más destacada para la trama, durante la serie se van intercalando reflexiones que te pueden hacer dejar el tomo a un lado para digerirlas. Realmente, es una obra que cuando llegamos al final resulta muy triste y cruel, pero por eso mismo hace un retrato tan adecuado del mundo en el que vivimos desde hace más de un siglo.

viernes, 10 de octubre de 2025

El viento se levanta

Después de la decepción que resultó ser La tumba de las luciérnagas y antes de acabar el especial por el 80º aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial (me queda sólo una obra más por reseñar aunque me he dejado alguna para un futuro, pero creo que ya va bien así) recordé que t
ambién tenía pendiente esta otra película del Estudio Ghibli relacionada con ese momento histórico, aunque sea más bien a modo de antecedente de la misma y no llegue a tocar la guerra en sí. Me pareció una buena opción para no dejar el especial con sólo una obra de animación reseñada y con una opinión un tanto negativa.

Realizada en 2013, El viento se levanta era, en un principio, la última película que tendría detrás a Hayao Miyazaki. Sin embargo, en 2023 volvió para dirigir El chico y la garza. Me temo que las críticas que en su momento recibió estaban muy teñidas por la pena de la despedida del maestro e inflaron subjetivamente unas valoraciones para una obra que realmente queda por debajo de lo que dio en años anteriores. No, esta reseña tampoco va a ser lo positiva que yo esperaba.

Argumento

Desde bien pequeño, Jirō Horikoshi tenía el sueño de volar y subirse en aviones con los que surcar el cielo. Al crecer, inspirado por el ingeniero aeronáutico italiano Caproni y dada su miopía que le impediría ser piloto, persiguió ese sueño por otro camino y se acabó convirtiendo asimismo en un ingeniero aeronáutico de gran prestigio. Acabada la carrera, entró en la empresa Mitsubishi. 

Con el paso de los años, Horikoshi llegó a desarrollar varios aviones militares, entre ellos, el avión de combate Zero, que fue usado en el ataque a Pearl Harbor durante la Segunda Guerra Mundial.​ 
 
Reseña

Resultaba extraño que Miyazaki se pusiera detrás de lo que es básicamente un biopic, una película biográfica, pero hay un poco de trampa en esto pues en realidad está adaptando una novela de título homónimo escrita por Tatsuo Hori en 1936, es decir, previa a los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial. Por tanto, la gran guerra queda fuera de la película salvo por una escena onírica al final de la misma.

Sabiendo que Miyazaki es un pacifista convencido que se ha posicionado en contra de que Japón vuelva a tener un ejército, el contar la historia de un genio cuyas creaciones se usaron para la guerra hacía presagiar una cinta profunda que tocase los posibles dilemas morales y profesionales de Horikoshi. Por desgracia, no lo hace, o al menos, no con la profundidad que esperaba. Apenas hay alguna metáfora, alguna frase puntual de donde rascar algo, y me parece muy poco para una figura así. Ni siquiera se llega a mojar con los horrores que por aquellos años cometieron los japoneses en la zona de China. Lo que nos muestra es un joven genio obsesionado con su trabajo y su sueño de crear aviones ignorando a propósito el uso que iban a tener. Decepcionante viniendo de quien viene la película. La afición por los aviones de Miyazaki pesó más que su pacifismo. 


Otro aspecto donde podría haber brillado era en la propia creación de los aviones, en los avances e innovaciones, en la pasión por la aeronáutica... y tampoco lo hace. Hay algunos momentos puntuales en que se acerca, sí, pero saben a poco. Si vas a contar la vida de un ingeniero revolucionario, aparte de ver cómo se inspira en las espinas de pescado que come, algo más podrías mostrar. Supongo que lo dicho en este párrafo habría dado una película demasiado técnica y árida y entiendo que no le dieran mucho peso para poder llegar a un público amplio. 

Relacionado con esto, en cierta parte de la película, el protagonista junto a otros ingenieros de la empresa viajan a Alemania y se quedan boquiabiertos con la diferencia de sus aviones. La película habría podido ahondar en cómo se produjo el salto tecnológico en Japón, que de estar muy por detrás de otras potencias, en pocos años se puso al mismo nivel. Hay escenas muy interesantes de esa dualidad, de ese momento de inflexión, como cuando llevaban los modernos aviones para las pruebas de vuelo en carros tirados por bueyes. O cuando se menciona la pobreza que hay, con niños que pasan hambre, y se comenta que con lo que cuesta una pieza de los aviones se les podría alimentar un mes. Aquí había mucho de donde haber podido tirar.

La única pata que le queda a la película para brillar con fuerza es el romance entre el protagonista y una joven llamada Naoko. Realmente, hay escenas muy bonitas, varios momentos tiernos y toques emotivos que me hicieron saltar las lágrimas. Peca de ser un tanto cliché y un poco melodramática, pero dentro de lo aceptable. Parece que Miyazaki se identifica bastante con el protagonista pues él también ha sido un obseso de su trabajo que ha descuidado a su familia y eso queda muy bien plasmado en cómo intentan aprovechar al máximo el tiempo juntos, aunque sea muy poco.


¿Qué ocurre? Que después de terminar la película y buscar información para rellenar lagunas, resulta que todo fue inventado. Que lo que ocurre con Naoko es más bien lo que sucedió con la mujer del autor de la novela... y me sentí estafada. Esto es, a fin de cuentas, una película biográfica y está engañando sobre hechos importantes de la vida de su protagonista. No sólo lo que ocurre con Naoko; la interesante figura de la hermana menor que se quiso dedicar a la medicina no existió. Jiro, en realidad, tenía un hermano mayor. Una cosa es tomarse unas licencias creativas y otra es cambiar la vida del personaje histórico del que estás hablando. Unos cambios tan grandes deberían haber tenido un mensaje previo o posterior a la cinta para evitar confusiones pues seguro que, a día de hoy, mucha gente debe seguir en el error. Claro, como parte de adaptar una novela que se ve que mete todos estos inventos, la culpa no es directamente de la cinta, pero eso no quita el engaño que supone.

