domingo, 25 de abril de 2021

The Beast, de J. R. Ward

Sigo con los libros de la Hermandad de la Daga Negra, que ya que he cogido carrerilla tengo intención de leer todos los que hay hasta el momento. Después de haber empezado el spin-off en el anterior, hoy retomo la saga principal con el que ya es el 14°. A continuación, siguiendo el orden de lectura que la propia autora recomienda (aquí), tocará Blood Vow.

Como llevo diciendo ya varias reseñas, inevitablemente habrá spoilers estando a las alturas que estamos. 

Argumento

Gracias a los descubrimientos de Trez, la Hermandad supo que los restrictores estaban haciendo dinero vendiendo drogas que llevan la marca de un símbolo de la lengua antigua vampira. Esto les llevó a Assail, el actual distribuidor de Caldwell, quien aceptó romper tratos con ellos. No sólo les llevó en una caja la cabeza del actual líder de los restrictores, que era con quien trataba directamente, sino que les dio la ubicación donde se agrupan en esos momentos: una vieja escuela para niñas abandonada a las afueras.

Tras organizar y decidir la noche del ataque, la Hermandad al completo se dirige allí en compañía de Assail y sus primos Ehric y Evale. Unos minutos antes de llegar al momento acordado para el ataque conjunto, Vishous se acerca a Rhage para decirle que se marche a casa pues se ha dado cuenta que es en ese sitio donde él morirá esa noche, algo que sabe por las visiones que tuvo tiempo atrás. En lugar de hacerle caso, Rhage se lanza en solitario en lo que parece un ataque suicida.

En Lugar Seguro, Mary recibe una llamada del hospital vampiro, una llamada que llevaba tiempo temiendo. Annalye, la madre de la pequeña Bitty, está a punto de morir y debe llevarla allí para que se pueda despedir. Lo que no imagina es que no va a ser lo peor que tendrá que enfrentar esa noche.

Reseña

Como ya hizo en El Rey, la autora recupera a una de sus parejas iniciales, en este caso Rhage y Mary, quienes protagonizaban el segundo libro, Amante eterno. Me ha chocado un poco porque creía que ya sólo tendrían espacio en los spin-off pero por mí estupendo pues, si sigue la tónica de Blood Kiss, en ellos el tratamiento sería de secundarios, mientras que si tienen un hueco en la saga principal es porque pasarán cosas realmente importantes.

En The Shadows, Rhage había sido una de las voces narradoras. La enfermedad mortal de Selena le trajo reminiscencias de la de Mary y eso desencadenó en él una serie de trastornos mentales que aquí se hacen más patentes y que conectan con un anhelo que tenía dormido: ser padre. Esto es imposible porque Mary no puede tener hijos a consecuencia de los tratamientos que le pusieron para la leucemia años atrás. Me ha parecido magnífica la forma en cómo lleva la pareja el asunto y en muchas de las escenas me ha tocado el corazón y me ha emocionado hasta las lágrimas como en la que Rhage debe coger por un rato al Pequeño Wrath (hijo de Beth y Wrath nacido al final de El Rey). Por mucho que éste sea el vampiro gracioso del grupo, es también el que tiene el corazón más grande. Si tanto él como Mary me enamoraron en su primer libro, en éste me han terminado de conquistar y lo agradezco porque tenía un poco de miedo a ver por dónde salía la autora.

Por otro lado, Annalye y Bitty no aparecen de la nada. Si hay algo que aplaudirle a J.R. Ward es cómo parece tener en su cabeza todos los hilos narrativos y no olvida a nadie. Ambas aparecieron en Amante confeso cuando precisamente Rhage junto a Vishous y Butch las salvaron del padre maltratador y de los restrictores la misma noche, convirtiéndose después en las primeras huéspedes de Lugar Seguro. En The Shadows supimos que la madre estaba embarazada por entonces, pero perdió al bebé y desde entonces estaba muy mal. 

No hay que ser un lince para saber el rumbo y destino que tendrá el libro en cuanto Bitty queda huérfana y sola en el mundo. Sí, hay muchas dudas por el camino: ella dice que tiene un tío, hermano de su madre, pero al que no recuerda; con lo mal que lo ha pasado no se sabe cómo puede actuar con otro macho vampiro y encima uno tan enorme como Rhage; la conveniencia o no de adoptar a una paciente de Mary... Dudas y cuestiones que se irán resolviendo poco a poco. La mayor de todas: qué hará la pequeña al descubrir la bestia de Rhage, esa especie de T-Rex en que se convierte. Es de mis partes favoritas. Imposible no adorar al bicho gigantesco que actúa como un perro guardián enorme y achuchable para las dos chicas. La niña nos ganará el corazón poco a poco por lo mal que lo ha pasado, por cómo se va abriendo y por lo maravillosa que es cuando la conocemos de verdad. En definitiva, el arco de estos tres personajes te genera una sensación de calidez y amor que es imposible no leerlo con una sonrisa en la cara pero también lágrimas en los momentos emotivos.

