miércoles, 20 de diciembre de 2023

El asesinato de Roger Ackroyd, de Agatha Christie

Quizás no sean las fechas más adecuadas para este tipo de historias por eso de tener la Navidad a la vuelta de la esquina, pero me apetecía volver a leer algo de la gran Agatha Christie y aquí vengo a contaros qué tal me ha ido con ésta, la tercera obra suya que completo.

Por situaros, este libro lo escribió en 1926 siendo su sexta novela. La primera, de 1920, fue El misterioso caso de Styles, novela en la que además presentaba a su célebre detective Poirot. Si quería seguir el orden cronológico de apariciones del peculiar detective belga debería haber leído Asesinato en el campo de golf, de 1923, pero el título y el contexto de ese deporte no me llamaban. Además, este libro por el que finalmente me decanté tiene el honor de ser la única obra de la autora en la lista de los 1001 libros que leer antes de morir. Con la de grandes obras que tiene, que me parece insultante que no salga Diez negritos como mínimo, tenía curiosidad por ver qué tenía de especial para que entre toda su extensa bibliografía fuese el único incluido.

Argumento

El doctor James Sheppard es el médico del pequeño pueblecito de King's Abbot, donde vive con su hermana Caroline. Como médico, además de atender pacientes, debe encargarse de tareas más tristes como certificar defunciones. La más reciente es la de la señora Ferrars. Ésta se ha producido por la ingesta de un exceso de medicamentos que tomaba para dormir, ¿ha sido accidental o un suicidio? La imaginativa mente de Caroline opta por la segunda opción. Según ella, el remordimiento por haber matado a su brutal marido (el informe de su hermano fue que murió por gastritis por exceso de alcohol) la llevaba tiempo atormentando y finalmente ha dado el paso. Aunque no se lo reconozca, en su fuero interno, James le da cada vez más crédito a esa teoría. A fin de cuentas, los síntomas de envenenamiento y gastritis son tan parecidos que podría haber sido el caso.

Además de la propiedad de la señora Ferrars, la otra gran mansión de la zona es la de Roger Ackroyd. Éste se casó años atrás con una viuda con un hijo, pero la felicidad duró poco y ella murió como consecuencia del alcoholismo. Roger crió a Ralph Paton como a su propio hijo aunque el chico ha acabado no siendo un hombre todo lo recto que esperaba Roger. En todo caso, los chismorreos del pueblo apuntaban a que los destinos tan parecidos de ambos por nefastos matrimonios de final triste a consecuencia del alcohol acabaron acercando a Roger Ackroyd y la señora Ferrars, por lo que esperaban un futuro compromiso. 

Como es previsible, la noticia de la muerte de ella impactará en Roger Ackroyd enormemente. No se imagina que él mismo será asesinado muy poco después. El principal sospechoso será Ralph, pero no el único: Flora, su sobrina y prometida de Ralph; Raymond, su secretario; Parker, el mayordomo; el Mayor Héctor Blunt, cazador y amigo; la señorita Russell, ama de llaves; o Úrsula Bourne, una de las doncellas. Y no olvidar un desconocido con el que se cruzó el doctor al volver a su casa tras cenar en la mansión con todos los demás la noche del asesinato. 

El detective Poirot se había instalado recientemente en el pueblo acabando como vecino del doctor Sheppard y su hermana. Aunque afirmaba haberse retirado recientemente, no puede negarse a ayudar en un caso donde todos esconden algo.

Reseña

Leyendo el argumento y avanzando en la historia, una realmente se pregunta qué tiene de especial para que lo hubiesen metido en la lista de los 1001 libros frente a muchos otros de la autora. El caso, a priori, no tiene nada muy especial: un asesinato, varios sospechosos, detalles que no cuadran y secretos que guardan los personajes que nuestro Poirot va sacando a la luz. Mismamente, el caso de Styles, su primera obra, era bastante similar en sus elementos más básicos.

En aquella primera aparición de Poirot teníamos a su amigo Hastings que narraba a posteriori todo el caso. Aquí, este papel lo desempeña el doctor Sheppard, que se convierte en el "Watson" particular de "Sherlock", es decir, Poirot. La narración que leemos la redacta el doctor igualmente y, como a Hastings, el detective nos muestra pruebas y evidencias que no terminamos de encajar y que él se niega a decir en la mayoría de los casos qué teorías le generan hasta más adelante, lo que es un tanto frustrante.

A medida que avanza la trama, vamos descubriendo los secretos y mentiras de los personajes y todas las piezas encajan al final en que tenemos al o a la culpable. Hasta coincide con la otra obra en dejarnos un planito para situarnos en la mansión. Como novedad, también se incluye un dibujo de la escena del crimen.


Al margen de esto, cabe decir que la entrada en escena de Poirot en el libro es francamente divertida. Estoy pensando en las adaptaciones al cine más reciente y cómo se han cargado al personaje que no sólo es un genio, sino que tiene unos momentos excéntricos y un tanto cómicos que lo hacen fascinante por el contraste con su capacidad mental.

En definitiva, como veis, no hay nada que haga sobresalir este relato de su primer trabajo o de tantos otros. Y sin embargo... Algo hay. Sí. Algo muy grande. Algo que me voy a callar porque debéis leer este libro sin saber por qué es especial. Sólo puedo deciros que lo es y que apenas había terminado el libro que lo volví a leer desde el principio para apreciar la genialidad de la obra. Quizás no resulta tan rompedor a ojos actuales, que tanta ficción de este género se ha producido, pero sí si nos situamos a principios del S. XX. Para quitarse el sombrero con esta autora, sin duda.

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