La película aún tiene algo donde podemos encontrar la maestría de Miyazaki: la parte onírica. El protagonista tiene sueños un tanto proféticos sobre los aviones que creará y ahí se encuentra con Caproni, con quien conversa y con quien vuela en sus aviones. Ésta es, sin duda, la parte más mágica y que recuerda a las otras cintas del director. La escena final es probablemente la mejor de toda la película.


Como pega menor, dada la cantidad de saltos temporales y físicos que se producen, habría agradecido al menos unos letreros indicando la fecha y el lugar donde se sitúan los hechos. No ayuda que el diseño del protagonista no varíe lo más mínimo una vez pasa la niñez y le vemos como alumno universitario. A partir de entonces, los personajes permanecen estancados, salvo Naoko, que sí se la ve algo más mayor desde que se la conoce. También, decir que la película se hace larga con sus más de dos horas de metraje. Una media hora menos le habría sentado de maravilla. 

Por supuesto, visualmente es toda una maravilla. Las escenas que cuentan el terremoto que se produjo en 1923 (fecha que he tenido que buscar y habría agradecido en la cinta), la lluvia que sorprende a los protagonistas en el monte, todos los fondos... La película es una delicia. Sin ningún pero. 

En definitiva, como biografía, falla por alejarse de la realidad; como romance, funciona hasta que descubres que lo contado es mentira; y como obra para mostrar la pasión por la ingeniería aeronáutica, tampoco termina de brillar. Decepcionada por lo banal y superficial que resulta al contar la historia de un hombre que por su pasión de crear aviones le es indiferente que éstos trajeran la muerte a miles de personas. Lo intachable, honorable y heroico que por momentos se muestra al protagonista parecen cualidades pensadas para hacer un blanqueamiento de su obra y del uso que tuvo. Tal vez no blanqueamiento, pero sí equidistancia y ambigüedad, y no esperaba esto de Miyazaki. Aun así, es una película bonita, con temas interesantes esbozados y con varias escenas memorables por las que merece la pena su visionado.

domingo, 5 de octubre de 2025

En este rincón del mundo, de Fumiyo Kouno

Sigo reseñando obras manganime relacionadas con la temática de la Segunda Guerra Mundial dado que se cumple el 80º aniversario de su final y hoy repito con Fumiyo Kouno, mangaka de la joyita La ciudad al atardecer. El país de los cerezos. La autora volvió a tocar esta trascendental época histórica tres años después de aquella obra, entre 2007 y 2009, consiguiendo un gran éxito que la llevó a adaptaciones de imagen real, tanto película como serie dorama, y a una película animada en 2016 que tengo pendiente. Ya veré si el día que caiga edito esta entrada o le dedico su propia reseña.

Cabe destacar que la edición de Ponent Mon recopila los tres tomos originales de la serie en un tomo único, lo que da lugar a un señor tocho de más de 420 páginas que justifica los 26€ que costaba. Si no tenéis esta edición de 2015, Planeta anunció que van a publicar de nuevo la obra y sale durante este mismo mes de Octubre. Parece que van a seguir el mismo formato pero a 16,95€, un precio todavía más apetecible.

Argumento

Suzu Urano es una niña tranquila, despistada y que disfruta dibujando el mundo que la rodea. La pequeña vive en Eba, población cercana a la ciudad de Hiroshima, y hacia 1934 su familia se dedica a la recolección y secado de las algas nori. Su día a día no puede ser más tranquilo junto a su adorable hermana Sumi, su bruto hermano Yoichi y sus cariñosos padres.

Los años pasan y a finales de 1943, cuando ha cumplido 18 años, le llega una propuesta de matrimonio de Shusaku Hôjo, un joven que vive en Kure, a unos 20 km. de su hogar. Pasada la sorpresa inicial y sin tener motivos para rechazarle, finalmente se casa con él. Éste dice haberla conocido de pequeña, aunque ella no lo recuerda, algo que no es de extrañar pues la chica suele estar en las nubes. Suzu debe dejar su hogar y trasladarse con los Hôjo quienes la acogen con gran cariño. Sólo su cuñada Keiko tarda algo más de tiempo en simpatizar con ella.

Sin embargo, son tiempos difíciles con la Segunda Guerra Mundial teniendo batallas de gran importancia en el Pacifico y eso empieza a hacerse notar en sus vidas, primero con escasez y racionamiento y más adelante con bombardeos cada vez más crudos siendo Kure una base naval clave para Japón. Pero nada comparado con lo que sucederá en 1945...
 
Reseña

Hablar de esta obra es especialmente complicado porque hay mucho que comentar, tanto por lo que cuenta como por cómo lo hace. Vayamos paso a paso.

Para empezar, yendo al mismo principio, hay un par de capítulos iniciales que chocan con el resto por la introducción de elementos sobrenaturales. En el primero, que es cuando efectivamente Suzu conoció a Shusaku de niña, se da un encuentro con un monstruo y en el segundo con un fantasma. Aparte de esto, Suzu dibuja unas tiras en las que representa a su hermano mayor como un demonio que va viviendo aventuras varias que se conectan con el desenlace. Son elementos que no parecen casar con una obra pensada como realista, como un drama que va a mostrar las penurias de la guerra, pero salvo la extrañeza inicial, me han parecido una delicia de capítulos que podríamos definir como realismo mágico.