Del mismo modo que Rhage pasó por eso, Vishous también se pregunta por lo de formar una familia, algo también imposible para él y Jane dado que ella es, *ejem*, un fantasma. Me gusta el enfoque y la naturalidad con la que tratan el tema los dos dando otra perspectiva. Son una pareja diferente y tienen su propia visión de las cosas, prioridades y deseos.

En cuanto a tramas secundarias, la principal en este libro es la de Assail. No sólo rompió con los restrictores sino que parece estar decidido a dejar el mundo de las drogas. Lo hacía por ganar dinero y ya es tan rico que aún con la esperanza de vida de un vampiro tendría para el resto de sus días. Pero a costa de eso perdió a Sola que no quería seguir viviendo en el mundo del crimen arriesgándose a dejar sola a su abuela. No obstante, su adicción a la cocaína, que ya se intuía en el libro anterior, aquí ya es evidente y él mismo empieza a ser consciente de ello. Pero no se queda ahí su aportación y acepta una misión del Rey: infiltrarse en la glymera para ver qué andan tramando después de que Wrath disolviese el Consejo de aristócratas. Es un cambio bastante brusco en su vida pero tiene sentido: la pérdida de su amada, el respeto por la Hermandad después de haber luchado con ellos contra los restrictores y que Vishous le salvara dos veces. Sería hacer algo correcto por los demás pero también por él mismo. Su evolución en este libro y lo que hace al final le hace ganar muchísimos puntos. Me han vuelto las ganas de llegar de una vez a su libro.

Por otro lado, aunque sea un tanto destripe, en este libro se da al fin el parto de Layla quien descubrimos en el anterior que no sólo tenía un bebé en camino sino dos. Por cierto, lo que hace aquí ya es para ahostiarla a base de bien. SPOILER: Todo iba bien con el embarazo y a la muy idiota le da por hacer una ¿proyección astral? e irse al Santuario para investigar la ubicación de Xcor y su pasado. Claro, al volver a su cuerpo eso desencadena el parto prematuro y la cría está a un paso de morir... bueno, no, técnicamente muere pero el poder de Payne la recupera. FIN DE SPOILERS ¿Es o no es para odiarla? Cada libro que pasa cae peor y con motivos de peso para ello. Xcor también aparece aunque, menos mal, brevemente. Hacemos un sorprendente descubrimiento al respecto de él SPOILER: Resulta que es medio-hermano de Thor quien, si recordáis bien, era quien se iba a llevar el premio gordo de matarlo después de casi haber acabado con Wrath. FIN DE SPOILERS. Es decir, que sin la tripa de embarazada de Layla y con estas nuevas cartas sobre la mesa, ya está el terreno dispuesto para el libro de ambos que es el siguiente de la saga (sin contar spin-offs): The Chosen. Nada de lo que ha sucedido aquí me ha despertado especial interés en la pareja, todo lo contrario, así que a ver si su libro me convence o no. Lo sabremos próximamente. 

En cuanto a Throe sigue maquinando por ahí pero no aporta gran cosa salvo que... SPOILER Es muy divertido ver cómo Assail juega con él, haciendo como que le tira los tejos, mientras hace sus investigaciones. Resulta que vamos a tener otro bisexual en la saga después de Vishous, claro que Throe no parece estar por la labor de reconocerlo y salir del armario. FIN DE SPOILERS.

Cualquiera pensaría que ya había bastante tela que cortar en este libro con todo lo dicho pero la autora se saca una nueva carta de la baraja con una tal Jo Early, una humana, que al final dará una de esas sorpresas-bomba que deja caer J.R. Ward cuando menos te lo esperas. Su trama en este libro, al menos, deja entrever la posibilidad de que los vampiros y restrictores estén a un pelo de ser descubiertos por los humanos. Las pequeñas evidencias están ahí y con móviles que permiten grabar en cualquier momento y una mente que pueda unir los puntos...

Oh, y hablando de sorpresas-bomba de la autora, tenemos a la Virgen Escribana. Apareció brevemente en el anterior pero había estado desaparecida con anterioridad. De hecho, es evidente que algo ocurre con ella. Al principio se la describía como una figura que brillaba y era como mirar al mismo sol, pero ahora apenas emite la luz de una lámpara...

Un último comentario. Quizás por influencia del tono del spin-off, pero el libro tiene además unos momentos divertidísimos de bromas entre los hermanos a raíz de cierta inundación que genera Rhage y las consecuencias. Si ya me parecía un libro genialoso, con esa recuperación de momentos así ya lo terminó de bordar. 

En definitiva, un libro maravilloso. Lo acabo de terminar de leer y ya tengo ganas de volver a disfrutarlo. El reencuentro con mi pareja favorita de la saga no podría haber sido mejor y las tramas secundarias han estado mucho mejor de lo que esperaba. Un libro que me ha emocionado, me ha encantado y que he leído con una sonrisa en la boca o con lágrimas asomando. Me ha dado lo que pedía e incluso más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Y tú qué opinas? =D