Luego, la obra es casi un tratado de la forma de vida de aquella época, de detalles de ropa, utensilios, comidas, uso de plantas y un largo etcétera. El trabajo de documentación llevado a cabo por la autora es realmente asombroso, tanto en lo cotidiano como en aspectos militares como la descripción de Kure, los barcos del ejército o hasta esquemas de los diferentes tipos de bombas incendiarias que les podían caer. Lo mejor que tiene es esta parte histórica en que vemos, por ejemplo, cómo desmontaban ciertas casas para que hubiese espacio entre ellas y no se expandiesen posibles incendios o cómo hicieron refugios y preparaban alimentos usando hierbas o recurriendo al mercado negro. El tomo está repleto de notas en los márgenes, por lo que resulta una obra muy instructiva. Eso sí, tantísimo detalle que detiene el desarrollo de la trama, o bien te parece un conjunto de información interesante y enriquecedor, o bien te sacan de la obra y te llegan a aburrir... o incluso un poco de las dos cosas. En mi caso, me ha parecido fascinante todo lo que introduce y lo que he podido aprender con el tomo.


El enfoque general de la historia es el de costumbrismo, muestra el día a día tranquilo a pesar del aumento progresivo de los problemas a los que enfrentarse. Hay varios momentos de humor (me quedo con el capítulo en que un oficial pilla a Suzu dibujando la bahía con los barcos militares de fondo y la toma por una espía... despertando las posteriores carcajadas de su familia política) y hasta el final, la perspectiva es de optimismo y esperanza. No obstante, el drama, como no podría ser de otro modo con semejante contexto, acaba apareciendo. Las bombas caen y es inevitable que alguna pérdida se produzca. Sin embargo, la autora vuelve a omitir, como pasaba en la otra obra reseñada, las escenas más crudas. Consigue que nos emocionemos, aunque sin ser gráfica, lo que se agradece. Por desgracia, no he conseguido soltar ninguna lágrima y diría que es porque el momento donde lo pretendía me pareció previsible.

Entrando más en la trama, tenemos un polígono amoroso de cuatro vértices cuyo tratamiento me ha parecido tirando a regular. La pareja que hacen Suzu y Shusaku es mona, no lo niego, pero ambos sentían cosas por otras personas y en toda la obra es algo que sobrevuela pero no se llega a afrontar. Para esto, bien se lo podría haber ahorrado la autora. Además, [destripe] que Shusaku recurriese a la prostitución, aunque acabase enamorado de la prostituta con la que iba, le hace perder todos los puntos que tenía como chico honrado y sencillo [fin de destripe]. A esto se suma el contexto histórico, esa boda que se produce sin siquiera conocerse, sin amor, y tras la cual Suzu pasa al día siguiente a encargarse de las tareas de su nueva casa. A partir de ese inicio de la relación tan poco prometedor van consolidando un matrimonio bonito, eso es cierto, pero es una lástima tanto lo que decía en el destripe como el mal tratamiento del polígono. 

Que el romance no fuese lo mejor que he leído tampoco resulta tan grave cuando estamos ante una obra que se desarrolla en un contexto bélico. El problema es que esta parte tampoco me ha terminado de convencer. La obra va avanzando de manera muy lenta, demasiado, y en la recta final todo sucede de golpe, desde la muerte de un personaje, justo el más adecuado para sacarnos la lágrima y desgarrar al lector, hasta las secuelas de la bomba atómica en Hiroshima. El tomo acaba informándonos muy de seguido de unas pocas muertes, todas como de pasada, sin que se derrame ni una lágrima por ellos (por el contrario, yo aquí sí estuve a punto, pero un tratamiento tan frío de lo que se mostraba lo impidió), y sin que sepamos qué va a suceder con un familiar de Suzu que parece estar afectado por la radiación de la bomba, así que queda en el aire si morirá también en breve o se convertirá en un hibakusha que vivirá muchos años. Con todo el espacio que dedicó a los meses previos, este cierre casi en falso, abrupto, resulta incongruente.


Al margen de esto, me ha mosqueado el mensaje que deja cuando se anuncia el final de la guerra con frases como "La justicia se aleja de este país" o "Tenemos que someternos a la violencia". Entiendo que para los japoneses en ese momento fue un shock y supongo que la autora simplemente se limita a representarlo, pero se crea esta obra entrado el S.XXI. Es bien sabido los horrores que cometieron los japoneses con sus ansias imperialistas, no por nada estuvieron del lado de los nazis. ¿Para qué creían los personajes que servían los grandes barcos militares que ven? ¿A dónde creen que iban sus soldados antes de que la Segunda Guerra Mundial realmente empezase en el Pacífico? ¿Qué creen que hacían en otras tierras? Si en la anterior obra había cierta autocrítica por cómo trató la propia sociedad japonesa a los hibakusha, esperaba algo en ese sentido, esperaba que fuese algo más lejos, pero ignora todo el contexto de lo sucedido. Sí, la población civil fue víctima. No, Japón como nación no era inocente. ¿Si en lugar de la historia de una familia japonesa hubiese sido una familia alemana veríamos con buenos ojos que se lamentasen por injusticia o por tener que someterse a la violencia? Fue tan horrible lo de las bombas de Hiroshima y Nagasaki que parece que antes de eso no hubo nada.

Digamos que estamos ante una obra maravillosa por todo lo que se puede aprender de la vida en un pueblo japonés durante la guerra y por la simpática protagonista, encantadora en su torpeza y despistes. Aparte de eso, tanto la trama de romance como la parte más dramática se me han quedado un tanto frías. Sin duda, es una obra muy buena, pero quizás esperaba más de ella. Por comparar, el otro tomo de la autora me parce mucho más redondo con menos de un cuarto de las páginas que tiene éste.

martes, 30 de septiembre de 2025

La tumba de las luciérnagas

Sigo con el especial por el 80º aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial. Hoy, para variar, traigo un anime, la mítica película de 1988 del Estudio Ghibli dirigida por Isao Takahata que aún no me había atrevido a ver por su fama de convertir al más insensible en una fuente de lágrimas. Este especial me daba la excusa perfecta para lanzarme de una vez.

Antes de pasar a la reseña tengo que hacer un aviso doble. Primero, dados los años que tiene, voy a hablar de ella haciendo destripes sin ocultarlos. Segundo, no me ha gustado lo que esperaba y si sois muy fans de la misma, quizás es mejor que no leáis mi reseña.

Argumento

"El 21 de septiembre de 1945, morí".

En la estación de tren de Sannomiya, poco después de la finalización de la Segunda Guerra Mundial, Seita, un adolescente indigente, agoniza mientras sostiene en sus manos una vieja lata de caramelos. Tras producirse su fallecimiento, un encargado de la limpieza de la estación descubre la lata y siguiendo la recomendación de otro trabajador, la tira al exterior, donde se abre. El espíritu de Seita se encuentra con el de su hermana pequeña, Setsuko, que sale de la lata, pues este recipiente había sido usado como triste urna funeraria. Ambos espíritus comienzan a viajar por los lugares en los que vivieron recordando los sucesos anteriores a su muerte.
 
Reseña

Haber escapado a la mayoría de los destripes todos estos años me hizo tener la idea de que si bien Setsuko no sobrevivía en la historia, sí que lo hacía su hermano Seita. En mi mente, la trama iba por otros derroteros lo que, sumado a las altas expectativas, supongo que explica mi decepción con la película.

El demoledor inicio de la película te lleva inevitablemente a preguntarte cómo llegaron ambos a dicho destino tan cruel. Supongo que por carteles de la película, trailers y alguna escena que habré visto recortada, tenía en mente que los bombardeos serían la causa directa, que sería la guerra como tal la que se llevaría la vida de la pequeña. Sin embargo, esto no es así, son sus consecuencias en forma de hambre, miseria y deshumanización. Pero, también, y aquí lo que mayormente me ha fastidiado la película, por estupidez de su protagonista, Seita. El chico va tomando las peores decisiones posibles en cada disyuntiva que se le presenta. Al final acaba siendo "crónica de una muerte anunciada" pero no por el inicio de la película, sino por el rumbo que toma. Así que una película pensada para emocionar y desgarrarte el alma, a mí me ha producido más bien cabreo.


Cabe decir que no sólo es Seita quien genera cabreo y frustración, sino los adultos a su alrededor. Están en primer lugar los mismos responsables de la guerra que no llegan a salir en pantalla aunque sean los que generaron las desgracias del pueblo en general y de los protagonistas en particular. Aparte de unos aviones que lanzan bombas, no se sabe nada de la guerra durante la cinta salvo menciones de pasada a que los japoneses van perdiendo de manera cada vez más evidente según avanza la película y hasta la derrota definitiva. No hay el más mínimo análisis histórico del contexto. El mismo Isao Takahata dijo que no era una película antibélica y una vez vista diría que así es, los temas son otros aunque el detonante esté en la guerra. 

Luego, en lugar destacado, tenemos a la tía de los chicos que los acoge temporalmente, una mujer que se ha endurecido y es incapaz de sentir empatía o pena por ellos, pero que me parece el blanco fácil como villana de la historia a pesar de tener razón en al menos una parte de lo que dice (Seita ni se molesta en ayudar a limpiar los cacharros de cocina o platos, cuando empieza a faltar comida no se ofrece a buscar algún trabajo con el que ganar algo de dinero para colaborar, Setsuko llora desconsoladamente de madrugada cada noche e impide dormir a la familia agotada de trabajar...). Sí, la mujer les da menos comida (y eso que parte se compra al vender los kimonos buenos de la madre de los chicos), es borde y nada cariñosa, pero les daba un techo, aseo y alimento. De haberle dedicado algo más de espacio habría sido un personaje gris muy interesante.

Después, de menor peso tenemos un médico insensible, algo que se entiende si imaginamos que verá varios casos similares cada día. No hay ser humano que ante la impotencia por no poder hacer algo y la necesidad de seguir adelante no se cree una coraza impermeable al sufrimiento. Le siguen un agricultor rabioso por los robos de Seita o los mismos empleados de la estación en que el chico acaba falleciendo. En conjunto tenemos unos adultos insensibles y egoístas, una sociedad deshumanizada, cruel y fría con unas criaturas desamparadas. 

Por supuesto, entiendo que este cabreo que generan es intencionado, que busca remover consciencias y quizás hacer que te preguntes cómo actuarías dadas las circunstancias: ¿también dejarías a unos niños desamparados? Tristemente, me parece un retrato bastante realista del horror de mundo en que vivimos y que se vivía entonces en un contexto de guerra. Aun así, otra parte de mí se revuelve contra esta idea y me parece excesivo el número de personajes crueles que se encuentran los hermanos. Sólo hay un hombre que le aconseja de buen corazón y sabiamente a Seita que regresen con su tía y dejen la fantasía de la independencia o no sobrevivirán, idea que por orgullo y/o inconsciencia desecha el joven con el previsible fatal desenlace, lo que me devuelve a lo dicho en un párrafo anterior. Del mismo modo, otro punto de inflexión habría sido cuando el policía al que le lleva el agricultor le deja marchar sin consecuencias por los robos. Seita, magullado por la paliza del agricultor, sabe que ha tocado fondo y sigue sin aceptar volver con su tía. Todo esto me resulta forzado y poco creíble, todo para generar drama y lágrima fácil en el espectador. Si fuese un niño más pequeño, quizás se entendería, pero Seita tiene unos 13-14 años y sabe que su hermanita depende por completo de él al haber abandonado el hogar de su tía.


A pesar de lo dicho, no puedo negar que me ha emocionado en ciertos momentos, aunque sin llegar a sacarme ninguna lágrima. Desde que los espíritus de los protagonistas empiezan la parte de recuerdos tenemos una serie de situaciones terribles (el bombardeo inicial, el descubrimiento de la madre tan malherida que sabemos que no sobrevivirá o la famosa parte del entierro de las luciérnagas) con otros de alegría cotidiana (la escapada a la playa o la felicidad de una independencia inconsciente). Este contraste de situaciones es inevitable que nos vaya tocando el corazoncito. El problema es que esta especie de montaña rusa de momentos buenos y malos que se van sucediendo llega un punto que resulta demasiado, que la cosa se alarga de más sabiendo de antemano cuál va a ser el final y teniendo cada vez más claro cómo se va a llegar a él. No sé si llegaría a decir que aburre, pero sí que al menos a mí me perdió como espectadora.

Al final ha sido ver una especie de suicidio doble. De manera más o menos consciente, Seita deja morir a su hermana y luego se deja morir él porque se ven solos en un mundo horrible. Un mundo donde impera una ley de la selva por la que sólo los más fuertes sobreviven y Setsuko por edad y Seita por orgullo no son capaces de salir adelante. Curiosamente, es un orgullo el del protagonista lo bastante fuerte para no volver con su tía, pero no lo suficiente para impedirle robar. Sí, es desgarrador, pero quizás no de la manera que yo esperaba encontrar en lo que creía que era una película antibélica. 

Entiendo perfectamente a la gente que dice que lloró a mares, a quienes dicen que son incapaces de volver a verla, porque la película está pensada para romperte por dentro. Sin embargo, no ha sido mi caso, quizás porque no ha tocado las teclas adecuadas para que conectase (soy hija única, no he perdido a mis padres, no soy madre...) o quizás porque las teclas que toca no han resonado conmigo por la forma de contar la historia desde el final y forzando el drama. Sí que me ha producido rabia y frustración y creo que esos sentimientos también los buscaba crear la película, aunque la mayoría se quedase con la parte más de llorera emotiva. Quizás mi problema es que esa rabia debería haber estado dirigida a la sociedad en su conjunto, pero los actos absurdos del protagonista me han hecho dirigirla más hacia él. 

Para mí, la película habría ganado si Seita se comiese su orgullo, volviese con Setsuko ante su tía y ya que ésta estaba pintada de villana, que les rechazase. El protagonista habría tenido una evolución, el final habría sido el mismo, pero estaría justificado, y el auténtico desamparo sí que podría haberme emocionado.


En cuanto al visionado, cogí el BD de Selecta con la edición restaurada en DVD + BD por el 25º aniversario de la obra, así que para ser del año 1988, visualmente la he visto muy bien. Se notan los años en lo estático de los fondos, por ejemplo, pero aparte de eso, es todo lo visualmente bonita que puede ser cuando está contando lo que cuenta. Luego, opté por el audio en japonés con subtítulos pues temía (y por algunos comentarios parece que acerté) que especialmente la voz de Setsuko iba a ser insoportable. Sí que debo criticar lo horriblemente pobres que son los extras. Para ser una edición de aniversario habría esperado alguna entrevista, algo de contexto de la obra (que se basa en una novela corta, los trabajos previos de Ghibli... algo) y sólo hay un par de tristes fichas, una técnica y otra de dobladores. Claro, si quieres algo más, déjate 70€ en el pack coleccionista que ya sí te trae extras decentes y chorraditas varias para rellenar. Se te quitan las ganas de comprar anime legalmente...

Con todo lo dicho, película que merece ser vista al menos una vez. Inicio brutal y durísimo, escenas finales desgarradoras, pero casi todo lo intermedio es más bien exasperante y, al menos en mi caso, le quita la carga dramática a lo que sucede. A diferencia de la gran mayoría, yo sí digo que quizás me anime a volver a verla por si en un segundo visionado la parte emotiva consigue llegarme. La verdad es que me da pena que no haya sido así, esperaba ese shock emocional y me decepciona que no se haya producido.

jueves, 25 de septiembre de 2025

Cocoon, de Kyo Machiko

Nuevo título que reseño para el especial que he decidido hacer por el 80º aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial. Debo reconocer que llegados a este punto se me empieza a hacer cuesta arriba seguir y no sé si podré reseñar todo lo que tenía en mente.

Cocoon es un tomo único realizado en 2009 por una autora bastante novel por entonces. Aunque no conocía a Kyo Machiko, lleva publicando desde 2008 y ya acumula una importante cantidad de trabajos. Ojalá alguna editorial vuelva a apostar por ella, pues seguro que tiene más obras de interés. Incluso podrían volver a publicar este mismo título que lo sacó Kodai junto con La ciudad al atardecer. El país de los cerezos. Una pena que dos obras tan interesantes, aunque todavía se puedan encontrar de segunda mano sin muchos problemas, no tengan detrás una editorial que los pueda reimprimir.

Por último, mencionar que Cocoon ha tenido una adaptación animada recientemente realizada con la misma idea del 80º aniversario que yo misma me he marcado. Espero poder verla en un futuro próximo.
   
Argumento

San, Mayu, las gemelas Yuri y Mari, Etsuko, Tamaki o Hina son alumnas de un prestigioso instituto femenino de Okinawa. Su vida había transcurrido con normalidad hasta que se ven arrastradas a la guerra cuando entran a formar parte del cuerpo de estudiantes que presta ayuda médica durante los días de la II Guerra Mundial. 

A medida que la situación bélica empeora, son testigos de la muerte, descubren los aspectos más crudos del mundo que las rodea y comprenden poco a poco las implicaciones de su propia feminidad. 

La admiración y el primer amor de la adolescencia laten al son de los bombardeos y la muerte.

«La crisálida de los sueños me resguardó de la muerte que ahogaba mi realidad.»
 
Reseña

Si Una mujer y la guerra me dejó un tanto fría por el enfoque y los protagonistas que tenía y La ciudad al atardecer. El país de los cerezos ya lo conocía, así que el impacto de una enésima relectura era reducido, esta obra ha sido otro cantar. Cocoon es una lectura que me ha dejado muy mal cuerpo.

Pongamos un poco de contexto histórico muy resumido para empezar (recomiendo ampliar información, por ejemplo aquí y aquí). El tomo se basa en hechos reales, en las 222 estudiantes del Himeyuri que junto con sus 18 profesoras fueron movilizadas por el Ejército Imperial Japonés el 23 de marzo de 1945 como ayudantes de enfermería, aunque no tuviesen el más mínimo conocimiento médico ni preparación. Esto fue con motivo de la Batalla de Okinawa en que, tras las victorias en el Pacífico, incluyendo la de Midway, los estadounidenses fueron a por esta isla al Sur del archipiélago japonés. Duró 82 días, los estadounidenses consiguieron controlarla pero no sin muchísimas bajas en su bando (unos 21.000) tras lo que fue una batalla de desgaste. Se ve que esto fue uno de los principales argumentos que usaron quienes estaban a favor de lanzar las bombas atómicas para así acabar de golpe con la resistencia japonesa. Otros decían que igualmente habría caído en poco tiempo con seguramente unos pocos bombardeos "normales". Por parte de Japón, en Okinawa la batalla se saldó con cifras que bailan mucho entre 100.000 y 150.000 bajas contando militares y civiles. Del Himeyuri, las protagonistas de esta historia, sobrevivieron 104: 99 alumnas y 5 profesoras. 

Toda guerra, y más las dos brutales guerras mundiales dada su extensión temporal y física, está formada por infinidad de pequeñas historias, algunas tan poco conocidas como lo sucedido con este conjunto de chicas movilizadas a la fuerza por su propio ejército. La autora retrata a la perfección cómo fue todo aquello. No fueron llevadas a rastras, ni mucho menos. Las chicas tenían el cerebro lavado con el espíritu patriótico; la fe en su emperador, una figura divina; y la seguridad de que el ejército ganaría a los bárbaros que les bombardeaban. Estaban seguras que en poco tiempo volverían a su vida normal. He leído que algunas fueron a las cuevas utilizadas como hospitales con material de estudio. Quizás no todas las chicas tenían esa ingenuidad patriótica, pero sí San, que es la protagonista. 

Sin duda, es el tomo de más marcado carácter antibélico de los tres que llevo reseñados por la brutalidad de lo que cuenta. También es un tomo que hace una crítica nada sutil al propio ejército japonés. Porque sí, eran los estadounidenses los que bombardeaban, pero fueron los japoneses los que adoctrinaron a la población y los que movilizaron a crías a hospitales que estaban prácticamente en primera línea del frente. Todo para decirles el 18 de junio que se marchasen a casa, algo imposible y que era una sentencia de muerte anunciada para la gran mayoría que no podrían atravesar el fuego cruzado. Por no hablar que los militares, ante la inminente derrota, fueron dando granadas a la población para que pusieran fin a sus vidas... y esto también se ve en el manga.

El tomo va de menos a más enseñándonos los horrores que vivieron estas chiquillas. Son en total 15 capítulos de unas 12 páginas cada uno y el final de cada capítulo va volviéndose más duro y cruel que el anterior. La autora es muy gráfica, mucho, y veremos escenas de auténtica pesadilla. Siendo así, doy gracias a que su estilo gráfico sea muy poco detallado, casi de bocetos infantiles, porque lo que muestras es espeluznante. Lo más horrible de todo es saber que esas situaciones se dieron en la realidad o separándose muy poco de lo mostrado. Diría que la única fantasía que introduce la autora puede estar en los "hechizos" que se lanzan las chicas para ayudarse a seguir adelante. Por ejemplo, dado el miedo que los hombres le dan a una, otra hace que los vea como sombras vestidas de blanco.

Hablando del miedo a los hombres, si la guerra de por sí es horrible, para las mujeres en muchos casos implica un terror adicional muy real a las violaciones. A las chicas les meten miedo con que los bárbaros estadounidenses las agredirán, pero en la locura de la guerra, da igual el bando y las agresiones podían venir de cualquier miserable con el que se cruzasen. Y sí, en el tomo se da una de estas situaciones. Por suerte, al igual que con las escenas sangrientas, la autora no muestra gran cosa. 

De manera un poco secundaria, el manga trata otros temas a través de Mayu, una chica alta y masculina que nació en Okinawa, creció en Tokio pero volvió recientemente a su pueblo de origen. La chica es un poco la fantasía de "príncipe" que hemos visto en muchas otras historias y tiene enamoradas a muchas compañeras, aunque con San tiene una relación realmente especial. Cuando la guerra se empieza a recrudecer no solo los sueños románticos dejan de tener cabida, también empezamos a ver que Mayu puede no ser lo que decía. Si queda alguna duda al respecto de esto, la autora confirma las sospechas en el texto final del tomo diciendo que se basó en hechos reales.

La única pega que le puedo poner al tomo es que le habría venido bien tener un primer capítulo de situación previa al inicio de la guerra y un último capítulo de epílogo. O un par de ellos, tanto para el inicio y como para el desenlace. De todos modos, tal cual está, el final enlaza con la metáfora que se cuenta al principio de los gusano de seda y sus crisálidas protectoras (de ahí el título, "cocoon") que es un buen cierre narrativo, pero me falta algo más.

Poco más puedo aportar. Es una lectura necesaria para conocer la historia y no olvidar los horrores de la guerra, pero hay que tener el estómago preparado porque nos va a mostrar esas escenas sin cortarse. La única defensa que tendremos para no tener pesadillas será el dibujo tirando a infantil de la autora. Prefiero las historias que saben emocionar sin necesidad de ser tan gráficas, pero reconozco que a veces no queda más remedio que dejar que nos golpeen directamente para entender el alcance de lo sucedido.

sábado, 20 de septiembre de 2025

La ciudad al atardecer. El país de los cerezos, de Fumiyo Kouno

Segunda obra que reseño en este especial que quiero realizar por el 80º aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial. No obstante, quizás debería especificar que mi intención es hablar de las obras manga que tenía por casa ya que me parecía el momento adecuado para reseñarlas, así que el especial queda muy centrado en la parte japonesa de la historia.

Si la anterior entrada fue Una mujer y la guerra, mi más reciente adquisición de esta temática, hoy toca la que fue la primera. De hecho, la leí por scans antes de ser publicada en 2007 por Glénat y tenía la intención de haberla fan-traducido para el grupo con el que colaboraba entonces, MWFansub. Cómo ha pasado el tiempo... La cuestión es que no dio lugar a ello pues apenas había empezado el proyecto cuando fue licenciada. Tenía buen ojo por aquel entonces. 

Mencionar por último que si no os hicisteis con esa edición, quizás sea más factible de encontrar la reedición que sacó la ya desaparecida editorial Kodai en 2020. He echado un vistazo rápido y de segunda mano se encuentran varios tomos de una u otra editorial. No obstante he leído que la rotulación de Kodai deja bastante que desear, algo que coincide con páginas de muestra que he visto, así que si podéis, id por la de Glénat
 
Argumento

La ciudad al atardecer.
Año 1955. Han pasado 10 años desde aquel ardiente destello. En una ciudad de Hiroshima cada vez más recuperada del desastre vive la joven Minami Hirano. Cada día va caminando al trabajo desde las chabolas en que vive con su madre, la única superviviente que le queda de su familia. Aunque esto no es exacto, también tiene a su hermano Asahi, pero éste vive en otra ciudad bajo el apellido Ishikawa pues fue adoptado por unos parientes para alejarlo de los efectos de la radiación.

El país de los cerezos (I)
Año 1987. Nanami Ishikawa es una niña que va a primaria en Tokio, juega al béisbol y es poco femenina para lo que le gustaría a su abuela. A diferencia de ella, su mejor amiga, Toko Tone, sí que cumple esa característica. Un día, tras un balonazo, Nanami se escabulle del entrenamiento y convence a Toko para que la acompañe al hospital donde está Nagio, su hermano pequeño, ingresado por asma.

El país de los cerezos (II)
Año 2005. Nanami está preocupada porque su padre últimamente parece hacer cosas raras como desaparecer dando paseos que duran hasta un par de días y la factura de teléfono del mes anterior ha salido disparada. Una noche decide seguirlo y por casualidad se reencuentra con Toko, a quien llevaba tiempo sin ver. Ambas deciden seguir al padre de Nanami, quien acaba viajando hasta Hiroshima.
 
Reseña

Este tomo es una pequeña joya, uno de esos imprescindibles que recomendaría siempre. Hacía tiempo que no le daba una relectura y aunque no ha tenido el impacto de la primera vez, sigue emocionando y haciendo reflexionar. Es una de esas contadas obras que gana en cada relectura.

Se trata de un tomo muy fino, apenas son unas 100 páginas en total, pero cuenta una historia muy bien estructurada en los tres capítulos que tiene. Quizás he escrito más de lo que debería en el argumento, pero aunque está bien narrado, puede llegar a ser algo confuso y necesitar un par de relecturas para atar los hilos que unen los tres momentos temporales. Por eso he preferido explicar de más que de menos para que sepáis cómo es la historia que se cuenta.

La masacre que supuso el lanzamiento, por parte de Estados Unidos, de las dos bombas atómicas no acabó con su explosión, como ya sabréis. Muchas obras se centran en el antes (el desarrollo de las bombas, la política militar, las grandes batallas...) y el inmediato después. De haber sido unas bombas normales, poderosas, pero normales, esto tendría todo el sentido. Sin embargo, el horror secundario de estas bombas estuvo en su radiación, que dejó marcada física, mental y sociológicamente a quienes sobrevivieron bajo el término hibakusha. Es en este legado cruel en el que se centra la autora. Quienes no murieron el mismo 6 de agosto o en los días posteriores no sólo debían enfrentar las secuelas físicas de quemaduras y heridas, también tenían el sentimiento de culpa de haber sobrevivido, en muchos casos dejando atrás a quienes no podían ayudar. A esto, que son secuelas habituales en supervivientes de catástrofes en general, se sumaba el miedo de no saber cuándo aparecerían enfermedades derivadas, o si sus hijos o hasta nietos llegarían a tener problemas de salud. Para complementar lo visto en este tomo os puedo recomendar el documental Atomic people. Por simple ley de vida, ya quedan pocos hibakusha, así que su testimonio es imprescindible para que nunca caiga en el olvido el horror de este tipo de bombas.

Por cercanía temporal y por verse las secuelas de la bomba de manera más cruda y directa, la primera historia es la más brutal de las tres, y eso que ahí ya han pasado 10 años de su estallido. Aparte, hay escenas en flashbacks de Minami del momento y son desgarradores. La autora ni siquiera necesita ser explícita. Con metáforas visuales y sin detallar nos hacemos una idea del horror. Esto hace que los dos capítulos siguientes contrasten mucho, casi parece que estamos leyendo otra obra, una que resulta hasta superficial e inconexa, pero todo acaba relacionado. Si sentís que no merecen tanto la pena estos dos capítulos, dadles una relectura pasado un tiempo, ataréis mejor todo lo que la autora pretende transmitir. A mí me pasó, pero con cada relectura he ido apreciando mejor los detalles que unen los tres momentos temporales.

Al final del tomo (supongo que también estará en la edición de Kodai) hay un epílogo de la autora. Fumiyo Kouno procede de Hiroshima y aunque estuvo en el Museo de la Memoria en su etapa universitaria, le había dado la espalda a lo sucedido como algo del pasado, se desvinculó. Con esta historia superó esa incomodidad para dar una lección al pueblo japonés que había seguido su vida olvidando todo lo posible lo vivido. Me parece un testimonio muy interesante por autocrítico para con ella misma y con su pueblo.

En definitiva, una pequeña joya que no debería faltar en vuestras estanterías. La autora hace un más que digno homenaje a quienes vivieron ese horror, en especial en las secuelas que han sufrido generaciones enteras. Dibujo sencillo, estilo cotidiano y un par de puntos de romance muy bonitos. Estos elementos que te ponen el corazón calentito contrastan con la tragedia narrada de una manera sutil, pero desgarradora.

lunes, 15 de septiembre de 2025

Una mujer y la guerra, de Yoko Kondo

Este año se ha cumplido el 80º aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial y me parece una fecha adecuada para hacer al menos un par de reseñas de obras relacionadas con ella. No sé cuántas serán al final, me gustaría que fuesen cuatro más, pero de momento aquí va la primera.

Una mujer y la guerra es un tomo único publicado por la editorial Gallo Nero en 2023. En los meses posteriores a la rendición japonesa de 1945, Ango Sakaguchi, autor provocador e inconformista, escribió dos relatos recopilados en una novela con este mismo título (en 2022 fue publicada por la editorial Satori). Cada relato ofrecía dos perspectivas distintas sobre la vida bajo las bombas: una masculina y otra femenina. En 2012, Yoko Kondo, mangaka cercana al círculo de la revista Garo, decide hacer una adaptación a manga entrelazando las dos historias en un único relato.

Argumento

«Deseo de todo corazón que llegue el día en que la ciudad quede envuelta en llamas.»

Una mujer exprostituta e incapaz de sentir placer comparte con su amante la exaltación erótica que le provoca el fuego y la destrucción en medio de las ruinas y los cuerpos carbonizados.

No es el amor lo que los une, sino el caos que los rodea. 

En medio de los bombardeos nocturnos sobre Tokio, la mujer oscila entre un intenso deseo de vivir y el miedo a morir en un Japón que llega a su fin: «El gran fuego que devora el mundo y todo lo reduce a cenizas es lo único que me satisface».

Reseña

Debo decir que lo más cercano a este tomo que he leído fue Elegía roja y no conecté con ese estilo nihilista y alternativo que me pareció que quería ser intenso y yo sólo vi absurdo, vacío e insufrible. Me temo que este segundo intento de probar algo similar ha dado un resultado sólo un poco mejor. No tan malo, pero lejos de ser algo con lo que pueda conectar o disfrutar.

En la obra se muestra el día a día de una pareja que vive soportando los bombardeos estadounidenses sobre Tokio poco antes de que éstos también lancen las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki y que los soviéticos derroten en Manchuria a los japoneses, llegando así a la rendición oficial de Japón. Hay aspectos interesantes como las menciones al racionamiento, al mercado negro o a los pantalones que las mujeres se debían poner o eran recriminadas por los oficiales. Hasta aquí, bien. Habría sido una historia interesante que podría haber dado mucho juego dramático y como testimonio de la guerra en Japón. El problema ha sido la pareja protagonista.

El pasado de exprostituta de la mujer ha hecho que sea incapaz de sentir placer con el sexo y parece que sólo disfruta con el fuego y los bombardeos. Mi explicación a esto es que quiere ver arder el mundo que la ha tratado como un objeto y la ha destrozado mentalmente. El problema es que esa idea tan potente en manos de una autora con un mínimo de conciencia feminista ni se ha plasmado de manera evidente ni la he percibido en la lectura aunque fuese sutilmente. Más me ha parecido que su pasado es una pobre excusa para el morbo y para meter desnudos y escenas sexuales cada pocas páginas, por mucho que sea con un estilo minimalista en que no se ve gran cosa. 


Con todo lo que supuso la Segunda Guerra Mundial, resulta chocante leer una historia en la que su protagonista no quiere que acabe. Le dan igual las muertes, el sufrimiento o la destrucción que ve a diario a su alrededor, así que a pesar de sus circunstancias nos pone difícil sentir empatía por ella dado su egoísmo. Si respondiese a algo profundo, tendría un pase, pero es que sólo percibo que le gusta el juego de luces del fuego y los bombardeos porque es lo único que paradójicamente la hace sentir viva. Desde luego es una historia con un enfoque que se aleja de lo que podemos encontrar. Lo malo es que dicha premisa no creo que esté bien plasmada. Aunque el manga sea obra de una mujer, se basa en una novela de un hombre y si de por sí el machismo en Japón en la actualidad sigue siendo horrible, pensemos en un autor masculino de mediados del S. XX. Lo que plasma como su idea de una mujer exprostituta (promiscua, adúltera, vive sólo para el sexo) me parece que está a medio camino entre la fantasía y el desprecio, algo que precisamente coincidiría con la perspectiva del protagonista masculino.

Por parte de él, no he terminado de tener claro si la acaba amando o no; si la desprecia por su pasado o si le da igual. De apostar, diría que la ama hasta cierto punto, pero no la respeta porque su pasado está manchado y ella está rota y es incapaz de amar normalmente. Se unieron por beneficio mutuo, ella se libraba de ser enviada a las fábricas y él obtenía una amante, una compañera y alguien que se encarga de ir a buscar alimentos mientras él trabaja de escritor (esto me sirve de "prueba" de lo que decía antes de relacionar al autor con su protagonista). Se entiende que es una situación temporal mientras dure la guerra y que después, si siguen vivos, él buscará a una mujer más digna como esposa. En definitiva, un hipócrita. 

Aparte de esta pareja existe un secundario, un viejo desagradable, lascivo y morboso que disfruta con las desgracias ajenas. Representa de maravilla lo peor del ser humano en semejantes circunstancias, eso no se puede negar.

La mayor baza de un manga es la potencia gráfica que tiene para mostrar los sentimientos o el terrible escenario que en este caso se tiene de fondo y me temo que este estilo cercano al gekiga es demasiado inexpresivo y plano para mi gusto.

En definitiva, Una mujer y la guerra es, sobre todo, la historia de una mujer rota en un país que se hunde, pero me temo que no plasma la intensidad que tiene esta idea. No hay nada positivo que sacar de su planteamiento nihilista y oscuro, algo que tiene sentido en un relato bélico, pero no tanto en una obra sobre personajes por mucho que su contexto sea el de guerra, no sé si me explico. Sin duda, es una historia diferente y no me arrepiento de haberle dado una lectura, pero solo eso, no será de las que conserve en mi memoria o estantería por el desagradable retrato que hace de sus protagonistas, así que tampoco iré por la novela, bastante ha sido esta adaptación.